jueves, 12 de junio de 2014

APUNTES SOBRE LA VISITA DE RAMÓN DE LA SAGRA A LA REGIÓN CENTRAL DE CUBA, 1859-1860.

Rámón de la Sagra


En la Historia  Física, Económico-Política, Intelectual y Moral de la Isla de Cuba de Ramón  de la Sagra, publicada en el año 1861,  por la Librería de Hachette de París, aparece el recorrido que el ilustre investigador realiza por la región central de Cuba en busca de datos e informaciones que le propiciaran dar luz sobre los temas que se había propuesto desarrollar a modo de información y actualización, y  de otros que con anterioridad ya había obtenido a partir del año 1824 en que había realizado su primera estancia en tierras de la isla caribeña; hasta  el año 1835.

Este trabajo no solo pretendía apaciguar el espíritu  investigativo de la Sagra,  sería a la vez un compendio de información  para ser utilizada por la   corona española en la conducción de  los destinos de la isla, de ahí, el apoyo que recibiera por las autoridades coloniales desde su arribo a La Habana en agosto del año 1859; el conocimiento que de él se tenía  en  los círculos políticos, económicos e intelectuales, tanto en La Habana como hacia el interior, facilitó  su labor; la obra, es la continuación de lo ya iniciado.

No abordaremos sobre los temas investigados en sus  viajes hacia Matanzas, Cárdenas, Colón; o sus indagaciones en La Habana, al no ser los estrictamente necesarios que guarden relación con el viaje que tiene lugar hacia la región central de la isla en diciembre del año 1859; este fue compartido con el recién nombrado Gobernador y Capitán General de la Isla, José Serrano, Conde de San Antonio, en sustitución de Concha; el cual era a la vez acompañado por la Condesa de San Antonio, su esposa, oriunda de Cienfuegos, siendo esta villa su primer destino.

La estadía en Cienfuegos fue corta,  inmediatamente partió para la sureña Trinidad, alejándose de las fiestas y conmemoraciones que entonces se celebraron en ocasión de la visita de la primera autoridad.

De este primer encuentro con la legendaria villa deja en sus memorias que “el cultivo de la caña de azúcar ha excluido casi todo lo demás, y las familias pobres no hallan terreno donde ejercer la industria agronoma de las pequeñas fincas. Así también se han encarecido los precios de las sustancias vegetales indígenas[1]”…; idea que refuerza con la visita que realiza al Valle de los Ingenios; no siendo solo exclusivo a esa jurisdicción pues en otras la situación era análoga;  que en el caso de la región central tenía sus expresiones en las jurisdicciones de Cienfuegos, Sagua La grande y Remedios.

De los encuentros que sostiene con la élite de hacendados en la zona se informa de la producción y de las principales producciones agrícolas; pero resulta paradójico que de la Sagra no halla hecho referencia  en su obra a la penetración del capital alemán en la producción azucarera de aquella villa, pues su presencia era apreciable, fusionándose incluso con el de los ricos hacendados en esa zona; siendo esta una peculiaridad distintiva no solo para la región central, sino para la isla; en tal sentido, que “En 1860, el capital alemán controlaba  44 ingenios en la región de Trinidad” [2]; por lo menos en este viaje no hace alusión a ello, siendo dominante el predominio alemán en el rico valle in tramontano.

De su estancia en Trinidad es preciso tomar uno de los pasajes de sus recorridos con un hacendado de la localidad:

“Hablaba yo de esto con mi amigo, durante una de nuestras excursiones matinales, cuand0 al señalarme una cuadrilla de vigorosos negros, cortando caña cual si segaran yerba, me dijo, con profunda convicción y aludiendo, , sin duda, á mis precedentes reflexiones: Solo esta raza de hierro, puede soportar semejante fatiga, desde el amanecer hasta las 11 y de la  una al anochecer. ¿No es V. de mi opinión?, la Sagra. Ciertamente, le contesté, mientras que permanezca, por la necesidad o por la costumbre, invariable del sistema actual que tales esfuerzos exige(…)Mas esta introducción,  de difícil costosa  que es ya en el día, llegará a ser imposible: luego es preciso ó variar completamente el régimen actual del trabajo, para que sea practicable por otra gente, ó renunciar al cultivo de la caña(…)Tal es amigo mío, el problema vital para la agricultura cubana, y que sin demora den el Gobierno y los habitantes ilustrados y previsores, esforzarse en resolver, so pena de una ruina inminente”[3]

