miércoles, 5 de febrero de 2014

Una Trilogía: El Herald-Alfonso Fanjul-Bloqueo

 El Nuevo Herald trata de alguna manera de sondear cuál es la reacción del exilio cubano ante un posible acercamiento entre los Estados Unidos y Cuba, mejor que los sondeos, apela a la "sensibilidad" de Alfonso Fanjul para determinar hasta dónde la vieja generación agrevisa y hostíl hacia Cuba puede colimar el ambiente de nuevas generaciones. La elección no es aleatorea, expropiado como magnate azucarero por la revolución, pudo levantar otro emporio en el exilio; vinculado al  lobby cubano, por años ha pretendido el cambio de régimen en Cuba; pero cuáles serían las condiciones para entablar negocios en Cuba; no queda claro, aún cuando tenga las "sanas" esperanzas de una efectiva reconciliación.

No por ello deja de ser un comentario más, al parecer ha llegado a la conclusión de que la política norteamericana es un estorbo para alcanzar ese fin; puede ser en resumen un cambio  de actitud que le costará mucho trabajo enteder a Ilena Ross; expresión de que "algo se mueve en la sierra". Mirando de cara a los próximo cinco años, a Estados Unidos no le quedan muchas alternativas políticas para poder seguir sosteniendo el bloqueo; las tendencias integracionistas en la región han venido a darle el puntillazo final.

Otros incentivos pueden estar también a la vista; quedar detrás sería como hacer el ridículo después de tanta abstinencia por una "Cuba democrática"; ven perder la capacidad de acción en las nuevas circunstancias en la cual el país se ha abierto a la inversión, sería como asistir en vida a su poprio entierro. Cuántos están "tentados" como Fanjul en un cambio en una comunidad acérrimamente anti-cubana; por ahora no estams al tanto de poder responder a esta interrogante, pero sin dudas el presente trabajo del Nuevo Herald, comienza a transitar por ese camino.

Alfonso Fanjul mira a Cuba como lugar de negocios cuando existan las condiciones legales

 

Washington Post Service

Alfonso Fanjul huyó de Cuba cuando era joven, dejando atrás las mansiones de su familia y grandes campos de caña de azúcar que le eran arrebatados por el régimen comunista de Fidel Castro.

En el exilio en Estados Unidos, Fanjul construyó un imperio azucarero aún mayor, al amasar una de las grandes fortunas de América del Norte y ser amigo de miembros del Congreso y Presidentes que se beneficiaron de su generosidad. Las heridas que dejó la salida forzada de su familia de Cuba lo llevó a convertirse en uno de los principales donantes del movimiento anticastrista en EEUU.

Actualmente, contrario a lo que todos pudieran imaginar, Fanjul, de 76 años, ha comenzado a mirar tentativamente a Cuba como un lugar para que él y otros empresarios de EEUU expandan sus empresas. Sin fanfarria, Fanjul comenzó a visitar la isla en su cumpleaños y a tener conversaciones con funcionarios cubanos de alto nivel.

“Si hay alguna forma en que las banderas de la familia puedan regresar a Cuba, entonces estoy feliz de hacerlo”, dijo Fanjul en una rara entrevista, en que discutió públicamente por primera ocasión sus recientes visitas a la isla.

El cambio radical de Fanjul es un nuevo desarrollo para el exilio que, por décadas, ha tenido un control sobre la política de las relaciones EEUU-Cuba y ha desempeñado un papel externo en las campañas presidenciales. Sus viajes lo colocan a la vanguardia de un grupo de ricos inversionistas de Estados Unidos con raíces en la isla cuyos intereses económicos e influencia política presionan a ambos países hacia un deshielo en su estancamiento de medio siglo.

En la entrevista, Fanjul dijo repetidamente que su principal motivación en visitar a Cuba ha sido su deseo de “reunir a la familia cubana”, al referise a la amplia diáspora cubana y a los que siguen en la isla. Las consideraciones empresariales se pueden explorar sólo si hay avances políticos y diplomáticos, agregó.

