viernes, 1 de marzo de 2013

EL DISCURSO DE Hassan Nasrallah EN LA CELEBRACIÓN DEL NACIMIENTO DE MAHOMA.

Hassan Nasrallah

No  existe ningún medio que en alguna medida se halla referido a los acontecimientos que tienen lugar en el Medio Oriente, los de mayor poder e influencia dedican extensos espacios a dar continuidad a todos los hechos en “pleno desarrollo” que tienen lugar; visiones políticas, editoriales, opiniones, entrevistas etc, surcan a cada minuto los medios digitales e impresos;  criterios encontrados, similitudes de opiniones,  opositores,  tendencias y una cromática gama de adeptos y desafectos, cristianos, no cristianos, musulmanes, antisemitas, sionistas etc, etc, etc, emiten desde sus perspectivas filosóficas  las posibles soluciones para la región, o preconizan desde posiciones arrivistas las nefastas consecuencias que el mundo árabe puede determinar para el mundo.

Para un conocedor de esta región como Hassan Nasrallah, “la naturaleza de los conflictos que hoy existen sobrepasa la cuestión de las religiones y de sus diferentes denominaciones” [1] , en esencia responsabiliza en lo fundamental al estado sionista de Israel  por  el actual sistemas de cosas que predominan y que hacen imposible cualquier intento unitario de solventar los conflictos.

 No es menos cierto que los conflictos en la región no son exclusivos de la segunda mitad del siglo XX  son fundacionales, pero en ninguna medida puede exagerarse el papel de Israel en la región, pues aunque le corresponde una cuota importante, existen otros factores  que no son políticos, nos estamos refiriendo  a lo que  en su subsuelo existe: oro negro. 

Las potencias imperiales son la causa del surgimiento de Israel, y el petróleo  la energía que ha movido a los más mezquinos intereses políticos para engrosar el capital del mundo occidental; la actual vitalidad del Estado de Israel es tan solo posible gracias a la sustentación de occidente, de otra forma, no hubiera sido posible su surgimiento y sostén.

No obstante Nasrallah admite que:

 Hay este y oeste. Hay norte y sur. Hay tribus y clanes, etc. Hay estatutos sociales y tendencias diversas y variadas. Por consiguiente, no es justo caracterizar el caos, los desórdenes y los desafíos que existen actualmente en la región con una dimensión religiosa y sectaria. No es justo limitar a eso lo que está sucediendo porque la realidad es mucho más compleja”.[2]

Las diferencias encontradas de la región son vulnerables para las tendencias de unidad que  ocasionalmente asoman, de ahí la alta complejidad   del  caso sirio, por solo citar lo que  tiene lugar hoy, pues viene a seguir confirmando que son los recursos los que están en disputa, donde la excusa dimensionada es la salida de Assad del  gobierno, tras esa cortina  se trata de engatusar a  la opinión pública, pero en los salones donde se tejen los conflictos y se mueven los hilos de la alta política está claro de que lo indispensable para el caso  son las materias primas.
 
Para él,  “Lo que ha sucedido y lo que está sucediendo en esta región es en gran parte por culpa de esa entidad y en beneficio de esa entidad, de su estabilidad y de su preservación” [3]  se está refiriendo  a Israel; no precisamente al FMI, Banco  Mundial o Los Estados Unidos.

 Por otra parte los Estados Unidos  tratan de desmarcarse de la convulsa región para lo que queda de siglo XII:

 “Para elevar las exportaciones estadounidenses, respaldar los empleos norteamericanos, y lograr igualdad de oportunidades en los mercados en crecimiento de Asia, tenemos la intención de completar las negociaciones para una Alianza Transpacífica. Y, esta noche, estoy anunciando que iniciaremos conversaciones para una Alianza Transatlántica de Comercio e Inversión amplia con la Unión Europea, porque el comercio que sea libre y justo a través del Atlántico sustenta millones de empleos americanos bien remunerados” [4]

Se  reforzará el papel de Israel en la región, aún cuando la geoestrategia de occidente se mueva en términos globales hacia el Pacífico; pero la región no dejará de ser el jugoso manjar que es  por sus incalculables yacimientos de petróleo y gas; pues no solo es de interés para occidente, lo es también para países como China y Japón.

Para nada se menciona en la referida alianza  al mundo árabe, más bien se omite con  toda intención,  pues es la añeja  Europa el móvil para el encuentro con las economías mal llamadas emergentes; en términos políticos se pretende más la desactivación de esas economías  que el “próspero” comercio.

Habrá que seguir lidiando con Israel, pero para Nasrallah debe quedar claro que la génesis de las contradicciones que mueven hoy al mundo árabe tiene un fundamento económico, donde las actuales contradicciones entre grupos, sectas, religiones, clanes, etnias,  estados etc, son un componente adicional.  No se puede  estigmatizar a la región con la expresión de  que “siempre ha tenido guerras”, pues viene a ser  una excelente justificación para seguir argumentando la necesidad de sostenerlas.



[1] Nasrallah, Hassan. Discurso en el nacimiento de Mahoma. 25 de enero del 2013.
[2] Idem
[3] Idem
[4] Obama, Barack. Discurso sobre el Estado de la Unión. 12 de febrero del 2013.

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