sábado, 15 de diciembre de 2012

CONVENIO DEL ZANJÓN. RELATO DE LOS ULTIMOS SUCESOS. M. GÓMEZ

Kinstong, 23 de abril de 1878.

Dirigido a J. Bellido de Luna.

“No era de extrañar que el convenio celebrado el 10 de febrero entre cubanos y españoles para poner término a la guerra que hacía nueve años ensangrentaba a la isla de Cuba; causara tristísima impresión en el ánimo  de los que siempre pensamos que sería un hecho la independencia del país”.
  
Advertencia

"Parece que la opinión de muchos, es, que he representado el principal papel en aquel asunto.....”.

Así da comienzo el extenso expediente  que a modo de relato fue enviado a imprenta   (propiedad de Pedro A. Pomier), del cual se posee una copia manuscrita en el Archivo Histórico Provincial de Santa Clara, Villa Clara,  escrito a pocos días de haber llegado a Jamaica  a principios del año 1878 el ilustre general mambí.

Sólo a este ilustre general cabe el pensamiento:

 “ …aceptaré sumiso cualquiera que sea el fallo que sobre mí recaiga, pero mientras tanto rechazo y protesto contra toda inculpación que se me quiera hacer, aunque no sea más que la sencilla razón de que no le concedo á ningún cubano más interés que el que he tenido por  conseguir la independencia de Cuba, no obstante de ser un extranjero”.

El relato desde la perspectiva del soldado, se inicia  a partir  del año 1871, exponiendo los principales acontecimientos que en orden acumulativo fueron degradando la campaña y los nobles intereses por la independencia, para concluir con las más profundas aseveraciones desde su pensamiento militar:

“Largo tiempo hacía que estaba en la mente de todos la necesidad de un Jefe Superior Militar que imprimiera unidad de acción al ejército é hiciera que la disciplina no fuese una ilusión; más, ambiciones por una parte y temores á la dictadura por otra no permitieron que la revolución tuviese un hombre que la dirigiese siendo esta en mi concepto una de las principales causas de su pérdida “.

Para luego concluir:

“ Dirigidos por un gobierno puramente civil obra de una  cámara de representantes que coartaba los medios de acción al Ejército privándole de libertad, su existencia corría efímera y triste y solamente a los esfuerzos tiránicos de los jefes militares debió su existencia; no se oía allí la voz del militar que manda al soldado al combate, solo la palabra del Diputado que defendía los derechos del pueblo; se habían puesto en práctica bellísimas teorías; establecido instituciones democráticas y  constituido en fin una República; todo bellísimo, más en mi opinión no se debía estar por lo bello sino por lo útil, porque se exponía la Revolución á morir de consunción con sus lujosas galas de leyes y democracia: se necesitaba ejército y era lo que no se trataba de hacer, se pusieron en practica y con tal entusiasmo las doctrinas  democráticas republicanas que en poco tiempo era ficticia la disciplina y la obediencia convencional “.

Se anexan además copias manuscritas de varios documentos:

Documento 1.

19 de agosto de 1875.  Dirigido por Tomás Estrada Palma a Máximo Gómez.

Documento 2.

31 de marzo de 1876. Dirigido por Máximo Gómez al Secretario de la Guerra del Gobierno de la República en Armas.

Documento 3.

28 de marzo de 1876. Dirigido por  Máximo Gómez al Secretario de la Guerra.

Documento 4.

17 de marzo de 1876. Dirigido por el Coronel Francisco Jiménez al Presidente de la República en Armas.

Documento 5.

22 de junio de 1876. Dirigido por Máximo Gómez al Presidente de la República en Armas.

Documento 6.

4 de agosto de 1876. Dirigido al Teniente  Coronel José Gómez, por el Comandante Ángel Tasmanio, Capitán Miguel Alayón y el Teniente Felipe Rodríguez.

Documento 7.

10 de septiembre de 1876. Indultos en ocasión del Octavo Aniversario de la inicio de la gesta independentista.

Documento 8.

18 de marzo de 1877. Dirigido al Mayor General Vicente García por Máximo Gómez.

Documento 9.

18 de marzo de 1877. Dirigido al Mayor General Vicente García por Máximo Gómez.

Documento 10.

19 de marzo de 1877. Dirigido por el Mayor General Vicente García a Máximo Gómez.

Documento 11.