“La familia [Fanjul] estuvo 150 años en Cuba y, sí, al final me gustaría ver a nuestra familia en Cuba, donde comenzamos. ... Pero tiene que ser bajo las circunstancias correctas”, dijo Fanjul, quien es mejor conocido por su sobrenombre “Alfy”.

Fanjul, que vive en Palm Beach, y las propiedades de su familia incluyen Domino Sugar y refinerías a lo largo de Estados Unidos, América Latina y Europa, ha mantenido un perfil muy bajo para un magnate políticamente conectado. Su acceso a los altos niveles del poder quedó en evidencia durante el escándalo de Monica Lewinski en la década de 1990, cuando el informe del fiscal especial destacó que Clinton recibió una llamada de Fanjul durante un momento privado en la Oficina Oval con la pasante.
Fanjul visitó Cuba en abril del 2012 y febrero del 2013, como parte de una delegación que obtuvo la licencia de viaje a través de Brooking Institution, el grupo de estudios de Washington que ha publicado informes recientes en los que critica la política de EEUU hacia Cuba. En La Habana, Fanjul se detuvo con lágrimas en los ojos en la casa de la era colonial de su familia, actualmente un museo, con sus elegantes columnas, su frondoso patio interno, sus brillantes calendabros y su gran escalera.

Fanjul estaba tan entusiasmado con la nostalgia y la alegría de regresar a las calles familiares de su juventud, recordó un compañero de viaje, que habló con entusiasmo con personas al azar de todas las edades mientras caminaba por el lugar. También se reunió con el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, y visitó granjas administradas por el Estado y un ingenio azucarero junto con funcionarios agrícolas cubanos.

A diferencia de la mayoría de los cubanoamericanos que viajan a la isla, Fanjul tiene acceso directo a algunos de los funcionarios más importantes de Estados Unidos. Después de regresar de su primer viaje, Fanjul se reunió con su buena amiga, la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton, para expresarle sus nuevos puntos de vista sobre Cuba. En noviembre, Fanjul discutió otra vez el asunto con Clinton y su esposo en un evento de recaudación de fondos en la casa en Miami del empresario cubanoamericano Paúl Cejas, un ex embajador de EEUU en Bélgica.

“En este momento, no hay forma que consideremos invertir en Cuba. ¿Cómo se puede negociar un trato si no te permiten hacerlo legalmente?”, dijo Fanjul.

“Ahora, ¿podemos considerar una inversión en una fecha posterior?” continuó Fanjul, un residente permanente en EEUU que mantiene la nacionalidad española. “Si hay un arreglo entre Cuba y Estados Unidos, se puede hacer de una forma legal y existe un marco apropiado, entonces consideraremos esa posibilidad. Tenemos una mente abierta”.

Las complejidades logísticas, políticas y legales involucradas en cualquier expansión potencial de los negocios con sede en EEUU en el territorio cubano son asombrosas. La disposición de Fanjul para reunirse con el gobierno de Castro lo colocan en un curso potencial de colisión con el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Robert Menéndez, demócrata por Nueva Jersey y un cubanoamericano cuyas campañas han sido apoyadas por Fanjul, pero quien es un defensor firme del embargo y tiene el poder de impedir cualquier intento para levantarlo.

Más complicado aún sería el impacto en la política presidencial, con el electorado cubanoamericano de la Florida como un factor significativo en la batalla por los cruciales votos del estado en el Colegio Electoral.

Hay señales de que los cubanoamericanos más jóvenes, particularmente los que nacieron en Estados Unidos, se apartan de los puntos de vista de línea dura de sus padres y abuelos, y como muestran los recientes gestos de Fanjul, incluso algunos de los exiliados con posiciones más ancladas en el pasado están evolucionando, y los políticos más acostumbrados a abrazar el embargo comercial de Cuba en su búsqueda del gran electorado cubano americano de la Florida tendrán que calibrar los riesgos y recompensas de evolucionar junto a ellos.

