sábado, 14 de diciembre de 2013

FORMACIÓN NACIONAL E INTEGRISMO

El grito de independencia lanzado el 10 de octubre de 1868 por Carlos Manuel de Céspedes en la Demajagua, ni por asomo es  expresión de la situación  deprimente de de aquella parte de la Isla de Cuba en  aquellos años; en otras partes, mucho antes de aquellos acontecimientos, eran ya mención constante de las autoridades coloniales, tal es el caso de la Vila de San Juan de los Remedios; en 1853; según la prensa de la época, se expresaba que:

 “ El Teniente Gobernador exige que se siembre y cultiven viandas y frutos del país para evitar los precios caro “(….) “una de las cosas que más llama la atención es el estado lastimoso e indigente en que vive la mayor parte de los sitieros y vegueros de esta jurisdicción, pues cargados de obligaciones que sustentar las tienen abandonadas como si ninguna tuviera contraídas, contentándose con mendingar el favor del vecino laborioso(….)los que así viven pueden conceptuarse, sin temor de equivocación, como vagos del partido” [1] .

Las contradicciones que estaban a flotes en tiempo muy  distantes al levantamiento, no eran exclusivas para esa jurisdicción enclavada en la zona norte de la región central de la isla; esta misma realidad es también palpable en la Villa de Santa Clara, y la colindante  Sancti Spíritus; aunque  también se hace alusión de que en esa misma jurisdicción-San Juan de los Remedios-se fomentan nuevos ingenios, entre ellos “ La Julia”, que fue adquirido por Edmundo Depestre y su mujer Juana Forbes  y Millar; la “Asunción” de Juan Smith y Juan Wilson; “Flor del  Cayo” de  Vicente y Luis Lavallette; “La Peria” y “Chimborazo” de los norteamericanos Enrique  Tomás Fales” [2] ; ello es tan solo la manifestación del empuje azucarero que desde occidente venían entonces acometiéndose; chocando con la fuerte reticencia de formas productivas arcaicas como las haciendas comuneras, expresión de la división y anarquía del agro colonial opuesta a todo intento de concentración productiva a través de la plantación, que por ser esclavista profundizaba las contradicciones; este empuje azucarero  hizo posible la entrada de hacendados provenientes de la jurisdicción de Matanzas, así como de vecinos de aquellas tierras, movidos por el boom azucarero.

Las cifras que nos ofrece Fortún correspondientes al año 1858 expresan que, “Existían en la jurisdicción 51 ingenios o trapiches, 3 cafetales, 356 potreros, 26 haciendas de crianza, 813 sitios de labor, 69 vegas de tabacos, 13 fincas, 1582 casas y el valor de la riqueza era de más de un millón de pesos” [3] , demuestran que es la jurisdicción  dependiente de las labores agrícolas y ganaderas, aunque se manifiesta un auge de la plantación esclavista. Como se ha demostrado por  la historiografía cubana, los plantadores y hacendados eran también dependientes del capital comercial español; lo  que era proclive a la acentuación de las contradicciones con el poder español en la isla.

Así los labradores y campesinos estaban sometidos a una doble explotación, por una parte la que engendraba el poder de la metrópoli en la colonia a través de sus autoridades y por otra a los hacendados que naturales(criollos) o españoles lo empujaban a una situación desesperada.

Las contradicciones de las potencias europeas; los movimientos expansivos de éstas, particularmente los que asumía la corona española tenían repercusiones desfavorables para la colonia antillana; por una parte exponían las claras tendencias integristas de los grupos aliados a la corona en la isla, por otra empujaban a los sectores no conforme con el dominio colonial a una situación aún más difícil, pues parte de los costos de las guerras tenían que ser asumidos por sus propios habitantes; éstas realidades forman parte del conjunto de contradicciones que se gestan en el proceso de formación nacional  que en definitiva acentúan la contradicción fundamental colonia-metrópoli.

 El integrismo como expresión de voluntad  se manifiesta  en el período pre-contienda, en el año 1859 en la Jurisdicción de San Juan de los Remedios:

 “El señor  Alcalde primero ordinario por depósito de vara, presidente accidental de I. C. , hizo presente  que para manifestar el entusiasmo con que ha recibido esta villa y su jurisdicción la declaración de guerra al imperio de Marruecos por la madre patria, proponía al I. C. , si procedía invitar  al vecindario de la Villa y partidos, en mérito del acendrado patriotismo que por todas partes se observa y á imitación de otras municipalidades se recogiera por esta el donativo que cada vecino quisiera hacer, “ [4] ….
 
La expresión de ofrecimiento de “vidas y haciendas” a la corona no es un caso aislado como el señalado con anterioridad; fue un una práctica sistemática ante cada acontecimiento que tenía lugar en España; es asumido como defensa de la “dignidad nacional”; una manifestación de  ello se ofrece en la sesión del  17 de diciembre de ese mismo año en el cabildo de esa villa, “El señor Presidente y todos los presentes ofrecen su auxilio al gobierno en su guerra con el imperio de Marruecos, ofrecieron vidas y haciendas a la Reina” [5]; que como ya se demostró arrastra a todo el componente social sin distinción de bienes y propiedades.

