lunes, 7 de enero de 2013

: La transición Federico Laredo Brú- Fulgencio Batista (1939-1940)

Federico Laredo Brú
Filgencio Batista Zaldivar
Al tratar la temática, ¿en qué medida el rumbo y las prioridades del gobierno de Unidad Nacional presidido por Batista enlazará con las preferencias del movimiento comunista y obrero de la época?; pretendemos dejar establecido que la situación económica, política y social de Cuba entre 1939-1940 no daba alternativas posibles para dejar fuera del contexto político cubano a los sectores representativos del pueblo. Incluso, fue vital para el nuevo gobierno la concertación con el movimiento revolucionario y popular, a ello contribuyó, indudablemente, la situación creada con el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Sostenemos este criterio: el contexto existente en Cuba durante el periodo 1939-1940 no dejaba más opción, de ignorarlo hubiera provocado un estallido revolucionario de consecuencias impredecibles para el nuevo mandatario presidencial, de ahí la táctica de atracción política llevada a cabo por Fulgencio Batista, en medio de un clima internacional favorable para el auge del movimiento de unidad nacional, lo que complica aún más el escenario económico, político y social cubano. Para este estudio hemos tenido en consideración los decretos, circulares y leyes que en el mes de enero de 1940 tomó el gobierno de Federico Laredo Brú, meses antes de la llegada al poder de Fulgencio Batista. De esta manera expondremos algunas de las bases legales que mantenían al país sumergido en una profunda crisis, muestra irrefutable de la disfuncionalidad que ostentaba el estado cubano como modelo republicano neocolonial.

De acuerdo a lo anterior presentamos el Decreto No. 1 de enero de 1940, el cual reconoce, en su primer por cuanto, que el Congreso no había llegado a aprobar el Presupuesto Nacional para el nuevo año y por ello continuó sobre la base del año anterior de acuerdo a lo que disponían el artículo 396 de la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo. El referido presupuesto establecía las principales partidas:

        Defensa: 29,8%
        Educación: 19,7%
        Hacienda: 9,04%
        Sanidad y Beneficencia: 8,5%

Como vemos, la prioridad fundamental recae en la defensa. A la Secretaría de Hacienda, sostén esencial para el fomento de la economía, se destinó un exiguo presupuesto que en nada contribuiría resolver los agudos problemas dejados tras la crisis económica de 1929-33. Si a ello se le agrega que sólo el 3,1% se destinó a Obras Públicas y el 2,09% a la Agricultura, dejamos establecido cuáles serían los derroteros fundamentales a seguir por el nuevo gobierno ante el delicado escenario político cubano, o sea, dar continuidad a la crisis permanente que caracteriza la disfuncional república neocolonial cubana de la primera mitad del siglo XX.

Según la circular 136 del 29 de diciembre de 1939, los precios oficiales en los almacenes de azúcar de libre importación, se fijaban en:

Tabla 1

Estados Unidos
Otros países
Mariel
1,15
1,39
La Habana
1,15
1,40
Matanzas
1,13
1,29
Caibarién
1,12
1,38
Trinidad
1,09
1,35
Cienfuegos
1,13
1,38
Santiago de Cuba
1,14
1,40
Tomado de Gaceta Oficial de la República, enero 1940.

A través del decreto 80 de enero de 1940 se estableció la exportación de la zafra de 1940, cuya producción fue de 2 753 905 toneladas en total.

Tabla 2

Exportaciones
Toneladas
%
E.U. (libre exportación)
1 158 913
42,08
E.U. (retenido)
   500 000
18,15
Otros países (libres)
   383 844
13,93
Otros países (especiales)
   270 000
  9,80
Otros países (reservas)
   291 146
10,57
Tomado de Gaceta Oficial de la República, enero 1940.

Aún después de iniciada la Segunda Guerra Mundial no se apreció un alza de los precios del azúcar. Al entrar el año 1940, estos seguían siendo miserables para Cuba, expresión del intercambio desfavorable que mantenía a la Isla en una dependencia asfixiante hacia los Estados Unidos. El 60,23% del azúcar cubano era consumido por el mercado norteamericano a precios más ventajosos, según la Tabla 1, suponemos, entonces, que la Segunda Guerra Mundial no provocó de inmediato ventajas en los precios de dicho producto, como lo muestran los datos anteriormente presentados. Si se tiene en cuenta que no existía un precio único de exportación para todos los puertos de la isla, concluimos que las pérdidas ocasionadas a la economía cubana fueron millonarias, lo que agrava aún más la precaria realidad financiera de la Isla, situación esta muy poco considerada, pues comúnmente se expresa en la historiografía cubana de ese periodo “las exportaciones sobre la base de un precio fijo”, cuando lo ocurrido era totalmente diferente. Ahora bien, en las condiciones de precios más favorables que se refiere a otros países, deja pocas opciones de ingresos, pues representa el 23,73%. Entonces, según se aprecia en las tablas anteriores, la primera industria cubana, durante el periodo estudiado, transita por una situación financiera desastrosa.