De este pasaje queda claro que conocía del destino incierto de la producción azucarera cubana al seguir utilizando la mano de obra esclava; pues el sistema era ya obsoleto; mantenido a la altura del año 1860 por medio de  un tráfico costoso e inhumano repudiado y perseguido; un freno al libre desarrollo de las relaciones capitalistas de producción. No rectificar sería costoso para los hacendados; las arrolladoras relaciones de producción capitalistas que sería introducidas en la segunda mitad del siglo llevarían a la ruina a una buena parte de los sostenedores del sistema de plantación.

Si por un lado deja constancia de la rica arquitectura, los palacios y las costumbres de la rica élite social, por otra manifiesta que…”la instrucción pública pide muy activos auxiliares en Trinidad y grande cooperación de las familias ricas (...) hay mucho que desear en su ramo, pues no se le da la importancia que merece”.[4] Para el agudo observador estaba claro que:

 “Si el movimiento progresivo, en las nuevas poblaciones de la isla, no es más rápido y sobre todo mejor ordenado hacia fines trascendentales, (…) no debe atribuirse  esta falta á los habitantes, promovedores de las nuevas empresas, los cuales tienen que luchar constantemente contra la impericia de algunas autoridades, demasiado fugaces, y contra vicios de la administración judicial” [5]

La referencia, aunque solapada deja claro que la administración colonial  es la responsable  de la situación; más al referirse a sus habitantes como “promovedores de las nuevas empresas”; ponen al descubierto la otra cara del sistema colonial en cuanto a la sociedad criolla que desborda ansias por los adelantos, mientras el poder colonial impone sus reglas; base de las contradicciones que llevaría al camino independista ocho años después.

Lo que en términos de educación obtiene, lo ve repetirse en las demás villas que visita; en Sancti Spíritus califica la enseñanza primaria de “deplorable”. Aunque  critica las debilidades del sistema ve la solución en los que…”por su posición social y crecida fortuna, pueden y deben contribuir á mejorarlo” [6] ;  apesadumbrado por el sistema educacional en Cuba mantuvo a lo largo del tiempo esta posición de la cual fue un ferviente defensor y sostenedor con su acción práctica, que lo llevaron constantemente a la búsqueda de fondos para las instituciones educativas; tocando incluso a la puerta de la propia Condesa de San Antonio.

Como en recorrido anteriores por La Habana, Matanzas y Cárdenas; al dejar atrás a la villa de Trinidad, se ocupó en Sancti Spíritus por recoger todo tipo de datos sobre agricultura, comercio, educación, estado intelectual y moral de la población; particular énfasis ponía en sus pesquisas en la producción azucarera, especialmente en los adelantos que hasta entonces tenían los ingenios; pero sus indagaciones no llegaron a penetrar el que sería uno de los principales problemas del retraso de la región centro-oriental; el referido a las Haciendas Comuneras[7]; se había iniciado el deslinde de estas en esa jurisdicción desde el año 1856[8]; tal situación tampoco fue apreciada en su visita a la jurisdicción de Santa Clara. Tal estado de cosas relativas en sus bases a  la propiedad, si bien no constituía un freno para la parte occidental de la isla, al no existir este tipo de institución, eran para la región central uno de los más graves que arrastraban las autoridades coloniales, pero que la Sagra no divisó.

Como agudo observador puedo  la Sagra detectar la contradicciones entre la villa espirituana y la trinitaria; “conveniente sería que el espíritu de revalidad que las divide, profiriese el ramo importante de la instrucción, para sobrepujarse mutuamente” [9]; otras tenían lugar entre Santa Clara y Cienfuegos; Santa Clara y Sagua La Grande; pero no penetra en sus causas.

De regreso a Cienfuegos, pasa por la villa de Trinidad; en marzo de 1860 se encuentra ya de visita en la Jurisdicción de Santa Clara, iniciando su recorrido por el poblado de La Esperanza; visita el ingenio “La Candelaria”, propiedad de Juan Bautista Fernández; en el le llama la atención que el ingenio es operado en todas sus labores por una dotación de 47 chinos, estos bajo el régimen de contrata; no utilizándose la mano de obra de los negros esclavos; indaga sobre el aprendizaje de los chinos en la producción azucarera y de los resultados económicos; así como de las inversiones que en el referido ingenio se acometían.

