martes, 31 de marzo de 2015

La historia: un fin envenenado

El fin de la historia pronosticado después del derribo del muro de Berlín y la estrepitosa caída de la Unión Soviética deslumbró a no poco “afamados” estudiosos en el prolifero campo de las ciencias sociales, atraídos más por la fuerza occidental que por las propias encrucijadas del desarrollo social, cayeron en el oscuro callejón de la seudo ciencia al negar el propio desarrollo, para ellos la historia vino a ser el fin, al igual que para los físicos cuando no vieron otra salida a la materia que no fuera la desaparición, en resumen, una dialéctica perdida por las mezquinas ideas de la supervivencia del sistema capitalista; así cayeron tras el paso del tiempo los “paladines” de los nuevos ensayos sobre la historia al contrastar la realidad  con sus nuevas teorías diseñadas. Más la propuesta  tiene antecedentes; la revisión de la historia ha estado en los lastres académicos de no pocas universidades; respondiendo a obediencia de mezquinas políticas que tienen por finalidad hacer un estilo global de cultura, que no es otro que el de romper las barreras de la nacionalidad, nación, soberanía e independencia.
Que se pretenda revisar las historia de la II Guerra Mundial no es nada nuevo, desde finalizada esa contienda, todos los medios occidentales minimizaron el papel jugado por el  Ejército Rojo; se exaltó hasta el infinito a los Ejércitos aliados; al primero se le estigmatizó por crear dictaduras en aquellos pueblos que liberaba a su paso, de implantar por la fuerza el socialismo en los países  que después fueron llamados Europa Oriental, como difamación por haber “pactado” con la Unión Soviética y permanecer bajo su órbita; a partir de entonces vio la luz Radio Europa Libre, que no fue otra cosa que un medio subvencionado por las agencias de inteligencia para la propaganda de desinformación que se dirigía hacia aquellos países, entre cuyos objetivos esenciales estaba el desacreditar la historia  en la misma medida que exaltaba los “valores” de una vida occidental desarrollada.
Que varios líderes europeos no reconozcan hoy esa historia no quiere decir que la historia se haya desvirtuado, en su esencia no se puede cambiar lo que fue por lo que nunca ocurrió, pues al hacerlo, no es enjuiciamiento crítico, es ante todo revisionismo con fines bien delimitados. Para  Wayne Madsen  los “Estados Unidos pretende así alcanzar 2 objetivos: destruir la zona de influencia de Rusia y acabar a la vez con la identidad rusa”.
Según Madsen “Los grupos que gravitan alrededor de aquellos emigrados a Estados Unidos, como la Fundación Heritage , el American Enterprise Institute (AEI) y la Brookings Institution , así como Human Rights Watch, fundada por George Soros, trabajan a favor de que se reescriba la historia de la Segunda Guerra Mundial. Al parecer, muchos de esos grupos neoconservadores e históricamente revisionistas preferirían que, en vez de reconocer la victoria de la Unión Soviética sobre el fascismo, se conmemorasen con tristeza las derrotas de los regímenes títeres de los nazis en los países bálticos, así como en Ucrania, Bielorrusia y Moldavia”.
Esos fines no son exclusivos a un país como lo es hoy Rusia, tales propósitos han formado parte de la política; lejos de estos escenarios las pretensiones coinciden, allí donde por diversas causas no se concuerde con las aspiraciones de “democracia" al estilo made in USA chocará con las barreras políticas que enfrentarán de forma encubierta o no.
Para Cuba haber hecho una revolución fue una “demonización” que paga cada día, cada hora y cada minuto; desinformación, guerra psicológica, revisionismo, guerra encubierta, guerra abierta, han formado parte desde sus inicios. La versión de Radio Europa Libre o Libertad, lo es la TV Martí u otras tantas emisoras que fueron puesta al servicio de una política sutil de enfrentamiento, como el papel jugado por la Voz de Las Américas y otras tantas de medio pelo de lenguaje rabioso, tendencioso y guerreristas, pero a la sombra del país que define y defiende los intereses de la “democracia” al antojo de hacerlo global.
Para el abogado de la Fundación Cubano Americana, Antonio Zamora, quien además ocupa asiento en la Facultad de Leyes de la Florida, nada defensor del proceso revolucionario en Cuba, expresó recientemente que a partir de sus viajes a Cuba en la década de 1990” fue cambiado definitivamente la imagen que poseía de su país natal”. Esa visión impregnada no es exclusiva a Zamora, ha sido la que los medios han dado y siguen dando de Cuba al mundo a través de sus medios potencialmente influyente a nivel global.
Otro tanto ocurre en los medios académicos en torno a la revisión de la Historia de Cuba, una pretendida “historia” republicana entre 1902-1958 desvirtúa el proceso revolucionario cubano durante esos años, con una proclividad a desconocer el papel de la generación del centenario; exaltando la imagen del dictador Fulgencio Batista. Así como no se reconoce el 9 de mayo para el pueblo ruso, tampoco se reconoce el 1 de enero para el pueblo cubano.
El 24 de febrero de 2015, en ocasión del reinicio de la contienda liberadora en el año 1895, Eusebio leal expresó:
“Y como decía hace unas horas un juicioso historiador: la historia de nuestras luchas todavía, a pesar de todo lo que está escrito, está por escribirse.  Faltan muchas biografías, muchos heroísmos, muchos silencios, muchas lágrimas que nadie enjugó que deben ser cantadas por los poetas, como pedía José Martí a José Joaquín Palma, cuando le decía a su ilustre amigo, biógrafo de Céspedes, bayamés de cuna:  “Lloren los trovadores republicanos sobre la cuna apuntalada de sus repúblicas de gérmenes podridos; lloren los bardos de los pueblos viejos sobre los cetros despedazados, los monumentos derruidos, la perdida virtud, el desaliento aterrador: el delito de haber sabido ser esclavo, se paga siéndolo mucho tiempo todavía.”
Tal es la disyuntiva, pues antes esos intentos no queda otra que la búsqueda de las raíces, de la identidad propia, de los valores que solo hacen posible la nación, la soberanía y la independencia; tal es el propósito ante una historia envenenada.
Documentos consultados
Intervención de Eusebio Leal el 24 de febrero del 2015. Tomado de Cubadebate.
El intento de los neoconservadores estadounidenses de revisar la historia de la Segunda Guerra Mundial. Wayne Madsen. Tomado de la Red Voltaire.
Ex abogado de la Fundación Nacional Cubano Americana rememora anécdotas sobre Cuba. Tomado de Cubadebate.