En el ámbito de la penetración extranjera en Cuba merece especial atención el referido a las 95 Compañías de Fianzas y Seguros que operan en Cuba en enero de 1940, de ellas 31 pertenecen a firmas cubanas y 64 a extranjeras, fundamentalmente norteamericanos, aunque se observa la presencia inglesa, y en menor medida francesa, todas ellas representan el 67,3%. El dominio extranjero fue totalmente preponderante, especialmente después de la crisis económica de 1929-33. Estas compañías coparon el país en las ramas de los seguros marítimos, riesgos, accidentes de trabajo, seguro de vida e incendios. 

Según el Decreto No. 3260, de enero de 1940, se destinaron 93,0 m/p de los fondos especiales para la ejecución de caminos y carreteras. Ello representaba el 0,15% del presupuesto nacional, una imperceptible cantidad para solucionar tan grave problema socio-económico. Llama la atención que el 60,0 m/p fue destinado a la Provincia de Las Villas, lo que significaba el 64,5%, este se distribuyó de la siguiente manera:

Tabla 4

Carreteras
Presupuesto planificado
Santa Clara-Manicaragua
10,0 m/p
Rodas-Sagua la Grande            
10,0 m/p
Santa Clara-Sagua la Grande
10,0 m/p
Hanábana-Lequeitio
10,0 m/p
Santa Clara-Camajuaní
10,0 m/p
Tomado de Gaceta Oficial de la República, enero 1940.

Aún cuando el presupuesto destinado a Obras Públicas constituía una pequeña partida del presupuesto, mísero para acometer obras sociales trascendentales, salieron a relucir otras como lo expresado por el Decreto No. 3279, donde se disponía la suspensión de todo el personal de Obras Públicas de la división de Cárdenas, ello se justificó entonces con la falta de presupuesto, causa por la cual cientos de obreros quedaron cesantes.

Otro tanto sucedía en la Educación. El Decreto No. 3280 de enero de 1940 dispuso que, con motivo del agotamiento del crédito de “Haberes por sustitución”, por terminación del ejercicio económico de 1939, cesó todo el personal docente nombrado en las Escuelas Normales de Pinar del Río, Matanzas, Santa Clara, Camagüey y Oriente, que percibe haberes con cargo al citado capítulo de las Escuelas Normales.[1]

A través de este decreto sólo la provincia de La Habana se salvaba de dejar cesante a sus maestros y profesores, el resto del país incuestionablemente tendría que ver a estos engrosar el ejército de desocupados. Mientras tanto el gobierno disponía parte del presupuesto para la mantención de una flotilla de las Fuerzas Aéreas de Cuba que custodiara los aviones que se trasladarían a la Ciudad de La Habana para participar en el Carnaval Aéreo de los días 8 y 9 de enero de 1940, dinero que se aprobó a través del Decreto No. 3275, aduciendo en ese entonces, que ello sería una nueva oportunidad para atraer el turismo norteamericano hacia Cuba.

En tanto el gobierno de Laredo Brú subastaba (al mejor postor) los montes comprendidos entre la Boca del Río Tasajeras hasta la Zanja del Maniadero en la Ensenada de la Broa, y en los terrenos del Estado atravesados por el río Hatiguanico y sus diversos afluentes a la terminación de la Ciénaga de Zapata, un excelente y amplio territorio iría a parar a manos privadas según establecía el Decreto No. 3312. La Compañía Forestal de Batabanó lo adquirió por la risible cantidad de 8230 pesos, una vez ejecutada subasta.[2]

Al valorar el Adelanto de "Fondo de Presupuesto" del año fiscal de 1939 para los meses de enero-septiembre expuestos en la Gaceta Oficial de la República, en enero de 1940, se puede resumir lo siguiente:

·      Faltando tres meses para concluir el año se había ejecutado el 52,3% del presupuesto destinado a la Secretaría de Hacienda.
·      Según el Decreto No. 1 de enero de 1940 el cual fijaba el presupuesto para 1940 (el correspondiente a 1939) dejaba déficit a la República, según el balance en Adelanto de "Fondo de Presupuesto" con cierre septiembre de 1939, pues hasta esa fecha prácticamente se había agotado el presupuesto. La República tendría que sobrevivir con sólo 3 millones de pesos para el trimestre octubre-diciembre de 1939.
·      Del presupuesto fijo (de Deudas de la República, Poder Legislativo y Poder Judicial) se había gastado el 20,37%, en este acápite no aparece reflejado el gasto de la Presidencia, que puede considerarse también como fijo. Todo ello representaba 12 208 637 m/p, para un 22,01% del andamiaje administrativo y burocrático en ese momento, sólo comparado al presupuesto destinado a la defensa.


