jueves, 14 de febrero de 2013

Las Identidades Locales en el debate contemporáneo sobre la Historia Regional en Cuba



Las identidades tienen en el caso americano singularidades y  generalidades que tienen expresión desde lo local y regional que en el devenir del tiempo  incuestionablemente desembocaron en lo nacional; este proceso no deja de tener profundas raíces que están en la conquista y colonización de estas tierras; la conquista planteó el dilema de …“procurar la predicación del evangelio  para todo él, y la conversión  de las gentes que en él viven”…; [1] ese proceso inédito para entonces, encontró en el hombre americano y en el caso de la Isla de Cuba, la oposición del indio, que se manifestó en … “no sembrar  ni  hacer labranzas de su conuco, para  que no se cogiese fruto alguno en la tierra, y ellos recogerse a los montes”…; [2] lo que pudiera considerarse un antecedente del cimarronaje que con posterioridad envolvió a la historia colonial cubana. Por ese mismo carácter salvaje del proceso de conquista y colonización, además de interrumpir el proceso de desarrollo natural de los pueblos americanos, se introduce como respuesta la oposición unas veces calladas, no violenta, en otras violenta, en ocasiones hasta salvaje, de oposición ante las nuevas circunstancias foráneas allende a los mares de este continente.

 Desde temprano se advertía “la total perdición de todas estas infinitas naciones” …;[3] cuando aún no eran colonias conformadas, se dejaba plasmado desde principios del siglo XVI que los  gobernadores …“no ignoraban la vida que acá siempre hicieron los españoles, y  sus vicios públicos y malos ejemplos”...;[4] los males que en este sentido se  entronizaron en la isla alcanzó a las instituciones locales durante todo el período colonial; la historiografía antecedente está plagada  de hechos y acontecimientos que prueban hasta dónde el vicio se había enraizado; contribuyendo al rechazo de estas instituciones,  constituyendo rasgos de identidad a nivel local que irá conformando el proceso de formación nacional.

 No se puede omitir del debate contemporáneo sobre el tema  en la Historia Regional  Cubana  lo que representó este proceso para la posterior evolución en tanto es casi exterminada la población aborigen de la Isla; obligando con ello a la búsqueda de alternativas de mano de obra; quedando  en la memoria la obra devastadora del colonizador español, pero a la vez la resistencia india; aún cuando en sobrados documentos nos brindan cómo fueron esos acontecimientos, no hemos reparado todavía en el legado identitario que nos dejó, pues la rebeldía es tan lejana como tan cercana la vocación de independencia, y esta no puede sobrevivir si no está presente la primera; de ahí  viene entonces ese espíritu que acumulativamente, paso a paso, fue caracterizando al criollo hasta irrumpir en el escenario colonial del siglo XIX.

La identidad como conjunto de circunstancias que van distinguiendo a determinados individuos y grupos humanos, ha de tener un enfoque general en el que estén  integrados todas sus partes; y no se trata precisamente de criticar lo hasta hoy formulado, sino abordar lo no tratado para poderlo enriquecer; que es precisamente lo que ha  de aportar cada estudio e investigación histórica sobre este tema.

Dónde encontrar el deslinde entre lo español y lo criollo en un tema tan peliagudo como el de la “propiedad”, que marcará no solo al criollo por nacer en esta parte de un “nuevo mundo” con lo español, donde otros elementos están presentes. En el Asiento y Capitulación del Rey español con los obispos de principios del siglo XVI, se definía que “posbeneficios que vacaren, o se proveyeren después de la primera vez, se provean a los hijos legítimos, que nacieren allá,  de los españoles que acá fueren a vivir a dichas islas, no los hijos de los indios”…. [5] La disposición soberana no incluía a los indios, estos eran considerados como salvajes, sin derecho alguno; aunque en las tierras colonizadas por España la propiedad sobre ella era tan sólo soberana, reconocía por lo menos algún derecho que en el de cursar del tiempo constituiría uno de los principales problemas que le dan plena identificación al criollo en su enfrentamiento con lo español. El problema de la propiedad sobre la tierra marcará e identificará rasgos identitarios en el criollo desde los espacios locales; además de constituir un resorte para la unión de las élites territoriales en sus enfrentamientos con el poder metropolitano.