Estudioso de la agronomía, botánico; indaga en la villa de Santa Clara por el cultivo del trigo; pues era una zona productora de esa gramínea desde el siglo XVIII; para su pesar no encuentra  las producciones de antaño. Entre paseos campestres y la lectura de un ejemplar de la Historia de Santa Clara y su Jurisdicción de Manuel Dionisio González termina su estancia; no sin antes  obtener datos sobre educación, ediciones periódicas, y adelantos en la producción azucarera. No caló, como hacíamos mención en el principal  retraso: la Hacienda Comunera.

Atraído por la experiencia del ingenio “La Candelaria”, visita en Sagua La Grande un ingenio donde se utiliza contratados chinos, dejará en sus memorias, “puede calcularse la utilidad que un empresario vizcaíno muy activo, que he visto allí, sacara del trabajo de 17 chinos que emplea, y á los cuales paga solo el salario de la contrata, ó sea 4 ps fs al mes y la comida(…) es una de las empresas más lucrativas y cómodas que ha producido fortunas inmensas”…[10] ; su interés no penetró en los costos sociales de un contratado chino; pues eran condiciones similares a la de un esclavo de plantación.

Como en Trinidad, no pudo apreciar la penetración del capital extranjero en esta zona; al ser el norteamericano preponderante; ni en el accionar de sus Sociedades Comerciales, en pugnas con los de la rica zona azucarera de Cienfuegos.

Más las limitaciones no son las intenciones; en su recorrido, la Sagra obtiene un caudal de información de incalculable valor que se acrecienta cada día ante el deterioro documental y la carencia de información de una parte importante de la vida colonial de la Isla de Cuba; la recurrencia es obligada para los estudios históricos, particularmente para la región central.



[1] Sagra, Ramón de la. Historia Física, Gnómico-Política, intelectual y Moral de la Isla de Cuba. Librería de Hachette. París, 1861. Pág. 62
[2] Álvarez Estévez,  Rolando; Guzmán Pascual, Marta. Alemanes en Cuba (siglos XVII al XIX). Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 2004. Pág.33
[3] Sagra, Ramón de la. Historia Física, Gnómico-Política, intelectual y Moral de la Isla de Cuba. Librería de Hachette. París, 1861. Pág. 85.
[4] Sagra, Ramón de la. Historia Física, Gnómico-Política, intelectual y Moral de la Isla de Cuba. Librería de Hachette. París, 1861. Pág. 68
[5] Idem. Pág. 191
[6] Idem. Pág. 72.
[7] La propiedad comunera surge de una forma especial de transmisión de la propiedad particular, consistente en la trasmisión del valor representativo de esa misma propiedad; indicado por la unidad monetaria que sirve para las trasmisiones(Alfonso, Velorio B. Las Haciendas Comuneras. Imprenta y Papelería de Rambla, Bouza y Cia. La Habana, 1914. Pág. 19).
[8] …”en la década de 1856-1866, se había iniciado la gran mayoría de los deslindes de las haciendas del término municipal y del partido judicial de Sancti Spíritus, a punto tal que casi todas las haciendas habían sido entonces iniciado y muchos terminados, habiéndose entregado enormes cantidades de tierra”…( Alfonso, Velorio B. Las Haciendas Comuneras. Imprenta y Papelería de Rambla, Bouza y Cia. La Habana, 1914. Pág. 215.
[9] Sagra, Ramón de la. Historia Física, Gnómico-Política, intelectual y Moral de la Isla de Cuba. Librería de Hachette. París, 1861. Pág. 115
[10] Idem. Pág. 216

lunes, 9 de junio de 2014

10 RAZONES PARA UN CAMBIO EN LAS RELACIONES CUBA-ESTADOS UNIDOS.

Cumbre constitutiva de la CELAC


La cúpula política norteamericana se encuentra hoy fragmentada en torno al tema Cuba, donde una  buena parte de republicanos y demócratas creen que en las actuales circunstancias carece de sentido  un aislamiento “perpetuo” entre las dos naciones.