Así la  crisis del integrismo viene  a ser el propio proceso de formación nacional; trascurridos tan solo 4 meses después del alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes, en 1868 gran parte de la sociedad ilustrada  y  enriquecida de esa villa paga con creces su aliento revolucionario e independentista, cuando en febrero de 1869 fueron llevadas a cabo por la autoridades coloniales detenciones masivas; en la lista figuraban:

Andrés del Río y Rodríguez, de 40 años, casado, agrimensor y periodista.
Joaquín Bianchy, 43 años, natural de Cádiz, casado, dentista de Caibarién.
Miguel Lima, 30 años, maestro de obras.
Pedro Riverón, 61 años, profesor público.
José del Carmen García, 29 años, comerciante.
Julio Broderman, natural de Portugal, 49 años, hacendado.
José Valls, 35 años, propietario.
Mariano de la Peña, 29 años, comerciante.
Carlos de Morales, 29 años, comerciante.
Francisco Riera, 28 años, comerciante.
Rafael de Morales MENA, 40 años, flebotomiano.
Alejo Bonachea, 32  años, procurador.
Francisco Javier Balmaceda, 45 años, propietario.
Rafael de Morales Jullién, 37 años, propietario.
Francisco C. Bonachea, 27 años, propietario.
Andrés Pérez Torres, 28 años, agrimensor.
José Riverón,  44 años,  propietario.
Agustín  Riverón, 56 años, propietario.
Joaquín del Río, 53 años, farmacéutico.
Antonio Ceballos, 25 años, estudiante.
José León Alberna, 40 años, agrimensor y periodista.
Abad Balmaceda, 57 años, hacendado y regidor.
Antonio de la Peña, 43 años, escribano.
Manuel A. Mugica, 33 años, propietario.
Pedro Salavarría, 44 años, natural de Trinidad, profesor.
José Momplet, 59 años, natural de Cartagena de Indias, comerciante.
Simón Balmaceda, 32 años, herrero y músico.
Nicolás  Donato García, 70 años, propietario.

Del destino a los implicados, Martínez Fortín  deja el siguiente pasaje:

“A las tres y cuarto de la tarde de este día salió de la Habana con rumbo  a la isla de Fernando Poo, el vapor español “San Francisco de Borja”, llevando 250 deportados, casi todos cubanos. A la salida del buque ocurrió una alarma y los voluntario dieron muerte a un joven e hirieron a varios a los gritos de “ Mueran los traidores”, “Muera el general Dulce”-todos los remedianos citados anteriormente al tratarse de las prisiones de esta población, iban en dicho vapor, de ellos murieron varios en la travesía y en dicha isla, algunos escaparon (Balmaceda y Broderman) y los otros quedaron rezagados por España o pasaron luego a otros países-Los deportados se clasificaban de la siguiente manera, por profesiones, naturalidades, razas, etc. : 4 procuradores, 2 dentistas, 5 empleados del foro, 34 hacendados, 2 corredores, 6 ledos, en medicina, 8 escribientes, 5 profesores de instrucción pública, 2 anotadores de hipotecas,  7 administradores de fincas, 3 maestros de azúcar, 25 empleados de comercios,  4 mecánicos, 6 ledos en leyes, 1 administrador de gas, 6 ledos en farmacia, 4 agrimensores, 2 arquitectos, 1 retratista, 25 propietarios, 7 empleados de policía, 5 curas párrocos, 7 estudiantes, 1 vice cónsul inglés, 7 militares, 1 vicecónsul de Portugal, 2 jueces de paz, 2 músicos, 1 regidor, 1 piloto, 2 ciudadanos americanos” [6].

Lo manifestado como estudio de caso, deja expuestas las principales causas que llevan al torrente de la independencia en la isla de Cuba, siendo éstas políticas, económicas y sociales; expresión de la crisis del integrismo que se venía gestando a la par que el proceso de formación nacional adquiría mayores dimensiones e integralidad, proceso que se acentuará  durante las dos contiendas independentistas.



[1] Martínez Fortún y Foyo, José A. Anales y Efemérides de San Juan de Los Remedios y si Jurisdicción. Tomo II (1850-1867). Imprenta Pérez Sierra y Compañía. La Habana, 1930. Pág. 38.

[2] Martínez Fortún y Foyo, José A. Anales y Efemérides de San Juan de Los Remedios y si Jurisdicción. Tomo II (1850-1867). Imprenta Pérez Sierra y Compañía. La Habana.1930. Pág. 80.

[3] Idem. Pág., 93.

[4] Idem. Pág.90-91

[5] Idem. Pág. 91

[6] Idem.  Tomo III. Pág. 25

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