 El debate sobre las raíces económicas de la identidad local criolla no está a la altura de poder dar respuesta en este sentido, pues se carece de estudios en las distintas zonas, jurisdicciones y regiones de  la isla durante varios siglos.  Esas raíces pasan también por el medio y un cúmulo de circunstancias raras veces estudiadas. De esa época también nos viene el abrumador diezmo, motivo de continuos conflictos que fueron marcando poco a poco qué era español y qué era criollo en las colonias americanas.

La encomienda como institución, puede en este amplio espectro revelar  cómo contribuyó a deslindar las deferencias e imperceptiblemente brindar peculiaridades de las cuales se apropiaron los hombres de esta parte del mundo en su actuación y conductas que luego fueron asumidas por el criollo como rasgos distintivos.

 La identidad local y su estudio desde las perspectivas de la propiedad tratamos de enjuiciarla  para determinar rasgos de la jurisdicción de Santa Clara  en el espacio de tiempo que nos ocupa.

Con estos antecedentes nos proponemos demostrar que el debate sobre las identidades locales yerra en su enfoque integral y que estamos en el deber de superar. En las expresiones del debate sobre las identidades locales  en Cuba se coincide en que la toma de conciencia de sí y para sí, transita por un largo camino en el cual múltiples factores intervienen. Un  importante papel se le atribuye según Eduardo Torres Cuevas a la relación “con el medio natura”; [6] punto de vista también coincidente con Francisca López Siverio, Oscar Loyola Vega y Arnaldo Silva León; al utilizar los términos de aislamiento y entorno como condicionantes.

 Recientemente Torres Cuevas lo retomaría para tratarlo como “nueva naturaleza física”;[7] por su parte Jorge Ibarra lo define como “un proceso histórico natural”; [8] concepto que aunque general, incluye al medio.

No obstante el nivel de coincidencia, es preciso distinguir en la propia dimensión  del proceso colonizador y su relación dinámica económica y política; las periferias portuarias de la Isla de Cuba gozaron de  determinadas  condiciones que no estuvieron presentes en las comunidades y villas del interior;  ello nos conducen a pronosticar determinados rasgos de diferencia en la variedad de componentes, que a la vez presentan patrones de economía  que se deslindan en la segunda mitad del siglo XVIII, asumiendo posiciones determinadas ante el aislamiento impuesto por el medio y las diferencias de economías.

El proceso de formación nacional no puede admitirse como sumatoria, de lo que se trata es de comprender….“las generalidades distintivas del cubano y de su historia y cultura material, y dentro de ellas. Aquellas que son comunes a toda nación”…;[9] por tanto las peculiaridades que se distinguen en la identidad local meritan la mirada más penetrante con un enfoque transdisciplinar.

Transculturalidad y multiculturalidad son conceptos del debate absolutamente vitales, aceptados y enjuiciados como un proceso abarcador a toda la isla, imponiendo matices y formas; según Jorge Ibarra es …“bajo la impronta del antagonismo que dividió a los cabildos y comunidades criollas de las autoridades coloniales españolas por más de tres siglos”;[10] lo que al estar abordado preferentemente desde la perspectiva de la región occidental y menos estudiada desde las identidades locales en toda la isla, limita el análisis teórico del proceso de formación nacional y sus antecedentes en toda su extensión y generalidad;  dejando fuera aquellas particularidades que se engarzan con el torrente global. Su complejidad  está determinada por el  tiempo en el cual tienen lugar, pues la cultura para ese momento no es tradición, ni crea un pensamiento propio; lo que será posible a finales del siglo XVIII.