Para republicanos como para  demócratas dentro y fuera del gobierno las opciones de cambio para la isla no serán producidas por las organizaciones y grupos que en esa nación existen; carecen de apoyo, ni tiene un programa viable que conduzca a que tales acontecimientos se produzcan, en todo caso han contribuido con sus acciones subversivas a afianzar el proceso revolucionario en Cuba.

Una parte importante del exilio cubano está  dispuesto a adoptar el cambio, en tanto las viejas generaciones-líderes- han perdido prestigio ante el exilio; al asumir una política desde sus inicios de aislamiento total, carente de todo tipo de vínculos.

La política sostenida por más de medio siglo de bloqueo ha aislado a  ese país de la comunidad internacional,  propiciando fisuras en el sistema de relaciones capitalistas, fundamentalmente con los países desarrollados de occidente, más acentuadas entre Europa y los Estados Unidos.

La tendencia integracionista en América Latina y el Caribe; su apoyo al proceso revolucionario cubano le plantea una disyuntiva de nuevo tipo a la política norteamericana que obliga a rediseñar todo el sistema de relaciones hacia el continente, incluidas las de Cuba en primer término, base  esencial de las principales fuente de contradicciones.

La Organización de Estados Americanos (OEA), no es el ente político, ni el espacio que pueda canalizar las aspiraciones de los Estados Unidos; ha quedado sin posibilidades de maniobras para alcanzar sus ambiciones; en tanto han surgido otros que apuntan a la defensa de los reales intereses de la región.

La estrategia de subversión ideológica y política hacia Cuba que contempla la creación de organización anti-revolucionarias; de líderes opositores; de prensa “independiente”; y de campañas mediáticas; imposibilitan su  accionar desde una posición de enfrentamiento y aislacionismo; que al mantenerla provocaría divisiones en la llamada disidencia cubana.

Los cambios  internos operados en Cuba con el nuevo modelo económico, al producir una apertura al capital extranjero con viables posibilidades de éxito, provocan la ruptura del bloqueo, encaminando a  la isla hacia un desarrollo sostenible;  ello repercute negativamente en el mundo empresarial norteamericano, marginado por el bloqueo económico al no poder tener participación.

La política de guerra y agresiones contra Cuba ha fracasado en todos sus flancos, afianzando el proceso revolucionario cubano, mostrando ante el mundo la capacidad de  adaptación  ante las diferentes contingencias a que ha sido sometido; lo que ha reforzado  el prestigio de la revolución ante la comunidad internacional, particularmente en América Latina y el Caribe.

Las viejas rencillas “anti castristas”, y de “dictadura”, manipuladas sistemáticamente  por la prensa en los Estados Unidos no tienen el efecto de antaño; al carecer de toda objetividad, solo es sostenida por la extrema reacción anti cubana y por algunos políticos de la derecha y extrema derecha norteamericana en ambos partidos.








martes, 3 de junio de 2014

UNA ENTREVISTA A LUIS SUÁREZ QUE RECOMIENDO LEER.



“Cuba es una isla, no una ínsula”


Por Martín Granovsky

Vive, investiga y enseña en La Habana, donde integra el Comité Académico de la Maestría de las Relaciones Internacionales que dicta el Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García, adscripto al Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba. Y al mismo tiempo el politólogo Luis Suárez Salazar disfruta no sólo de los intercambios en América latina (fue miembro directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y es un participante activo de sus encuentros), sino también de los Estados Unidos.

En Nueva York, Suárez Salazar participó de un seminario de puesta al día sobre Cuba organizado por Clacso y el observatorio latinoamericano de la New School. Después voló a Chicago para el congreso de Asociación de Estudios Latinoamericanos. Allí, en el espacio de Clacso, accedió a dialogar con Página/12 sobre lo que Cuba llama desde 2011 “actualización”, que es el cambio económico pero no sólo eso.

–En los últimos años los cubanos con los que uno puede hablar –funcionarios o investigadores, o alguna vez ciudadanos de a pie en La Habana– parecen conjeturales, cercanos a los escenarios de ensayo-error y esperanzados en que las transformaciones sociales salgan bien. Dicen mucho “creo” y “ojalá”.

–Realmente hoy en diferentes sectores de la sociedad cubana uno encuentra muchos márgenes de incertidumbre relacionados con el impacto de la actualización. En la vida cotidiana, en la familia… En todo.

