domingo, 28 de abril de 2013

GUERRA FRÍA Y EQUILIBRIO DE TENSIONES.



El investigador y ex diplomático Peter Dale Scott ha dedicado una buena parte de su trabajo a demostrar la permanente existencia de un Estado profundo, más allá de las apariencias en los Estados Unidos de Norteamérica.; ha expuesto cómo acontecimientos trascendentales en varios países han estado unidos por una lógica secuencial en el tiempo, originaria desde los principales centros de poder , públicos o encubiertos, contribuyendo a  prorrogar en unos casos o a expandir en otros el poder del estado sobre la nación o a ampliar  su presencia expansionista en diferentes áreas geográficas de prioridad. Sobre este particular asunto señala Scott:
“ los vínculos de la red Gladio con prolongadas campañas de violencia bajo bandera falsa –en las que nuevamente aparecen implicadas la OTAN y la CIA– se conocieron posteriormente en otros países, como Bélgica y Turquía [10]. Quisiera señalar que Estados Unidos, al igual que Europa, ha sufrido también una sucesión comparable de acontecimientos profundos estructurales bajo bandera falsa. Esto incluye atentados con bomba que, siguiendo una misma estrategia de la tensión, han llevado sistemáticamente Estados Unidos a su actual situación: un estado de urgencia”. [1]

No es nuestra intención abordar una temática bien fundamentada, sino tratar desde el ángulo de las tensiones, las interconexiones que existen entre esos acontecimientos-además de existir otros- y lo que denomino como “equilibrio de tensiones” una vez finalizada la II Guerra  Mundial, y el advenimiento de la guerra fría en el escenario internacional; pues desde la perspectiva que  Scott lo trata está encaminado a exponer los impactos que provocan esos eventos en la  sociedad. 

Desde mi concepción esos acontecimientos han tenido además de un diseño-ya demostrado- que denomina “Estrategia de la Tensión”, una repercusión hacia el exterior; que en última instancia será la razón misma de la “estrategia de la tensión”.  La campaña anti comunista que una vez concluida la II Guerra Mundial tuvo lugar contra el recién constituido Sistema Socialista, estuvo precedida por una cruzada  de propaganda destinada a tensionar la sociedad en Estados Unidos bajo el  pretexto de la amenaza al mundo “civilizado” occidental, pintando de rojo-sinónimo de destrucción y muerte-cuya finalidad fundamental inmediata fue la creación de la OTAN, justificación para desatar la carrera armamentista ante los ojos incautos de una sociedad psicológicamente influida por el temor, aterrada ante el impacto atómico de un agresor sin escrúpulos.

El Sistema de Seguridad Colectiva del Tratado de Versalles se Institucionalizó con la creación en Washington en 1949 del Tratado del Atlántico Norte. En su artículo 5 estipula que en caso de una agresión contra un Estado miembro compromete a sus miembros a tomar las medidas necesarias "incluyendo el empleo de la fuerza armada para restablecer y asegurar la seguridad en la región del Atlántico Norte".

Las consecuencias de lo que hacia el interior de la sociedad norteamericana venía sucediendo bajo el influjo de una diseñada campaña de difusión anti soviética,  llevó a que en el sistema de relaciones internacionales aparecieran los grandes bloques militares de ese entonces: La  OTAN y el Pacto de Varsovia. Las tensiones creadas hacia el interior, derivaron en tensiones extendidas en las relaciones internacionales entre los dos sistemas hegemónicos. 

La victoria sobre la maquinaria hitleriana mancomunadamente lograda a costa de millones de pérdidas humanas dejó  a Europa occidental desvalida, sin opciones económicas y políticas ante los Estados Unidos; a partir de entonces las rediseñadas democracias  no serías ni auténticamente nacionales, ni económicamente independientes; se hizo sentir la penetración norteamericana en todos los órdenes de la vida europea; de ahí que lo que fuera bueno para Norteamérica, debía ser seguido también  en Europa; por ello el primer punto de encuentro con el comunismo debía estar bajo los mismos efectos: tensiones.

Los costos económicos de tal empeño formaron parte de la ganancia de una parte, que la hacía más “robusta” cada día; y de un desvelado empeño por no quedar a la zaga por la otra, a costa de inversiones descomunales que socavaron las propias bases económicas del sistema, que lo puso en absoluta desventaja en aquella “emulación” entre sistemas, pero que logró en lo posible sostener un equilibrio a pesar de las tensiones, hasta que en 1989 se derrumba sin haberse utilizado siquiera un cohete convencional. 

La historia posterior a  ha venido a corroborar que la Guerra Fría estuvo bajo el influjo de un “equilibrio de tensiones”, entre las partes; siendo durante ese largo período su momento más escabroso la llamada “Crisis de Octubre”;  “Crisis de los Misiles”  o “Crisis del Caribe”  en el año 1962. 

