miércoles, 2 de abril de 2014

De la luz y la sombra


Las palabras "sueltas" a un auditorio son de alguna manera intencionadas, no pecando de ingenuidad, querer hacer ver lo contrario es como no reconocer que la manzana cae porque una fuerza gravitacional la atrae; lo que es lo mismo, es no querer ver lo que se ve, que al final termina siempre en el mismo problema del reconocimiento de la verdad; así las cosas caminamos por senderos de desviaciones que para algunos no tienen entrañas ideológicas, aparentando ser "ingenuidades" humanas; lo complicado del juego es que al no salirle al paso, quedan como "verdades" más o menos bien expresadas.

Nos encontramos por tanto en una época donde el mal intencionado lenguaje tiene sus expresiones político-ideológicas, al igual que las "aparentes ingenuidades"; por ambos caminos también se conduce a resquebrajar valores con prejuicio no solo para la identidad, sino hasta la propia memoria histórica de la cual muchos se "ufanan" de defender; enmascaradas sombras que deforman cotidianamente a la sociedad. Tales patrones suelen estar en todas partes, de ahí su peligrosidad; en una esquina, tras la marcha agitada para tomar el omnibus, envuelta en los mantos insitucionales, y hasta en un reducido círculo de amigos.

Pero ahora no se trata de "acabar" con el imperialismo, ni "tildar" del problema al bloqueo; la cuestión es más intrinceca, es un fenómeno de nuestra cultura al  cual hay que enfrentar con las herramientas no solamente de la herencia, sino las  de la ciencia, que no es otra que la crítica y la demostración, por tanto la batalla se plantea en la comunicación diaria como principal escenario, donde no escapa ningún elemento en particular de la sociedad; omitir las referencias constantes de Fernando Martínez Heredia sobre estos temas, es como sepultar nuestra propia manera de ser, por lo que allí donde "el burro se cae, hay que darle los palos"; es ejercitar la crítica, pero con conocimiento de causa.

Transitamos por la época de inundación de juegos, de teorías seudo científicas, de vasallaje informtivo, noticias manipuladas, exaltación "pasional" de algún que otro credo y hasta la aberrante exposición de un crimen en vivo. No tener la suficiente luz, nos da la posiblidad de vivir en la penumbra y hasta en la sombra; lo que se trata es precisamente de irradiar la luz donde la tenue sombra pretende extenderse.


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