viernes, 9 de mayo de 2014

RELACIONES CUBA-ESTADOS UNIDOS: CONVULSIONES Y AMAGOS


Barbara Lee y Sam Farr, ambos legisladores por California, así como por Enmanuel Cleaver (Missouri) y Gregory W. Meeks (Nueva York), recién han concluido un viaje a La Habana; al terminar declaran que las condiciones para un diálogo Cuba-Estados Unidos se encuentran listas, un diálogo que como ha sistemáticamente aclarado el gobierno cubano no puede ser de otra manera que sobre la base del respeto a la soberanía, poniendo sobre la mesa las disímiles contradicciones, sus causas y consecuencias, como única vía posible de reconocimiento de un antagonismo, que no tiene sus raíces en el año 1959, es lejano en el tiempo, donde el académico norteamericano Noan  Chomsky lo ha ratificado recientemente haciendo alusión al “robo a punta de pistola de Guantánamo”, por solo citar un ejemplo, donde por supuesto no se analiza la penetración norteamericana en Cuba durante el siglo XIX, ni los daños causados por la política norteamericana durante dos gestas independentista en ese siglo.

Omisiones faltarán, vacíos quedarán, la historia no puede de ninguna manera ser analizada en dos cuartillas de lo que se trata es de llegar por lo menos a no confundir  los cambios que han tenido lugar a principios del siglo XXI en el contexto de las relaciones internacionales con las relaciones particulares entre Estados Unidos y Cuba. No es menos cierto que a la política norteamericana se le plantean disyuntivas nunca antes manifestadas con tanta fuerza sobre la necesidad de un cambio de política con relación a Cuba; el consenso latinoamericano así lo demuestra.

¿Bajo qué circunstancias se produce la visita de los senadores norteamericanos a Cuba?

·        Una reacción  casi unánime  a los programa subversivos de los Estados Unidos contra Cuba a través de programas encubiertos como ZunZuneo, Pirameidal, y Commotion.
·        Una cacería implacable a escala global contra empresas y bancos que mantienen relaciones con Cuba.
·        Detención de 4 terroristas cubano-americanos en La Habana vinculados a las mafias miamenses.
·        Negación sistemática del gobierno de los Estados Unidos a liberar a los antiterroristas cubanos presos en esa nación violando todo el sistema jurídico norteamericano.
·        Negativa sistemática a eliminar el bloqueo contra la isla.
·        Campaña internacional para  desacreditar las relaciones entre Cuba y la RPDC a raíz del barco coreano detenido en el Canal de Panamá bajo el supuesto de violar disposiciones y tratados sobre armamentos.
·        Etc, etc.

Tras los cambios que han tenido lugar en parte de la sociedad norteamericana sobre el tema cubano, del cual la prensa norteamericana se ha hecho eco últimamente, no puede  de ninguna manera confundirse con “intenciones” de un acercamiento serio y objetivo entre Cuba y los Estados Unidos; la política de ese país sigue siendo férrea y fuera de toda posibilidad de cambios.

Mas la oscuridad no puede de ninguna manera dejar traspasar la luz en el tema que nos ocupa; Estados Unidos está ante una disyuntiva que considero histórica  ante la próxima cumbre de Las Américas; como  ya señalé en otro escrito “América toda con cumbre o sin cumbre”; la paradoja conlleva a la diplomacia norteamericana de cara a ese evento a sondear el actual estado de sus relaciones con la América Latina en momentos donde se pronostica una presencia cada vez más creciente de China y Rusia en el continente; un creciente movimiento de unidad política que se materializa con la integración económica. De este modo el gobierno de Obama  se encuentra en una encrucijada; o revisa a fondo sus relaciones con Cuba o se deterioran sus relaciones a nivel continental.

La revisión de una política, no implica su cambio; la flexibilidad parece ser la opción más atractiva; a Obama le falta lo que le sobró a Kennedy: asumir la responsabilidad con valentía.



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