Hillary Clinton, la aparente favorita de los demócratas para la presidencia en el 2016, ha hablado a favor de las acciones de la administración del presidente Barack Obama para relajar los límites de los viajes familiares y la transferencia de fondos hacia la isla. Sin embargo, ella, como muchos políticos en ambos partidos, ha expresado repetidamente su apoyo a mantener las sanciones.

Fanjul, por mucho tiempo partidario de las campañas y causas de Bill Clinton, sería probablemente un gran donante, así como un asesor cercano de Hillary Clinton en los asuntos relacionados con Cuba, si es que ella aspira en el 2016.

El tema podría ser espinoso para republicanos como el senador Marco Rubio, de la Florida, un cubanoamericano ampliamente visto como un posible candidato presidencial en el 2016. Rubio, un firme partidario de las sanciones y que refutó la decisión de Obama de relajar algunas restricciones como un “fortalecimiento de un régimen cubano que viola rutinariamente los derechos humanos básicos y la dignidad de su pueblo”, ha mencionado a la familia Fanjul como una fuente crucial de fondos de campaña y conexiones políticas.

La familia albergó recientemente otro posible candidato presidencial republicano, el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, quien encabezó el mes pasado una recepción de la Asociación de Gobernadores Republicanos en la casa en Palm Beach del sobrino de Fanjul, José “Pepe” Fanjul hijo.
Los rumores de la visita de Fanjul a Cuba hicieron que Mauricio Claver-Carone, un miembro del comité de Acción Política por la Democracia EEUU-Cuba, enfrentara al magnate azucarero durante un reciente almuerzo privado en West Palm Beach.

Claver-Carone manifestó que le expresó a Fanjul que sus viajes solo han servido para ayudar al régimen cubano. “Le dije que lo usan como una herramienta”, declaró, “y eso con su estatura se convierte en una responsabilidad”.

A los viajes de Fanjul le siguieron cambios políticos de la Fundación Nacional Cubano Americana, que ha perdido a varios de sus miembros más conservadores debido a su apoyo al relajamiento de las restricciones de viajes y dinero como una forma de ayudar a los cubanos que viven en la isla. “Al haber conocido a Alfy por 40 años, creo que podemos confiar en que va a hacer lo correcto”, dijo Pepe Hernández, presidente de la fundación.

Los viajes de Fanjul organizados por Brookings coincideron con llamados del gobernante Raúl Castro a revivir rápidamente la moribunda industria azucarera de Cuba. Castro permite ahora que compañías extranjeras participen en la producción azucarera, por primera vez desde la revolución de 1959, y firmas brasileñas podrían ser las candidatas para asumir las nuevas oportunidades en Cuba.

Fanjul dijo que sus visitas no están relacionadas con la iniciativa azucarera de Castro y que no sostuvo discusiones específicas con funcionarios cubanos sobre inversiones en el sector azucarero cubano. Sin embargo, expertos dicen que hay muchas razones para que los cubanos esperen atraer a la familia Fanjul.

“El gobierno cubano sólo puede revivir su industria azucarera con una infusión de inversiones extranjeras”, dijo el profesor Philip Brenner de la American University, un experto en economía y política cubana. “Los viejos ingenios cubanos son muy ineficientes, y el país necesita modernización y mecanización para aumentar la productividad”.

El viaje de Fanjul a la isla le dio ideas no solo sobre las posibilidades de negocio, dijo, también de otras posibilidades.

“¿Tengo un punto débil en mi corazón? Sí, ése es mi país. Mi interés es encontrar una forma de unir a la familia cubana”, dijo Fanjul. “Cuando hablas con las personas y las escuchas, esto te humaniza. Hablar es el primer paso”.
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