20 de marzo de 1877. Dirigido por Máximo Gómez al Mayor General Vicente García.

Documento 12.

30 de marzo de 1877. Dirigido por el Mayor General Vicente García a la Cámara de Representantes del Gobierno de la República en Armas.

Documento 13.

6 de abril de 1877. Dirigido por la Cámara de Repr5esentantes del Gobierno de la República en Armas al Mayor  General Vicente García.

Documento 14.

3 de octubre de 1877. Dirigido por Máximo Gómez a la Cámara de Representantes del Gobierno de la República en Armas.

Documento 17.

3 de octubre de 1877. Acuerdo de la Cámara de Representantes aprobando la renuncia del Mayor General Máximo Gómez.



Imprenta de Pedro A. Pomier.
No. 12, S .E. Corner of Orange Street and Water Lane.
Kinstong, Jamaica.


Fondo: Colección Manuel García Garófalo. Archivo Histórico Provincial. Santa Clara. Villa Clara. Cuba. Expediente: 330. Legajo: 6.







martes, 11 de diciembre de 2012

PRESENCIA CHINA EN SANTA CLARA, SIGLO XVIII

En un trabajo anterior abordamos algunas de las peculiaridades de la entrada de los chinos a Cuba; de los maltratos a que fueron sometidos al llegar a la isla  en momentos en que la búsqueda de nuevas alternativas  de mano de obra se hacía indispensable para  salvar un régimen productivo asentado sobre la base de la mano de obra esclava.  Es a partir de la década del 40 del siglo XIX que tiene lugar una entrada masiva de chinos, teniendo lugar una inserción  de un nuevo grupo social en el panorama  del proceso de formación nacional cubano.

¿Es posible encontrar presencia china en la Isla de Cuba con anterioridad a esa fecha?. Nuestros estudios más recientes del Fondo Anotadurías de Hipotecas del Archivo Histórico Provincial de Santa Clara, Villa Clara, confirman que ya desde el siglo XVIII se aprecia  la existencia de chinos en la isla, pues en la Jurisdicción de Santa Clara se detectan:

…” D. Juan López hipoteco a favor del Beneficiado D. Juan de Guzmán y Quintana vicario auxiliar un chino nombrado Jose Félix por la cantidad de doscientos cincuenta pesos que le presto”.[1]

Blas Díaz hipotecó un chino de nombre Manuel Félix Jiménez, por valor de $375,00, resultando acreedor Rafael Luján. Con anterioridad el chino había sido propiedad de José Ramón Veloz  Meyer y Manuel Salazar Acosta. [2]

Lo anterior confirma que desde el año 1785, se revela  la presencia china en la jurisdicción de Santa Clara  en condiciones de servidumbre o esclavitud; vinculada a las labores de haciendas. No conserva  su identidad  de origen, lo que hace suponer que están  sujetos  a un contrato,  peculiar  durante el siglo XIX.

Como mano de obra y mercancía, su valor se puede considerar alto y en ascenso pues a finales del siglo (1798) la hipoteca expresada correspondiente  al chino Manuel Félix Jiménez había aumentado en  $ 125.00 en relación a la realizada en el año 1785.

Las muestras detectadas, aunque aisladas, vienen a probar que desde muy temprano-siglo XVIII-se optó por la búsqueda de alternativas de mano de obra en otras áreas geográficas; no existiendo una dependencia exclusiva de la negra esclava  traída de África; aún antes del auge azucarero que tuvo lugar en la isla en la región occidental en la década del noventa de ese siglo.

Se tiene conocimiento de la existencia de mano de obra desde Centro América (México) a mediados del siglo XVIII, pero es la primera ocasión en que  se detecta de origen chino, para una  época tan temprana.

Si lo expuesto  es  revelador , de extraordinaria trascendencia es que “Manuela González hipotecó 2 casas, un tejar en las márgenes del río La Princesa con todos sus utensilios; y dos chinas nombradas, María Rosalía y María Celestina” .[3] Lo anterior (1806), nos brinda una visión totalmente nueva sobre la emigración china hacia la mayor de Las Antillas, pues esta incluye a  mujeres de esa nación,  lo que presupone al igual que los casos anteriores un régimen de servidumbre y de contrata.

