domingo, 5 de mayo de 2013

Sagua La Grande: Ayuntamiento e intervención, 1899.

El desenlace trágico de la segunda contienda independentista cubana (1895-1898) estuvo precedido por el cultivo de las contradicciones de los órganos de poder del manbisado, hacia el interior de la isla  Gobierno-Ejército Libertador, en el exterior por el Partido Revolucionario Cubano; la falta de concertación entre los tres polos de poder propició el camino  de la intervención norteamericana, facilitó el establecimiento de un período de intromisión, y que se construyera una “república” al estilo  made in USA, alejada de los ideales del pensamiento martiano. Al igual que la primera gesta, la falta de unidad-con nuevos condimentos-posterga los propósitos de los representantes más preclaros del proceso revolucionario hasta se momento.

La generalidad de los acontecimientos que tienen lugar en el año 1899 son conocidos; pero ingredientes locales o acontecimientos que tienen lugar durante ese período, no siempre están insertados dentro del proceso general; por ello pretendemos abordar  uno de estos  como estudio de caso. Sagua La Grande, ubicado  al norte de la región central de Cuba, tenía la impronta  azucarera, con un puerto de abrigo para exportaciones, penetrado por el capital norteamericano, había adquirido un peso de importancia en la economía de la colonia cubana desde finales de la década del 30 del siglo XIX;  el capital comercial fluía hacia esta jurisdicción desde Nueva York, La Habana o Matanzas, otorgándole una distinción en la isla.

Para este trabajo hemos tomados por referencia el fondo Ayuntamiento de Sagua La Grande del Archivo Histórico Provincial de Santa Clara, los datos e informaciones que se exponen ven la luz por primera vez, pues este fondo no ha estado al alcance de los investigadores al no estar sometido a un procesamiento científico técnico por los especialistas y técnicos de esa institución.

Según se recoge en varios documentos, textos y otros tantos trabajos de investigadores y estudiosos de este período de la Historia de Cuba, Jhon R. Brooke al designar el primer gobierno para  Cuba, no hizo otra cosa que modelar  con toda intencionalidad la supervivencia del colonialismo bajo nuevas formas, así en aquel gobierno designado en enero de 1899 de sus seis miembros, 3 serían autonomistas confesos:

  • Adolfo Sáez Yánez. Obras Públicas, Agricultura, Industria y Comercio.
  • José García Montes. Sub secretario de Estado y Gobierno.
  • Leopoldo Cancio. Finanzas.
Esta  exposición pública de enfrentamiento político al movimiento revolucionario cubano, tuvo inmediatas repercusiones  hacia el interior de la isla;  en la conferencia que sostiene  el General Jhon A. Bates en Cienfuegos con Alcaldes de la zona central de la isla, rechaza la solicitud de renuncia que habían presentado los gobiernos municipales, dejaba  en sus cargos a todos los cuerpos locales de la colonia, ello constituía un hecho vergonzante,  un insulto al movimiento independentista cubano; dejando claro que en las nuevas condiciones creadas el balance político que tendría lugar, restando fuerza al bien ganado puesto de figuras del mambisado.[1]

El 25 de enero de ese año  los Concejales del Ayuntamiento presentan ante Jhon A. Logan la reiteración de renuncia; dando paso a la formación de un nuevo cuerpo [2] ;  al mayor norteamericano, no le cupo otra alternativa que pasar a la formación del  nuevo gobierno; no es casual que durante ese mes de enero hallan transitado por  el Ayuntamiento tres alcaldes: Francis P. Machado, Delfín Tomasino y Alfredo de Figueroa y Marty.

Hasta donde la causa independentista había calado en el pueblo cubano al ver la situación de dejación y desespero a  la que se sometía el Ejército Libertador, llevó a que los gobiernos de las cabeceras municipales se  manifestaran abiertamente ante las autoridades norteamericanas, “El Señor Presidente propuso á la Corporación se elevase una comunicación al Secretario de Estado(…) con la solicitud que hace  a las Autoridades Norteamericanas, para el inmediato pago del Ejército Cubano, con cargo al Tesoro General de esta Isla” [3].  El nuevo Ayuntamiento juramentado el 20 de febrero no denegó la propuesta formulada.

Una manifestación de las contradicciones que tienen lugar en estos órganos al permanecer en ellos los autonomistas tiene lugar  en la sesión del 20 de febrero:

“Fue leída en sesión una invitación para el Ayuntamiento para  asistir a las honras fúnebres como Ofrenda a los héroes que murieron peleando por la libertad de Cuba y las victimas de la reconcentración; existiendo criterios encontrados entre los concejales sobre la asistencia o no; al ser sometido a votación, se llegó al acuerdo, que vallan los que quieran. No obstante el Concejal Pablo Lezcano hizo constar en el Acta que, no debía la corporación concurrir con tal carácter (….) que protestaba por el acuerdo por ilegal, contrario a la libertad de conciencia y á los principios más rudimentarios de la democracia”[4].