–¿Por qué justo ahora?

–Porque es el momento en que la actualización está afrontando uno de sus temas más complejos, que es la eliminación de la doble dualidad monetaria. No es un acto simplemente administrativo. No es una decisión abstracta sobre si la economía se queda con el peso cubano convertible o con el no convertible. Tiene que ver con un hecho real, y si la estructura económica del país no puede sustentar la decisión, al final podrían reproducirse fenómenos ya ocurridos en otros países. Podría pasar que se cambia la moneda, pero la inflación te la devora y te va quitando los ceros. Por eso es mejor no simplificar la realidad.
–No es un juego de letras entre el peso cubano, el CUP, y el peso cubano convertible, el CUC.

–No. Al final del camino de la eliminación de la dualidad en lo económico y social el problema mayor es saber cuál va a ser el poder adquisitivo real de la moneda, sea cual fuere. Cuántos bienes y servicios puedo adquirir para satisfacer las necesidades básicas y esenciales. Eso les genera incertidumbre a muchas personas. Ya hay una especie de acostumbramiento a la dualidad monetaria. Las personas y las familias vienen estableciendo estrategias frente a esa realidad. Sin considerar el mercado negro, que es otro asunto, un cubano domina el panorama de cuatro mercados, incluyendo el de los cuentapropistas.

–Sea mala o buena para cada uno, ésa es la realidad de la costumbre cotidiana.

–Y a partir de allí puede haber un elemento de contradicción, porque todo proceso complejo genera contradicciones. Lo esencial, por supuesto, es que la economía tenga capacidad de sustentación. Que sectores claves como el alimentario no dependan tanto de las importaciones, porque además importarían inflación. Y que, a la vez, se realice con éxito el reordenamiento empresarial para la llamada empresa estatal socialista. Si no hay una medida única para evaluar la eficacia, todo se distorsiona. El sector estatal sigue siendo un componente enorme de la economía y funciona con más de una moneda.

–Pero el plan de actualización económica quiere reducir el peso del sector estatal de la economía.

–Sí, la apuesta es que el sector estatal mantenga un peso de sólo el 60 o el 70 por ciento. Cuba era una de las economías más estatalizadas de los procesos socialistas. Estaban fuera los pequeños agricultores y las cooperativas agrícolas. El Estado mantiene el control del comercio exterior.

–Los cubanos, funcionarios y no funcionarios, también parecen metidos de lleno en una dinámica que tendrá mucho de ensayo-error.

–No hay sólo incertidumbre. También cuentan los deseos y las expectativas. Aunque los lineamientos aprobados por el congreso del Partido Comunista plantearon un grupo grande de objetivos, quedaba claro que de hecho habría espacio para una cierta dosis de ensayo y error. También habría espacio para que surgieran nuevas demandas o exigencias que –aun cuando no hubiesen sido expresadas– habría que abordar. Como no soy adivino pero creo que la prospectiva sí es importante, para el análisis yo me muevo en una gama de escenarios. Pero en última instancia todo se moverá con tiempos políticos.

–¿Cuál es el peor escenario?

–Que el impacto de la actualización sea muy adverso, y eso con independencia de la voluntad colectiva. Si es muy adverso puede crear costos sociales y políticos que la sociedad no esté dispuesta a absorber.

–¿Hay otro escenario menos crítico?

–Bueno, el proceso de actualización se basa en una secuencia política. Deberá ir creando a cada momento los consensos políticos necesarios para avanzar. Sin consensos no se puede construir un 40 por ciento de la economía que no esté en manos del Estado.

–Eso supone el funcionamiento de nuevos actores. De nuevos sujetos que hoy ni siquiera existen.

–Más actores, sí, y sobre todo más actores convertidos en sujetos con capacidad de elaborar políticamente los consensos. Y a su vez sujetos capaces de servir como elemento de diálogo para permitir que las personas sean escuchadas.

–No hay un consenso único, de una vez y para siempre.

–No existen los consensos ad eternum. Y agrego algo más, por si la complejidad no bastara. Algo que en mi análisis tiene que ver con un hecho real y objetivo: en Cuba estamos en una transición generacional. En estos momentos todavía están actuando cinco generaciones políticas. No hablo de demografía. Hablo de una generación determinada como tal por el momento en que cada uno entró a la vida política. Una es la generación histórica.

