jueves, 17 de mayo de 2018

“El Zorro, vengador y furtivo”


La historia del “Zorro”, llevada una y otra vez a la gran pantalla sigue siendo la atracción de niños, jóvenes y adultos, sus éxitos taquilleros siempre justifican después de pasado un tiempo una nueva inversión en una producción más sofisticada y atractiva, donde siempre un final feliz tiene lugar, quedando todos los espectadores felices y contentos. El zorro, que es malicioso, intrépido, atractivo, comunicador, sensual, es inteligente, a todos seduce; cuando no, utiliza el látigo o  el arte de la espada, la cuestión es vencer, “siempre el bien sobre el mal”.

Los tiempos del zorro vengador y fugitivo han pasado y nuevos escenarios se le plantean al zorro, ahora en lujosa mansión blanca. Un séquito  intenta aconsejarlo en las viejas usanzas, prosélitos inseguros ante las reacciones inesperadas y exabruptos, son por ello partidarios hasta un día, ese en el cual sus consejos no se avengan con los caprichos del que todo lo puede al tener  el poder dinero.

En el gran aposento legislativo dos bandos-que es solo uno-se retuerce y en vano trata de disuadir al zorro, le cuentan los días, otros lo estigmatiza, revuelcan los lados oscuros del traje negro aunque tengan que llegar al descrédito de la vida privada o las lascivas desviaciones sexuales, en el juego todo cabe, el fin justifica la utilización de cualquier método.

El zorro juega, hace malabares, conoce  las intenciones de sus “partidarios” y los visibles de sus enemigos; tiene entre sus facultades el don de saber cómo hacer dinero, de ahí que la capa que lo protege sea tan fuerte y segura; en otras palabras, la economía es próspera. Tocado por los ángeles cree poder pisar los llanos, montañas, desiertos, páramos,  ríos y lagos, no importa la bandera, sea “amigo” o enemigo, así cree poder disfrutar el éxtasis del poder.

El zorro sabes cómo concertar con los amigos siendo enemigos, los atrae porque el poder, que no es solo visible, los hace renunciar de su superflua identidad mediática para ponerlos a sus pies, aún conociendo los delirios del hombre de la máscara y la capa negra. Así, mientras florece el dinero tocado por los intocables todo marchará, aunque  Bin Laden resucite y sea Presidente.
Los del poder mediático, desafinados en el concierto, les abruman los descréditos y falsas manipulaciones, obra de su propia obra durante  decenios; las facturas le pasan la cuenta, no ven la ansiada hora del decapitado zorro. El duro juego-lo comprenden bien-también deja sus dividendos, el mediano y bajo mundo les encanta los desafueros de los políticos, una migaja para sentirse felices porque la “crítica” está del lado de los que pisan las calles todos los días.

Así, mientras producción, distribución, mercado y consumo anden en armonía, bajando con ello la riqueza (ganancia), el Zorro será “amado”.