La esencia del problema  es si las identidades locales ocupan espacio en la historiografía y debates actuales; de una u otra manera no se puede obviar por ser constantemente recurrente; pero no abordado en sí como una temática propia para su estudio; la fragmentación resulta ser la causa más visible que  se aprecia.  Aunque se utilizan términos como villas, ciudades, comunidades, cabildos, comunidades criollas, pobladores y patria local en no pocos historiadores; desde el enfoque de identidades locales  se  presenta muy escasamente en  la historiografía relativa al siglo XVIII.

La exigencia de abordar los estudios desde la región económico social como estructura; ha obviado lo local para este siglo,  y la jurisdicción solo mencionada; en momentos en que la región histórica no está presente, pues es la jurisdicción el componente del sistema. Para Olga Portuondo Zúñiga …“el criollo concreta su sentido de ser identificándose en el territorio, con la localidad dentro de la cual ha establecido sus vínculos y relaciones más estrechas”;[11]  deja sentado dos cuestiones que son de gran importancia en el tratamiento: lo local y el espacio territorial; que no es otro que la jurisdicción; lo que  justifica la existencia de las identidades locales(en espacio extendido) en  el proceso de formación nacional, sustituidos ambos por el reiterado concepto de patria local. 

El proceso fundacional de Santa Clara es “a veces convalidado desde el punto de vista político administrativo”; [12] expresión de insatisfacción ante la falta de correlación entre este hecho con el proceso de formación nacional; el ejemplo citado, viene a confirmar lo expresado por Jorge Ibarra  sobre la carencia de estudios para  la macro región centro-oriental; confirmando la existencia de lagunas en los estudios regionales al tratarse el problema de la formación nacional.

En 1968 aparece en el escenario historiográfico cubano el artículo “Una Isla con dos historias” de Juan Pérez de la Riva; su tesis vendría a poner en el debate  una historia A para el occidente cubano y una B en el centro oriente. El polémico artículo tocaría a fondo en el problema engendrado por las desigualdades entronizadas en el proceso colonial. La sugerente propuesta aparecía como una tabla de salvación para algunos y  no ajustada para otros. Esta posición más realista de Pérez de la Riva la tiene en consideración Jorge Ibarra en sus estudios cuando enfatiza en la necesidad de los estudios de la región centro oriental, por ello, todo estudio sobre el siglo XVIII tienen que partir desde las identidades locales  como antecedentes del proceso de formación nacional.

Al concebir la identidad local como el conjunto de circunstancias que distinguen a personas y grupos humanos en un  término o espacio concreto; enmarcado en una determinada zona, justifica poder encarar los estudios en la región central de la isla en sus relaciones con los demás espacios y las que se establecen con el poder central en la isla.





Referencias

[1] B. de las Casas. Historia de las Indias. Tomo I, p, 334.
[2] Ob. Cit, p, 431.
[3] Ob. Cit. Tomo II, p, 10
[4]  B. de las Casas. Historia de las India. Tomo II, p,  12.
[5] Ob. Cit. p. 379.
[6] E. Torres Cuevas. Historia de Cuba 1492-1898, p,  83.
[7] E. Torres Cuevas. En Busca de la Cubanidad. Tomo I.
[8] J. Ibarra. Patria, Etnia y Nación.
[9] H. Venegas. Teoría y Método de la historia Regional Cubana, p, 42
[10] J. Ibarra. Patria, Etnia y Nación, p, 6
[11] Portuondo Zúñiga, Olga.
[12] O. C. Díaz.  Santa Clara Nuestra. p, 2


BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

Actas Capitulares del Cabildo de Santa Clara. Tomos: I al IX.
Anotaciones sobre la Antropogénesis del Tiempo Histórico. Periodización y Regionalidad. Olga Portuondo Zúñiga. Revista Islas, 104. Pág. 29-33. Año 1993.
Criollidad y patria locales en campo geométrico. Olga Portuondo Zúñiga. Revista Islas 98. Año 1991. Pp. 40-46.
Cuba. La Forja de una Nación. Tomo I. Despunte y epopeya. Rolando Rodríguez. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana 2005.
Documentos para la Historia de Cuba. Tomo I. Hortensia Pichardo. Editorial de Ciencias Sociales. Instituto Cubano del Libro, 1973.
El Cabildo de Santa Clara y la Formación de una Identidad Regional Villaclareña en el Siglo XVIII. Carlos S. Coll Ruíz. Memorias del XVIII Congreso Nacional de Historia. UNHIC, Ciego de Ávila, 2008.
El Desafío del Yugo y la Estrella. José Cantón Navarro. Editorial Imagen Contemporánea. La Habana. 2002.
El Método de la Historia. Arvin. C. Schumman. Editorial Anagrama, Buenos Aires, 2006.
Enciclopedia Jurídica Española. Tomo I. Francisco Seix Editor. Barcelona, 1910.
En Busca de la cubanidad. Tomo I. Eduardo Torres Cuevas. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana 2006.
Fondo Ayuntamiento. Actas Capitulares. Trinidad. Tomo 1757-1762. Original manuscrito.
Filosofía y Sociedad. Pablo Guadarrma, Carmen Suárez. Editora “Félix Varela”. La Habana 2007.
Historia de Cuba (1492-1898). Eduardo Torres Cuevas-Oscar Loyola Vega. Editorial Pueblo y Educación, 2001.
Historia de Cuba (1492-1898). Fernando Portuondo. Pueblo y Educación. La Habana. 1968.
Historia de la Nación Cubana. Tomo I. Ramiro Guerra, José M. Pérez, Juan J. Ramos, Emeterio S. Santovenia. La Habana, 1952.
Historia de la Provincia de Villa Clara desde los orígenes hasta 1990. Oficina de Asuntos Históricos Comité Provincial  del  P.C.C. Villa Clara. Hernán Venegas Delgado, Migdalia Cabrera Cuello,  Zoraida Maura Romero, Ramiro Ramírez García, Elena Yedra Blanco, Juan A. Sánchez Bemúdez, Arelys O´Farrill Díaz.  Registro del CENDA 1948-2006.
Historia de las Indias. Tomo I y II. Fray Batolomé de las Casas, Obispo de Chiapas.
Historia del Pensamiento  Cubano. Volumen I. Tomo I. Eduardo Torres Cuevas. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 2004.
Historia Económica de Cuba. Julio Le Riverend. Ediciones Revolucionarias. Instituto Cubano del Libro, 1974.
La  Región en Cuba. Hernán Venegas Delgado. Editorial Oriente; Santiago de Cuba. 2001.
La Obra Historiográfica del Instituto de Historia de Cuba: 20 Años. Mildred de la Torre (Comp.). Editora Historia. IHC. La Habana. 2008.
Las Villas. Bibliografía de una Provincia. Rafael Rodríguez Altunaga. La Habana, 1955.
Manual de Historia de Cuba desde su descubrimiento hasta 1868. Ramiro Guerra. Editorial de Ciencias Sociales. Instituto Cubano del Libro, 1971.
Marx y los Historiadores ante la Hacienda y la Plantación Esclavista. Jorge Ibarra. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 2008.
Memoria Histórica de La Villa de Santa Clara y su Jurisdicción. Manuel D. González. IV Edición. Imprenta La Ristra. Villa Clara, 1942.
Papeles sobre Cuba. Tomo II. José A. Saco. Editorial del Consejo Nacional de Cultura. 1962.
Patria, Etnia y Nación. Jorge Ibarra. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 2009.
Perspectivas de la Historia Regional en Cuba. Rolando García Blanco. Revista Islas 98. Pág.    3-12. 1991.
Santa Clara Nuestra. Ovidio C. Díaz Benítez. Editorial Capiro. Santa Clara. 2008.
Teoría y Método en Historia Regional Cubana. Hernán Venegas Delgado. Ediciones Capiro. 1994.



.

No hay comentarios:

Publicar un comentario