martes, 8 de abril de 2014

El "juego" de occidente en Ucrania.




La Resolución de la Asamblea General de la OMU en el tema discutido para Ucrania introduce varios elementos que merecen un análisis particular, primeramente expresa que: “Observando que el referendo celebrado en la República Autónoma de Crimea y la ciudad de Sebastopol el 16 de marzo de 2014 no contó con la autorización de Ucrania”…
Y declara:

5. Recalca que el referendo celebrado en la República Autónoma de Crimea y la ciudad de Sebastopol el 16 de marzo de 2014, al no tener validez, no puede servir de base para modificar el estatuto de la República Autónoma de Crimea o de la ciudad de Sebastopol…

6. Exhorta a todos los Estados, organizaciones internacionales y organismos especializados a que no reconozcan ninguna modificación del estatuto de la República Autónoma de Crimea y la ciudad de Sebastopol sobre la base del citado referendo y a que se abstengan de todo acto u operación que pudiera interpretarse como un reconocimiento de ese estatuto modificado….

¿De qué lado se encuentra la ONU al realizar tales postulados?; por qué supeditar una decisión popular a una decisión “supuestamente” soberana de la nación; las circunstancias que rodean al referendo hay que explicarla en primer lugar por la labor desestabilización que Estados Unidos y occidente ha venido realizando para lograr la “incorporación” a la UE; lo que parece incluso poco probable en las actuales circunstancias.

La intención de contrarrestar la influencia rusa, parece más adecuada al libreto de los acontecimientos; para los Estados  Unidos, Rusia sigue siendo tan enemigo como  40 años antes; mantenerla cercada.

El referendo en Crimea no es solo una cuestión relativa al pabellón Ucraniano, es ante todo un problema de identidad de la población rusa,  que tiene que ver con el  proceso de formación nacional de Rusia; no es  de negación o aprobación del derecho  o no a realizar el referendo;  lo que está en juego  tiene que ver con un proceso cultural.  Lo que es singular para Crimea, también lo puede ser para el sudeste ucraniano, compuesto de población ruso-parlante.

No se pueden entender las manifestaciones de oposición en Doneks o Jarkov si no se tienen en consideración los elementos anteriormente aportados para Crimea;  al entronizarse un gobierno reaccionario, de corte fascista en Kiev; opuesto al sentimiento nacionalista ruso, las contradicciones serían inevitables; al no tenerse  para nada en cuenta la existencia de una legitimidad histórica.

Más la resolución es impulsada por occidente, ajustada a sus intereses que no son otros que la de tender el lazo a la Federación Rusa, como parte de los intereses geoestratégicos de occidente y de los Estados Unidos en particular.

Se recurre ahora al llamado de “no alterar las divisiones establecidas”;  argumentos de muy poca justificación pues las de Europa-y no solo ella-han sido  históricamente impuestas al antojo de las potencias en diferentes épocas; saltando intereses nacionales, de nacionalidades y culturas.

Occidente se ha enredado en la  carta del “golpe blando”, “suave”; de acuerdo a sus nuevos juegos de guerra de desestabilización sin  comprometer a sus tropas; creando con las herramientas de las nuevas tecnologías de la información los escenarios de “cambios” ajustados a sus propios intereses. Estamos pues ante un fenómeno complejo al parecer no previsto como variable en las oficinas estratégicas de occidente.

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