Negociaciones, rupturas, reaperturas y amenazas han formado un gran catálogo en las relaciones de la post guerra, que no ha roto el equilibrio-por lo menos hasta hoy-como para desencadenar una guerra que como se proyecta hoy, no tendrá vencedor, sino destrucción generalizada de las partes, con consecuencias devastadoras para el sistema ecológico mundial.

El 11 de septiembre del 2001, marca un nuevo evento profundo de la estructura de la sociedad Norteamérica según Scott, de tensiones, recrudecimiento y alteración del orden jurídico e institucional para esa nación donde el poder  se afinca ante un enemigo llamado terrorismo, “que sabe de dónde parte”, suficiente para poder remover hasta los cimientos a la sociedad norteamericana: persecución, acoso de la vida privada, interferencias en los derechos elementales de la convivencia, serán algunas de sus manifestaciones que el poder dejará  asentado para un nuevo siglo;  se fabrica  un  período de tensión; todo un acontecimiento profundo; que no solo quedará a merced de la política interna; su dimensión cruzará otras fronteras al más alto nivel; revolucionará las concepciones estratégicas: “novedosa”  concepción militar de cara  a la primera década del siglo XXI; abrirá nuevos expedientes en la política exterior del Departamento  de Estado fijando  concepciones geo estratégicas y de rediseños económicos expansionistas.

Lo que está absolutamente  corroborado hoy es que el 11 de  septiembre llevó a la invasión de Irak bajo falsas pruebas,  tejidas desde los centros ocultos de inteligencia; ha conducido  a mostrar  “pruebas” del programa nuclear iraní que dicen existe pero  no expuestas clara y convincentemente; tales derroteros son los que hoy asumen con los infundíos sobre la utilización de armas químicas  por el Ejército Sirio. Todas y cada una de las acciones dirigidas hacia esta región pasan por el tamiz de los grandes intereses sobre el petróleo, el gas y  geografía estratégica de la región. 

Lo  expuesto con anterioridad  es la demostración de la intimidad de vida de la política interior de los Estados Unidos con su quehacer fuera de sus fronteras; pues inevitablemente pasa por el prisma de la crisis de la economía norteamericana;  estamos entonces ante un nuevo escenario de tensiones, equilibradas desde la Casa Blanca y de las que no son blancas; convirtiendo la zona  en  un posible  escenario  de guerra, donde no escapa la utilización de armas nucleares.

En el Asia se reviven las viejas añoranzas del genocidio atómico de la II Guerra Mundial; el conflicto coreano, es una carta de juego bien utilizada por los estrategas políticos de occidente para alcanzar una alta presencia en el Pacífico;  el programa nuclear coreano y su utilización con fines militares es solo el slogan ante el mundo, la realidad es bien diferente; no es Corea el propósito de alcance; sino un dragón que desde los últimos veinte años del pasado siglo sigilosamente se desplaza, avanza y rivaliza con el principal centro hegemónico mundial;  los pronósticos sobre China, suenan  aterradores en las calles de Nueva  York;  ello justifica tensionar la zona y jugar al equilibrio de ellas convenientemente, sobre la base de cálculos concebidos de antemano.

Por último la confrontación ruso-norteamericana merece una atención que difiere de las demás, primero por ser añeja; y no ser enterrada en 1989; como románticamente creyó Gorbachov que ocurriría. Al período de conmoción-de corta duración-siguió un rápido y acelerado desarrollo sobre la base de los resultados  logrados en la ciencia por la Unión  Soviética; trabas institucionales, dogmáticas, burocráticas; y de centralismo entre otras, dejaron atrás el inmovilismo soviético; mostrando una nueva Rusia federada que aunque no soviética, transitó rápidamente a los primeros planos de la economía mundial, apostando por la renovación del poderío militar anterior alcanzado; lo que solo es posible cuando existe una vigorosa economía que lo sustente.

 La tensión entre viejos enemigos ha adoptado una nueva fisonomía en tanto Rusia sigue considerando en política a los Estados Unidos como su principal contrincante, apostando por su derrocamiento definitivo para el presente siglo; la posición cada vez más enfática  de Rusia en el BRICS  así lo demuestra.  El juego te tensiones  se encuentran en la cuerda floja; si hasta el momento no han adquirido otras dimensiones es  debido  a la capacidad  de respuesta que históricamente  ha demostrado  el país de la  Siberia, lo que es bien conocido por los tanques pensantes del Potomac.
La Guerra Fría fue a escala mundial un juego  de equilibrio de tensiones,  no tuvo un deceso con el entierro del Sistema Socialista Mundial, sigue, porque en definitiva, el poder imperial para poder  sustentarse debe ser hegemónico, no le caben  alternativas.



[1] Peter Dale Scott.  La Estrategia de la tensión a través del 11 de septiembre, el asesinato de JFK y el atentado de Oklahoma  City. Red Voltaire.

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