lunes, 9 de junio de 2014

10 RAZONES PARA UN CAMBIO EN LAS RELACIONES CUBA-ESTADOS UNIDOS.

Cumbre constitutiva de la CELAC


La cúpula política norteamericana se encuentra hoy fragmentada en torno al tema Cuba, donde una  buena parte de republicanos y demócratas creen que en las actuales circunstancias carece de sentido  un aislamiento “perpetuo” entre las dos naciones.

Para republicanos como para  demócratas dentro y fuera del gobierno las opciones de cambio para la isla no serán producidas por las organizaciones y grupos que en esa nación existen; carecen de apoyo, ni tiene un programa viable que conduzca a que tales acontecimientos se produzcan, en todo caso han contribuido con sus acciones subversivas a afianzar el proceso revolucionario en Cuba.

Una parte importante del exilio cubano está  dispuesto a adoptar el cambio, en tanto las viejas generaciones-líderes- han perdido prestigio ante el exilio; al asumir una política desde sus inicios de aislamiento total, carente de todo tipo de vínculos.

La política sostenida por más de medio siglo de bloqueo ha aislado a  ese país de la comunidad internacional,  propiciando fisuras en el sistema de relaciones capitalistas, fundamentalmente con los países desarrollados de occidente, más acentuadas entre Europa y los Estados Unidos.

La tendencia integracionista en América Latina y el Caribe; su apoyo al proceso revolucionario cubano le plantea una disyuntiva de nuevo tipo a la política norteamericana que obliga a rediseñar todo el sistema de relaciones hacia el continente, incluidas las de Cuba en primer término, base  esencial de las principales fuente de contradicciones.

La Organización de Estados Americanos (OEA), no es el ente político, ni el espacio que pueda canalizar las aspiraciones de los Estados Unidos; ha quedado sin posibilidades de maniobras para alcanzar sus ambiciones; en tanto han surgido otros que apuntan a la defensa de los reales intereses de la región.

La estrategia de subversión ideológica y política hacia Cuba que contempla la creación de organización anti-revolucionarias; de líderes opositores; de prensa “independiente”; y de campañas mediáticas; imposibilitan su  accionar desde una posición de enfrentamiento y aislacionismo; que al mantenerla provocaría divisiones en la llamada disidencia cubana.

Los cambios  internos operados en Cuba con el nuevo modelo económico, al producir una apertura al capital extranjero con viables posibilidades de éxito, provocan la ruptura del bloqueo, encaminando a  la isla hacia un desarrollo sostenible;  ello repercute negativamente en el mundo empresarial norteamericano, marginado por el bloqueo económico al no poder tener participación.

La política de guerra y agresiones contra Cuba ha fracasado en todos sus flancos, afianzando el proceso revolucionario cubano, mostrando ante el mundo la capacidad de  adaptación  ante las diferentes contingencias a que ha sido sometido; lo que ha reforzado  el prestigio de la revolución ante la comunidad internacional, particularmente en América Latina y el Caribe.

Las viejas rencillas “anti castristas”, y de “dictadura”, manipuladas sistemáticamente  por la prensa en los Estados Unidos no tienen el efecto de antaño; al carecer de toda objetividad, solo es sostenida por la extrema reacción anti cubana y por algunos políticos de la derecha y extrema derecha norteamericana en ambos partidos.








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