–Esa primera generación sería, supongo, la que protagonizó la revolución.

–La misma. Tiene peso no sólo en el liderazgo, sino también en el conjunto de la sociedad cubana. Como fruto de la obra de la revolución se incrementó la esperanza de vida y hay mucha gente por encima de los 75 años políticamente activa, de lo nacional a lo comunitario. Mi padre tiene 90 y todavía está haciendo política.

–¿Qué hace?

–La emisora local de su pueblo le pide opiniones y él habla. También trabaja en el Consejo de Defensa de la Revolución dentro de la comunidad.

–¿Cuál es la segunda generación?

–La llamada generación guevarista. Es la mía. Los que entramos a la vida política en los primeros años posteriores al triunfo de la revolución. La primera tarea política que tuvo mi generación fue alfabetizar. Hablo de “generación guevarista” por la influencia que tuvieron en no- sotros la personalidad del Che, su pensamiento, sus ideas sobre el papel específico de la juventud, su concepción sobre el hombre nuevo… Sentimos que nos entregaba un proyecto de vida ético asociado al internacionalismo, a los valores morales, a pensar de manera distinta del marxismo.

–¿Tercera generación?

–La de la revolución institucionalizada. La que empieza a hacer política con la primera Constitución, en 1976, cuando también entrega el derecho de sufragio a los 16 años. Esa generación puso los sargentos y los soldados para Angola. Y empezaron a ser diputados, y fueron asumiendo responsabilidades sociales a veces a edades poco pensadas.

–Vamos a la cuarta generación.

–Después viene la generación del período especial. La que entró a la política cuando se estaba derrumbando todo. Se caían el campo socialista, los sueños, las ideas… Una etapa enormemente compleja. En ese período se de- sarticula algo: la idea de que con el estudio continuo y con el trabajo podía lograrse progreso material y social, ascenso social. Que se podía aspirar a mejores salarios y a otro nivel de vida, incluso en relación con tus padres. Se notó esa desarticulación cuando muchos graduados universitarios tuvieron que buscar otros empleos, distintos de los que querían ejercer cuando habían estudiado. O cuando muchos no terminaron sus carreras. Abandonaron más los varones que las mujeres, y eso se nota hoy en el mundo del Estado cubano.
–Las mujeres terminaron de calificarse en aquel momento y actualmente son funcionarias del Estado.

–Sí, a distintos niveles. Igual, con todos los derrumbes que sufrió y presenció, esa cuarta generación siguió participando de un milagro político. El milagro es que la Revolución Cubana haya seguido siendo sustentable. Yo hablo del heroísmo cotidiano de un pueblo, como sujeto colectivo.

–¿Quinta generación, profesor?

–La generación de la batalla de ideas, para usar una expresión que Fidel utiliza desde hace muchísimos años. La generación que entró a la vida política a comienzos del siglo XXI. Lo de Elián movilizó a muchos jóvenes, a muchos estudiantes.

–Claro, esa historia es exactamente del año 2000. Elián González tenía seis años y su madre lo sacó de Cuba en una balsa, pero ella murió en el camino y su padre, que había quedado en Cuba, reclamó la devolución del chico a los Estados Unidos.

–Fue una enorme batalla. Bien, vuelvo al comentario inicial sobre las generaciones y su actuación en la construcción de consensos políticos: esas cinco generaciones todavía estamos participando. Por el orden lógico natural de las cosas, una generación histórica está terminando su ciclo político y la generación guevarista está en un intermedio. No se nos mira como el relevo. Para mí, el peso mayor de la actualización va a recaer en las otras tres generaciones: la de la institucionalización, la del período especial y la nueva, que ya lleva como mínimo diez años haciendo política. Quienes estudian las juventudes cubanas plantean que hay una inversión de prioridades. Han descubierto que hoy están primero la formación profesional y la familia y recién después viene el proyecto social. Antes era al revés: el proyecto social venía primero. Pero no cerremos todo allí. La investigadora María Isabel Domínguez plantea que cuando se indaga por las identidades prepondera el sentido de pertenencia. Tienen identidad nacional: “Soy cubano”, dicen. Ojalá que se identificaran mejor como latinoamericanos nacidos en Cuba, pero ése es mi gusto, ¿no? Lo cierto es que antes de definirse como mujeres, campesinos o lo que fuera, señalan un territorio: Cuba. A veces hay desconfianza, pero no se tiene en cuenta que también esa generación participó de una discusión sobre los lineamientos de la que fueron parte siete millones de cubanos. Vuelvo al tema de los consensos. Cuando hablamos de un socialismo próspero y sustentable, ¿qué van a entender estas generaciones por prosperidad?