Según consta en las Actas Capitulares del Cabildo de Santa Clara, hacia mediados de la década del setenta del siglo XVIII, los hacendados de la jurisdicción habían buscado incesantemente alternativas de mano de obra, e iniciado proyectos para su adquisición  a través de comerciantes establecidos en la Villa de Trinidad, lo que puede explicar-aún sin confirmar-las entradas  de chinos hacia Santa Clara, Villa ubicada hacia el interior y el centro de Cuba. Como se ha podido probar estas acciones que fueron ejecutadas por los regidores de esa institución, y llevadas a cabo de forma independiente con el aporte de capitales aportados por los hacendados de la jurisdicción, no existiendo disposiciones  del gobierno central en ese sentido.

Según consta en este mismo fondo, el 16 de octubre de  1844:

 “Por providencia del Sor. Teniente Governador de esta Isla Don Jose María Isla (…) manda entredicho a los bienes raíces y esclavos de los individuos que se expresan (…) que están comprometidos en la causa de sublevación ó conspiración contra la raza blanca. “ [4]

Como se consigna, en la relación, aparecen  52 negros, 2 chinos (Filomeno y Aróstegui) y dos blancos.  Mostrando  la prematura  incersión de los chinos en las revueltas y sublevaciones de esclavos  contra la esclavitud y el régimen colonial en la isla.

Lo  expuesto  viene a comprobar que el proceso de formación nacional cubano transita por complejidades inexploradas que requieren de tratamiento  e indagaciones que puedan aportar  objetivamente toda su dimensión y trascendencia.







[1] Fondo Anotadurías de Hipotecas. Archivo Histórico Provincial. Santa Clara Villa Clara. Cuba. Tomo I. 22 de noviembre de 1875. Asiento 26. Original manuscrito.

[2] Fondo Anotadurías de Hipotecas. Archivo Histórico Provincial. Santa Clara. Villa Clara. Cuba. Tomo II. 22 de octubre de 1798. Asiento 94. Original manuscrito.


3 Fondo Anotadurías de Hipotecas. Archivo Histórico Provincial. Santa Clara. Villa Clara. Cuba. Tomo II. 15 de abril de 1806. Asiento 224. Original Manuscrito.


[4] Fondo Anotadurías de Hipotecas. Archivo Histórico Provincial. Santa Clara. Villa Clara. Cuba. Tomo V. Folios 169(vuelta)-170. Original manuscrito.






lunes, 3 de diciembre de 2012

De la llegada de los chinos a Cuba




Hacia la segunda mitad del siglo XIX, el dilema sobre la abolición de la esclavitud planteó para los ricos plantadores y productores de azúcares de la mayor de las Antillas la “pertinaz” iniciativa de introducir mano de obra blanca, recomendación que el ilustre José Antonio Saco había constantemente formulado pero con pocos efectos prácticos.  El exceso de la población de color y los aires siempre presente de revuelta de la “negrada”, condujeron  a que la Junta de Comercio de la Habana, órgano en el que figuraban comerciantes, hacendados y representantes del gobierno en la isla, crearan la Junta de Población Blanca, cuyo fin estaría encaminado a la formulación de proyectos para la introducción de ciudadanos europeos y asiáticos, destinados a trabajar  en los ingenios u otras ocupaciones. Por Real  Orden de 2 de mayo de 1854, la corona española autorizó que se llevasen adelante los proyectos, no sin antes dejar establecido  un reglamento para los colonos que debían ingresar a Cuba; todo ello condujo a la creación de la “Compañía patriótica mercantil”, encargada de llevar a feliz término el trasiego humano.

Tales son las condiciones que hacen que el año 1856, lleven al chino Fulgencio a la firma de un contrato de trabajo por 8 años en la isla de Cuba; entonces tenía 22 años; natural de Amoy (Xiamen); carecía de elemental educación, al no ser la trasmitida por su familia y las tradicionales  de aquella antiquísima cultura; por ello no pudo estampar su firma ni representarse con su nombre de pila en el contrato; desde aquel mismo instante; fueron los agentes contratistas los autores de su  nueva identidad.  A partir de aquel día-10 de marzo- le comenzaría a correr un salario de cuatro pesos al mes y declaraba “que me conformo en el salario estipulado, aunque sé y me consta es mucho mayor el que ganan los jornaleros libres y los esclavos en la isla de Cuba”. [1]

