domingo, 19 de octubre de 2014

Algunas consideraciones sobre “Concentrarse en el futuro”.



He leído con suficiente paciencia, y amparo por la iniciativa, las propuestas que desde La Joven Cuba se nos presenta sobre la situación actual del modelo económico cubano y sus posibles perspectivas propuestas, que sin duda llaman a la reflexión para la búsqueda de una vía mejor y no dejar que el camino se enturbie en las falsas pretensiones de resoluciones a través del mercado; pues de lo que no cabe la menor duda es que en el caso cubano la orientación hacia el socialismo sigue siendo la aspiración, la utopía por la cual  varias generaciones de cubanos se han sumergido en el camino de las “emergencias”.

Con anterioridad en un trabajo publicado en este blog (30 de julio del 2013), que bajo el título “Pecados capitales del socialismo en Cuba”, habíamos expresado que:

“Las concesiones no forman parte del regalo que se le pueda hacer a los Estados Unidos  a tan poca distancia, en una época donde los límites se pierden ante la influencia de la información manipulada  por los  grandes medios que apoyados en las avanzadas tecnologías descargan cotidianamente un caudal de información que penetra  en todas partes, por ello al abordar los pecados capitales del socialismo en Cuba para nada será un regalo mediático para que se le pueda hacer juego con equivocadas interpretaciones, es todo lo contrario, un llamado a profundizar en los valores culturales cultivados en un largo proceso de  formación nacional, donde rescatar el verdadero sentido de la libertad tiene una connotación de singular importancia para la construcción del socialismo en Cuba. “

No pocos errores se han cometido por perder la perspectiva en el plano estratégico que los hechos y fenómenos sociales tienen sus particularidades intrínsecas;  extrapolarlas suscita-como se ha probado- garrafales errores en la conducción no solo política; extrapolar  corrientes, ideologías, métodos,  esta fuera de todo alcance científico en el terreno de las ciencias sociales; valga decir de la conducción en la sociedad; si de algo se ha adolecido en demasía es precisamente mente de ello, de conducir los derroteros sociales sin  las herramientas que la ciencia nos brinda. Por aquel tergiversado camino, se enrumbaron las relaciones chino-soviéticas por solo citar un ejemplo.

La “pertinencia” del mercado  es tan apropiada al capitalismo como al socialismo como sistema; en tanto se matice cuáles son sus particularidades en ambos casos; pues el desarrollo y no el desarrollismo está en las pretensiones más perentorias de este para alcanzar su  principio de distribución básico; lo que es absolutamente inviable bajo el paraguas de las relaciones de producción capitalista, pues este acentúa las diferencias, convirtiéndose en un mecanismo de distorsión que provoca múltiples manifestaciones en el orden interno; que tiene sus expresiones en  las relaciones  establecidas a nivel internacional; causa y desespero de las actuales economías llamadas “emergentes”.

La pregunta en cuestión es ¿si es coincidente o no la conducción del partido Comunista de Cuba con la aspiración en la construcción del socialismo?

Para responder  desde mi perspectiva a la pregunta, es preciso dejar claro que en el plano histórico el proceso revolucionario cubano es uno; ajustado a sus propias peculiaridades, entroncado en  el proceso de formación nacional; en un contexto continental bien diferente al asiático; así las reformas en China que desde finales de la década del setenta del siglo pasado impulsara China, bajo el lema “Un país, dos sistemas”, pueden ser muy aportativa a aquella sociedad, lo cual se ajusta a condiciones muy concretas en momentos en que los fundamentos teóricos del marxismo parecían caer por no ser académicamente bien comprendidas las realidades del gigante asiático, lo que indudablemente se arrastró al campo de la política; cuyos resultados fueron la desarticulación del movimiento revolucionario mundial.

Llegar a la meta es la aspiración, pero el cómo llegar a ella resulta la paradoja; cuáles son los obstáculos de ella según el artículo de la Joven Cuba:

….”hay un fuerte sesgo de economía de comando que impide pensar la conveniencia de privatizaciones y prefiere estructuras monopólicas como las TRD a la competencia del mercado. Al centro de la ideología oficial sigue estando la economía y el monopolio estatal bajo control del PCC, no un proyecto nacionalista desarrollista de integración mercado-estado. Esa inercia ideológica anti-mercado explica la persistencia en el error estructural que es dictar las actividades permitidas para tener licencia y no fomentar cualquier actividad económica que no esté expresamente prohibida.”

De qué tipo de “conveniencias de privatizaciones” se trata; de cuáles “estructuras monopólicas”; por más que se busque con los objetivos de la construcción del socialismo no se podrá encontrar las fórmulas adecuadas pues  nada tienen que ver con la construcción que el Partido Comunista de Cuba se ha propuesto en los Lineamientos Económicos; pues parten de la sostenibilidad para poder construir esa sociedad donde no inspire el arrebatador mercado,  o da la resultante, que existe una cabal incomprensión de lo que es un monopolio; aferrándose a que tiene que existir una política de privatizaciones; ni uno ni lo otro, eso está fuera de toda duda presumible.

El virtuosismo de que “Las mejores experiencias de desarrollo de las últimas décadas en los países del Este de Asia demuestran que el gobierno intervino no para reemplazar el mercado sino para incentivar la competencia, resolver las fallas del mismo, ponerlo al servicio de la sociedad”; es absolutamente confuso pues en teoría de ninguna manera el estado puede remplazar al mercado; en tanto sería idílico  “procurar formas empresariales amistosas a la competencia de mercado”. Si la “metáfora mecánica”  de los lineamiento es no superar  esas  “trabas”, estamos en presencia no ya del camino escogido; otro que no es mencionado,  donde  “no en limitar la expansión de los actores privados” sea lo que prime.

De qué manera se propone el futuro, “Deberían importar más muchas inversiones pequeñas que la mentalidad totalitaria de querer resolver todo con grandes capitales”; tal  como se propone resultaría caso expreso que los grandes proyectos no tendrían cabida, pues resultaría un imposible la acumulación de capitales; lo que en definitiva sería la hipoteca permanente del futuro, que no es otro que el desarrollo y de la construcción del socialismo. 

En la práctica la propiedad fundamental sobre los principales medios de producción no restringe ni elimina la existencia de la propiedad privada, más bien refuerza su papel, allí donde  se hace imposible la acción del estado en la economía; ambas se conjugan.

La Ley de Inversiones Extranjera no hace excepciones sobre tipos de inversionistas, por tanto no se puede esperar que  “Una apertura hacia las inversiones de emigrados en Cuba debe tener en cuenta el poder de tal política para socavar la política de embargo estadounidense y acoso externo”; no es menos cierto que la oportunidad resulta provechosa en el orden político, pero no en el orden de los principios, pues estos no tienen cabida en negociaciones; el bloqueo se extinguirá, pero por la conjugación de múltiples fuerzas y actores nacionales e internacionales; por ello la emigración cubana no debe ser un sello distintivo, sino un componente más. 

En la construcción del socialismo, no se puede menoscabar el papel del partido como fuerza rectora en  la sociedad por ello en la propuesta que se brinda sobre una supuesta “convergencia” sociedad cubana-emigración, soberanía e independencia entran en el juego; lo que implica que la mediación no quede en los meros marcos institucionales pues como se afirma “La comunidad cubana en el exterior es mucho más blanca, procedente de las ciudades, particularmente de la Habana, y más a la derecha en su visión política que la población de la isla,”.

Por último, y no menos importante, todo inversor, no deja de ser lo que es, se lleva aquello que Marx  definió como cuota de ganancia.




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