Conclusiones finales

·      La República de Cuba ante el tránsito constitucional Federico Laredo Brú-Fulgencio Batista estuvo caracterizada por una profunda crisis económica de tipo permanente, con un bajo y desequilibrado presupuesto, con desfavorables relaciones de intercambio y una alta penetración extranjera.
·      El presupuesto nacional se destina esencialmente a los principales polos de poder, negando toda posibilidad de desarrollo económico-social de las capas medias y bajas de la sociedad neocolonial cubana.
·      La situación socio-económica propende, en el orden objetivo, a la continuidad del proceso revolucionario cubano, caracterizado este por una fragmentación durante la década del 30 del siglo XX, la cual fue amplia y hábilmente manipulada por los altos grupos de poder.
·      El llamado gobierno de "concertación o de unidad nacional" de Fulgencio Batista en la medida que legitima la victoria del proceso revolucionario castra las posibilidades de su desarrollo, pues la tentativa política de atracción de Batista responde a este propósito, ante la compleja realidad económico-social del país en el año 1940.
·      La coyuntura internacional inmediata a la Segunda Guerra Mundial favorece las aspiraciones políticas de Fulgencio Batista lo que impide la concreción de un movimiento nacional concertado por un cambio radical de la situación económico-social de esos años.
·      La claudicación del movimiento revolucionario frente a los marcos legales ofrecidos por Fulgencio Batista prueba la existencia de fuertes contradicciones ideológicas entre los diversos grupos o personalidades prominentes de la sociedad cubana, lo cual no contribuiría al proceso de formación nacional.
·      De acuerdo a las circulares y decretos expuestos el gobierno, representante de la oligarquía financiera y terrateniente, acentúa la crisis económico-social del país y la dependencia hacia los Estados Unidos, situación por la cual una táctica de atracción de las fuerzas progresistas sería vital con el fin de obstaculizar todo intento de cambio revolucionario.

Observaciones:

El gobierno de Federico Laredo Brú es el producto de un golpe de Estado, perpetrado por Batista al presidente Miguel Mariano,  al exigirle  a éste que por cada saco de azúcar que se produjera en el país había que abonarle 9 centavos para sus planes mesiánicos del revivido Plan Trienal; esto demostraba la actuación práctica del militarismo en Cuba en los marcos de la Buena Vecindad de Roosevelt.
La situación internacional y la nacional que se presentaba entre 1937 y 1938 empujaban hacia cambios en el ejercicio del poder y a dejar a un lado los métodos represivos propios del militarismo.
Además, el auge del fascismo en Europa y su incidencia en el resto del mundo planteaba una coyuntura muy compleja dentro de las contradicciones entre la Alemania fascista y el imperialismo norteamericano.
 El gobierno de Roosevelt presionaba para enfrentar el peligro de la expansión nazi fascista, en lo que respecta  a su traspatio,  América Latina y a formar un bloque de contención. Esto obligaba a buscar alianzas con fuerzas democráticas antifascistas tanto al interior de Estados Unidos como en el continente, recordemos el New Deal.
Más que transición entre Laredo Bru-Batista lo que existe es una continuidad con nuevos métodos, pues a pesar de estar proclamado Laredo Brú como presidente de la República dentro de los marcos de la apertura democrática iniciada en 1937, Batista es quien rige los hilos de la política en Cuba, quien acata incondicionalmente los dictados de Roosevelt, dándole un cauce democrático a la situación de inestabilidad política que existía en Cuba.
Su gobierno constitucional de 1940 a 1944 dentro de la Unidad Nacional está dentro de esa óptica, por eso es que busca alianzas con las fuerzas antifascistas y democráticas, incluyendo  a los comunistas.
Los comunistas aceptan esta alianza, pues sería la forma, desde una gobierno de Unidad Nacional ayudar a la guerra contra el fascismo, la defensa de la URSS agredida por la Alemania hitleriana, y a  defender los intereses de la clase obrera frente a la carestía de la vida y la especulación.
La participación en un gobierno presidido por Batista, repudiado por la corrupción y lo que había representado como centro de la política represiva durante los años anteriores, tuvo un importante costo político en las masas populares, profundizado por la propaganda auténtica, ya que el PRC(A) se negó en todo momento a una política de unidad nacional y se mantuvo todo el tiempo en la oposición, desde la que fustigó a Batista y sostuvo invariablemente su posición anticomunista.

 



[1] Gaceta Oficial de la Repúblca de Cuba, enero 1949.
[2] Idem.




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