Como se ha comprobado, la tendencia del autonomismo en Cuba se había manifestado a favor de la anexión a los Estados Unidos; en Sagua La Grande, McCullog, propietario estadounidense, radicado en esa ciudad, constituía el principal cabecilla,  era para entonces un ferviente colaborador del General John C. Bates, que ocupaba el cargo de Gobernador Militar de Las Villas[5].  Perdidas las esperanzas de una Cuba española, los agentes del autonomismo  se movían en la cuerda anexionista, opacando todo reconocimiento del carácter y fuerza del independentismo; que como se prueba estaba presente en la composición de los gobiernos municipales; de ahí la posición intransigente de Lezcano.

De la ocupación efectiva del territorio cubano, pasó el gobierno interventor a disponer en la vida diaria de los cubanos, en la sesión del 27 de febrero, se presentó el delegado del  General Bates pidiendo las notas  de gastos e ingresos del presupuesto municipal; exigiendo reducirlo; doblado a eso intereses  el Ayuntamiento acordó, dejar cesante al escribiente, un enfermero, cuatro guardias interiores, un trabajador de obras públicas; y al encargado del reloj público [6] ; las exigencias no culminarían en aquella sesión, el 6 de marzo se presentaría el ayudante del General Bates, Louis V. Caziar exponiendo las inconformidades del general con los déficit del presupuesto, los consideraba muy altos para un mes; demandaba ahora su reducción y la ejecución de un nuevo presupuesto por parte de la corporación; tal demanda, era impuesta  por orden. [7] Sí por una parte ello vendría a ser cotidiano en el escenario de un “territorio” ocupado, por otra  comenzarían a llegar solicitudes de pagos de dietas por consumo de  los soldados norteamericanos en establecimientos de la localidad, como es el caso de la reclamación establecida por Francisco Gañi Aldane, al cual se le debía la suma de $ 466,50 en la fonda de su propiedad; en esa ocasión el Ayuntamiento adoptó una postura más realista ante los acontecimiento disponiendo, se “hicieran las reclamaciones a quien las crea oportunas”; lo que solo era posible en tal caso al gobierno interventor; no podía por ello echarse a cuesta un gasto sobre un presupuesto  al cual el gobierno interventor le exigía reducciones constantes. [8]  A su vez la Administración de Hacienda de Santa Clara exigía la entrega de las cantidades que le correspondían por  los impuestos sobre Derechos Reales.

Del minucioso control que el gobierno interventor llevaba, es el señalamiento que el 15 de mayo tiene lugar, en nota que se presenta ese día se comunicaba del desvío de la partida de presupuesto destinada a Policía Urbana para atenciones municipales; por lo que el Ayuntamiento tuvo que asumirlo como una deuda propia. [9]

Las escabrosas relaciones entre el gobierno local de Sagua La Grande con el Gobierno interventor llevaron a que Bates, en compañía de José Miguel Gómez, Gobernador Provincial se personaran en aquella ciudad el 22 de marzo, el sarcasmo de  Gómez fue inaudito y de total contubernio, además de demagógico, expresaría a aquella institución a la cual no se ausentó ni un solo concejal que, …”ayudará aún más allá de sus esfuerzos á este municipio y á los demás de la Provincia pues cree que los Ayuntamientos deben ser completamente autónomos” …[10] ; desfachatez mayor no podía existir, pues como gobernador provincial estaba al tanto de los detalles sobre las revisiones constantes del presupuesto por parte de Bates. Este último para aplacar los ánimos señaló que …”había gestionado con el General Brook,. para que con el dinero de las Aduanas, saldara las dudas de Enero y Febrero de los Municipios que como el de Sagua estaban en condición difícil “…[11].  No era por tanto como reconocía el general un problema local, era a lo largo y ancho de la isla; Sagua y su población no disfrutaba desde junio de 1898 del alumbrado público; el Ayuntamiento por carencia de presupuesto no podía  establecer contrato con la Empresa del Gas. En el asilo “Huérfanos de la Patria” 290 niños estaban en condiciones precarias, por falta de presupuesto; la decisión fue …”cobrar la estancia á razón de $3.00 mensuales, objetando que el que no pudiera pagar sería sacado de la institución.[12].