Fulgencio J. Orh, que fue como quedó inscrito en el contrato asumía que “trabajaré en todas las faenas que allí se acostumbran ya sea en el campo. ó en las poblaciones”(…)”las horas de trabajo que serán fijadas por el patrono á cuyas órdenes se me ponga”(…) “Quedo desde luego sometido al orden y disciplina que se observe en cualquier  parte donde se me emplee, así como el sistema de corrección que esté en planta”(…) “Bajo ningún concepto podré durante los ocho años de mi compromiso, negar mis servicios á la persona á quien se traspase este Contrato, ni evadirme de su poder, ni siquiera intentarlo por causa alguna”[2] Tales eran  entre otras, las condiciones que para los culies chinos los hacendados  y comerciantes de la “Compañía  Patriótica” les imponían después de una larga travesía no exenta  de calamidades.

A finales del año 1856, hizo su entrada por el puerto de La Habana  donde fue internado de acuerdo a como era fijado por las Ordenanzas Coloniales a las cuales la compañía se veía sujeta a cumplir según había establecido la Reina Isabel II para el restablecimiento después de un largo trayecto marítimo.

Definitivamente pasó  a cumplir su contrato en Alacranes, pero antes fue sometido a un  acto de juramento en la Villa de San Juan de los Guines el 28 de enero de 1857, que lo despojaba de lo poco que aún le quedaba, entonces se comprometía a “guardar fidelidad á la expresada religión cristiana, romana, á S. M. la Reina Nuestra Señora”(…) no mantener relación de dependencia, ni sujeción civil alguna, al país de su naturalidad, renunciando a todo fuero, de derecho y protección de extranjería que pudiera favorecerle”[3];  en estas circunstancias, la posibilidad de  todo retorno a la patria quedaba invalidada; en el mejor de los casos era otro esclavo cuyo color de  la piel no era negro.

Estas y no otras fueron las causas de la masiva incorporación de los chinos a la independencia de Cuba al iniciarse la contienda el 10 de octubre de 1868, única solución posible a la trágica situación  en que se encontraban miles de chinos, sus destinos  estaban en el campo insurrecto;  podrían convertirse por lo menos en hombres libres a pesar de no regresar nunca a su patria de origen.

Gonzalo de Quezada y Aróstegui (1868-1915), colaborador de José Martí, refiriéndose  a la participación de los chinos en las gestas independentista del siglo XIX  en Cuba  definiría el alto desempeño que estos tuvieron en aquellos acontecimientos:
….”no hubo un chino en Cuba que no abrazara la causa de la libertad y cuando en nuestra patria redimida se rinda pleito homenaje al patriotismo y se erija  un monumento a los que compartieron juntamente con los esclavos negros y esclavos blancos, las victorias y sinsabores de la Guerra de los Diez Años, a aquellos que ayudaron a consolidar con su sangre la fraternidad y equidad en nuestra patria, cuando podamos levantar  al chino un monumento digno, bastará  grabar con caracteres indelebles en su pedestal estas palabras:
¡No hubo ningún chino desertor; no hubo ningún chino traidor ¡ [4]
El chino Fulgencio es tan solo un ejemplo, otros miles  estuvieron sujetos a iguales o peores situaciones que el medio-esclavitud- después les imponía.





[1] Fondo Ayuntamiento de Santa Clara. Legajo 1. Expediente 4. Archivo Histórico Provincial. Santa Clara. Villa Clara.
[2] Ob. Cit.
[3] Ob. Cit.
[4] Quezada y Aróstegui, Gonzalo. Los Chinos y la Independencia de Cuba.

Un domingo en el mecado de Buen Viaje de Santa Clara








sábado, 1 de diciembre de 2012

REHENES ENMASCARADOS




Tras la reciente votación en la Organización de Naciones Unidas  para poner fin  el bloqueo norteamericano a Cuba se puede objetivamente  resumir  que sólo dos escollos existen,  los votos negativos de Estados Unidos e Israel; es eufemístico-aunque cuenta- el de Islas Palaus. El entramado legislativo norteamericano es rehén de una vieja tendencia  anti comunistas de los tiempos de la guerra fría, que fue ensalzada con una rabia anti Castro  que perdura  cuando ya  el sistema socialista mundial sólo aparece como recuerdo, muy poco mencionado por los “monstruos” de la prensa.