–¿Qué van a entender?

–Lo veremos. Insisto: no hablo con desconfianza, sino con la idea de que el futuro no está cerrado, entre otras cosas por el peso que tiene la participación. La participación es uno de los grandes consensos actuales de la sociedad cubana. En la primera elección popular –las elecciones generales de 2012/13–, un 85 por ciento de los ciudadanos ejercitó su derecho al voto. Y el voto es voluntario, lo cual implica que hay una gran masa de gente comprometida con el proceso de actualización. Así como hay población económicamente activa, hay población políticamente activa. Son cubanos que participan de distintas maneras y muchas veces desde muy jóvenes, en organizaciones estudiantiles. Yo tengo confianza en que el escenario más probable sea que la revolución siga contando con el consenso y con el tiempo necesario para redefinir el futuro. En esa lógica elevar el nivel de la participación y la calidad de ella es importante. En Cuba hay muchos canales de participación ciudadana. Votan los que tienen de 16 para arriba, pero no sólo se participa votando. Es necesario crear mecanismos institucionales para incrementar la participación en la toma de decisiones.

–Y en una dinámica de ensayo-error, ¿quién tendrá la legitimidad de señalar qué es error y qué no?

–La calificación de cuál es el error tiene que ser colectiva. Esto lleva anexo un mayor proceso de descentralización. Creo que a la planificación y al plan hay que mantenerlos. Pero esa planificación tiene que tener un nivel mayor de descentralización y un mayor nivel de democratización para el debate. Discutamos la participación de los trabajadores en las empresas estatales. No quitemos responsabilidad a los administradores, pero reactivemos el movimiento sindical. Que los estudiantes tengan mayor participación. En una sociedad compleja no pretenderás que todo se realice por grandes discusiones nacionales. No basta.

 Y tampoco buscarás que nada de lo que ocurra deje de interactuar con los tiempos políticos.

–Y está el mundo, que sigue andando.

–La revolución es lo que es hoy (tal vez no lo que hubiéramos querido, pero así es) porque forma parte de una revolución inconclusa, en proceso o en de-sarrollo, de América latina y del Caribe. Como hoy el entorno es favorable a Cuba, toda la actualización se va desarrollando dentro de un contexto favorable.

–¿Qué es exactamente lo favorable?

–Acciones como las del nuevo gobierno mexicano, de reestructurar la deuda. La transformación de Brasil en el primer inversor privado. El entorno global importa mucho. Evidentemente uno de los problemas permanentes planteados a lo largo de la nación cubana –ahora hablo de la historia de la nación y no de la historia de la revolución– es cómo interactuar entre una pequeña isla que primero quiso ser independiente y después quiso ser socialista frente a una potencia que tiene un proyecto radicalmente opuesto: la dependencia, e incluso en algún momento la anexión. Allí importan el nuevo papel de China, esta posición de Rusia en el mundo, la eventual ampliación del grupo Brics, de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. ¿Se sumarán la Argentina y otros países? Si ese grupo se amplía y profundiza su labor, mejor para Cuba. El país avanzó muchísimo en relación con América latina y el Caribe. Hoy mantiene dentro de la región las mejores relaciones históricas no sólo en la revolución, sino en toda su historia: Celac, Caricom, Alba, visita de Estado del presidente mexicano al comienzo del mandato. Cuba es una isla, pero no una ínsula. No vive en una campana neumática. Para mí es importante que cuando hablemos del futuro posible lo miremos asociado a los futuribles de lo que va a pasar en América latina, en el Caribe, en las relaciones de los Estados Unidos, en el mundo multipolar que se está construyendo, en la apuesta a una América latina unida y a un mundo multipolar. Ojalá logremos evitar que no se vuelvan a dar perniciosas reconcentraciones económicas que en un momento determinado puedan provocar trastornos políticos y sociales.

Publicada en Cubadebate.