La situación alimentaría de la población estaba rondando en la hambruna, por ello propusieron solicitar un empréstito de $ 8,000, 00 para importar ganado. Al entrevistarse el Doctor Antonio Bustillo con el General Bates para tratar lo problemas letales del presupuesto, el  “flamante” interventor le respondió, ….”que los fondos que tenía no podía tocarlos sin orden superior (…) que el dinero de la Aduana que existe en esta Villa á Depósito no podrá disponer  pues solo podría hacerlo el General Brook”….[13] ; se le había olvidado en tan solo  unos días el compromiso que había asumido en presencia del General José Miguel Gómez.

Las contradicciones en torno al presupuesto no cejaron durante los primeros meses del año 1899, ello fue la causa de la renuncia del alcalde Alfredo de Figueroa por haber tenido un  incidente con el Capitán norteamericano Kerman; pues entre ambos existían serias discrepancias en torno al pago de la Policía. [14]

Desde el 4 de enero de ese año, el Ayuntamiento había adoptado el acuerdo de realizar los cobros del  municipio en oro, al igual que para el pago de los impuestos; y solo en plata, en la cotización oficial. Por decreto del Gobierno General de 23 de julio de 1898, en su Artículo 2, había condonado  las contribuciones de 1895 al 1898 a las fincas rústicas cuyos campos y fincas hubiesen sido destruidos por la guerra; tanto el acuerdo, como el decreto eran perjudiciales  para la economía municipal, aunque el Decreto  estaba fundamentado  en una  razón inexcusable, a quién exigir pago si los campos estaban en ruinas. Tan complicada era la situación de los campos cubanos, tan graves los problemas con el presupuesto que …” en Sitiecito existían fuera de su sepultura restos humanos demostrando grave perjuicio a la salud pública”. [15]

El Ayuntamiento tuvo que sortear  la negativa de los comerciantes a pagar impuestos;  se escudaban en la supresión del impuesto sobre Consumo que  el Comandante John A. Logan había decretado; ante la disyuntiva presentada, se acuerda reducirlo a la mita; pero los comerciantes no conformes, presentan un proyecto de impuesto que según ellos era “más equitativo y ventajoso”; ante esta nueva situación se acuerda decretar que el proyecto presentado incurría en “responsabilidad criminal”,  no obstante   se  redujo la posibilidad de adquirir mayores contribuciones, al quedar solo la mitad de lo inicialmente previsto.

Por último para atascar aún más la crítica economía saguera el Ayuntamiento acuerda el 15 de mayo de ese año que el cobro de las contribuciones debía realizarse en oro americano, así como el pago de sueldos a empleados; esta decisión  fue inmediatamente comunicada al gobierno interventor; no objetándola; a partir de entonces las vacunas para 10 personas contenidas en un pomo, son vendidas al precio  de un peso oro; inalcanzable para la población.

Esa misma  postura de rodilla ante la moneda americana lleva a que los guardias municipales exijan aumento de sueldo pues “no les alcanza para cubrir las más imprescindibles necesidades”[16]. Cuando el General  Daniel Gispert, el Coronel Clemente Cuesta y la  Presidenta de la Institución Benéfica “La Cruz Blanca Cubana”, Rosario Dobrocá de Osorio, hacen solicitud de contribuciones para ayudar a los enfermos  y mutilados del Ejército Libertador, el Ayuntamiento responde que lo haría “cuando pueda” [17]; ante el temor de caer en el descrédito por aquella postura asumida, deciden con posterioridad asignarle del presupuesto la cantidad de $30,00 para  aquellos que había dejado parte de su sangre en los campos de Cuba luchando por la independencia.

La continuidad del colonialismo es manifiesta durante el período interventor, los gobiernos municipales dejan de representar los intereses e ideales independentistas, para plegarse ante un gobierno efectivo extranjero.




[1] Fondo Ayuntamiento Sagua La Grande. AHP. Villa Clara. Año 1899. Folio 15.
[2] Idem. Folio 19
[3] Idem. Folio 22
[4] Idem. Folio 37.
[5] Ver. Cuba: Las Máscaras y las Sombras. La primera ocupación. Tomo I. Rolando Rodríguez García. Editorial de Ciencias Sociales. Pág. 71
[6] Fondo Ayuntamiento Sagua La Grande. AHP. Villa Clara. Año 1899. Folio 45
[7] Idem. Folio 46.
[8] Idem Folio 49.
[9] Idem. Folio59.
[10] Idem. Folio 60
[11] Idem. Folio 60
[12] Idem. Folios 65-66
[13] Idem. Folio 88.
[14] Idem. Folio 137
[15] Idem. Folio 16.
[16] Idem. Folio 165.
[17] Idem. Folios 112-113

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