Las medidas revolucionarias adoptadas por el gobierno  cubano de aquellos primeros años que siguieron al 1959 cancelaron todo tipo de continuidad de la gran propiedad  privada nacional o extranjera en  pocas manos; principal causa que diera  lugar a la política de confrontación y bloqueo del gobierno norteamericano contra Cuba, siempre alentada por aquellos  que abandonaron el campo cubano, haciéndose rehén esa política de un grupo de exiliados cubanos que desde entonces no admitieron otro tipo de relación bilateral entre ambos países; prefiriendo incluso la guerra y destrucción antes que cualquier intento negociador por poner fin a las hostilidades. Tales  tendencias se manifestaron según varias hipótesis en el asesinato de J. F. Kennedy, existiendo probadas razones de la participación de los grupos más reaccionarios de cubanos radicados en Miami en el magnicidio de Dallas.

Después del año 1989, no pudieron sostenerse por más tiempo los epítetos dados a Cuba como “satélite” de la Unión Soviética; la política de ahogo continúo, apostándose a partir de entonces por la insostenibilidad del proceso revolucionario en la mayor de Las Antillas, pues era generalmente admitido por las deferentes administraciones norteamericanas que la economía cubana era subvencionada por  aquel gran país. Enmascarados tras la  “amenaza” del socialismo de una parte y el lobby cubano americano por otra, tal como   en los sesenta el nudo norteamericano  continúo apretándose en los 90, para llegar a un nuevo siglo con dimensiones excepcionales.

Los “encariñados” pronósticos de Obama-primer mandato- sacaron a muchos equivocados sobre una posible solución de entendimiento entre Estados Unidos y Cuba de los sueños, vieron más de cerca la vieja  y maltratada expresión de que “un presidente en los Estados Unidos es rehén del sistema”, todo lo cual puede ser bien explicitado no solo por el caso cubano.

¿Es posible el “ansiado” cambio político en un segundo mandato de Obama?

La  “rotunda” victoria electoral ha dado una mayor capacidad de maniobra a los demócratas y parece que los republicanos se sientes más presionados para sostener un diálogo con sus opositores, lo que equivaldría a hacerle la vida al presidente un poco más sosegada en un nuevo período;  pero en ese “romántico” equilibrio no cuenta el bloqueo contra Cuba, pues las posiciones del republicanismo han sido bien claras en cuanto a su rotunda oposición.

Aún  cuando el estado de la Florida fue ganado para el campo demócrata, este fue  por un reducido margen; pero en extremo difícil de definir cómo se comportó el voto de los cubanos dado el amplio abstencionismo que caracterizaron  las elecciones en ese estado y en otros de la unión.  Puede parecer que  Obama está entonces en un escenario  favorable para dar algunos pasos en ese camino de acuerdo a los resultados, pero la realidad puede ser  otra y que esa comunidad continué siendo un bastión  republicano, pues una parte de los votantes sencillamente han castigado a Romney por exponer medidas restrictivas a los  viajes y remesas a la isla; política-que aunque con algunas restricciones-Obama ha favorecido.

Lo que considero más apremiante para la administración Obama es su rediseño político para la América Latina, pues virtualmente se ha situado ante una encrucijada dadas las exigencias del continente de un cambio de posición con relación a Cuba, dónde la comunidad de países ha expresado claramente que una nueva cumbre de las Américas no tendría sentido sin Cuba, situando a Estados Unidos entre la espada y la pared.

Cuba ha declarado reiteradamente su posición y su capacidad para sostener negociaciones sin límites ni restricciones, sobre la base de la igualdad de derechos y sin intromisiones en los asuntos internos de la otra parte. Las posiciones soberanas de la mayor de Las Antillas nunca han sido del beneplácito de esa nación, pues siempre ha intentado encauzarla bajo la orientación de un cambio político, totalmente inaceptable para   los cubanos.

Ante nuevas realidades un presidente demócrata puede encauzar un camino de negociaciones con Cuba, el costo puede ser alto, pero factiblemente posible, pues otras consideraciones no han sido abordadas  aquí y cuentan  en el balance general de las fuerzas políticas que están a favor de que este proceso tenga lugar.

En tanto de no conducirse por ese camino, la política norteamericana seguirá siendo rehén de  una minoría discapacitada de  Miami, y enmascarados, tendrá que transitar por el mismo camino de anteriores administraciones; parece esta la opción más ajustada a las actuales condiciones.