lunes, 12 de noviembre de 2012

Acotaciones históricas sobre el Cabildo de Santa Clara.

Historiar sobre la fundación de Santa Clara ha sido un propósito en muchos estudiosos de la historia regional y local. Por una u otras conceptualizaciones que han tenido como fuente el culturalismo, o en otros los afanados tradicionalismo, que mal tratados crean una extraordinaria confusión,  ha provocado el distanciamiento de  los principios de la tradición histórica de enfocar los hechos de acuerdo a las realidades que tuvieron lugar en una época determinada; llevando a algunos incluso a expresar en determinados espacios  que estos orígenes fundacionales han sido “muy llevados y traídos”; sin tener en consideración que el hecho real viene determinado por los reiterados enfoques errados que han precisado de nuevas interpretaciones.

La concertación  fundacional del 15 de julio de 1689 que da lugar al surgimiento en el espacio insular de Cuba de una nueva villa, no  adquirirá forma legal hasta el 1 de enero de1690, cuando tiene lugar la primera reunión para la elección de los cargos concejiles que dará cuerpo al Cabildo o Ayuntamiento. Este acontecimiento poco tratado, además de relegado, constituye el hecho más importante de la última década de finales del siglo XVII en la región central de la isla. La élite que se apodera de las riendas administrativas optará por afirmarse inmediatamente a esa fecha en un espacio que no dejará de acrecentar aún utilizando la fuerza como medio de reconocimiento. La institución creada, definirá los contornos de la jurisdicción durante la primera mitad  del siglo XVIII; la que con algunas pérdidas territoriales, se mantendrá hasta el siglo XIX. Se estableció un grupo de poder que se precipitó más hacia la autonomía  que a la dependencia absoluta de la corona española y del poder central  de La Habana, tendencia que comenzará a delinear los antecedentes del proceso de formación nacional; lo que es también válido para otros espacios bajo el régimen colonial  español.

La fundación merece el digno respeto  histórico   que con apropiado júbilo se celebra anualmente; pero es precisamente el cabildo (grupo de poder) el que dará fuerza al proceso colonizador que tiene lugar hacia el interior en enconada rivalidad con otros grupos en la zona central de la isla, donde no escapa la élite occidental  asentada en La Habana.
 Es precisamente este cuerpo corporativo el que organizará la defensa de sus predios ante la posible amenaza inglesa después de tomada La Habana en 1762, hecho al que la historiografía cubana no ha dedicado la merecida atención que requiere. Este mismo núcleo directivo asentado en el cabildo organizará y enviará hacia la ciudad sitiada batallones de pardos que contribuyeron a la defensa ante el ataque inglés. Con el mismo sosegado  empeño de defensa  organizaron milicias  destinadas a la defensa de  Trinidad,  villa ubicada al sur de la zona central de la isla. En la sesión del cabildo del 29 de agosto de 1762 se expresó:
“cerrar todos los caminos ó conductos así marítimos como terrestres por donde pueda entrar  el enemigo á invadirnos destinando sugeto con la competente orden a fin de que con todos los vecinos del camino que cerrase y la demás gente que fuere necesario, elija los parages donde se ha de hacer las tumbas de los arboles que puedan ser útiles á conseguir el fin intentado.”

Las Milicias Cívicas, que como institución tienen su origen en el año 1719; harían historia en la defensa de la Habana en 1762, sobre todo las milicias de pardos y negros que se distinguieron en el combate contra el invasor inglés, en aquellos acontecimientos  la jurisdicción de Santa Clara había brindado un extraordinario aporte tanto económico como en hombres; ello le valió el reconocimiento de la corona española al concluir aquella contienda.
 Las Milicias Cívicas como respuesta organizada del régimen colonial hacia el interior de la isla  ante el empuje del movimiento independentista latinoamericano en su segunda etapa-1816-1826- también-conocidas como Milicias Nacionales Locales o Milicias Urbanas- tienen su aparición en la  Villa de Santa Clara el 27 de mayo de 1821, cuando en la reunión ordinaria  del Ayuntamiento celebrada ese día, fue presentada la primera lista  de los oficiales y soldados de la primera compañía por Juan José Pérez de Prado. Su creación  se amparaba en el Artículo 21, Capítulo tercero del Reglamento Provisional para las Milicias Cívicas de la Isla de Cuba.

Las Milicias que fueron organizadas tenían por objetivo  defender el sistema establecido en el marco de la relación de estos sectores con la metrópoli española y darle continuidad al sistema de plantación  esclavista como orden económico predominante, en tanto fuente de ganancia  y  sostén para España; dividendos que cubren en gran medida los gastos de los ejércitos realistas en América  en su enfrentamiento al movimiento emancipador que se extendió por Latinoamérica. Nuevamente el Cabildo asumió el protagonismo ante una posible invasión desde Colombia al cubrir la extensión de su jurisdicción con los voluntarios alistados.
Al menos en las Actas Capitulares no se encuentra una reacción ante las políticas diseñadas desde el norte a excepción del año 1858, cuando en sesión extraordinaria el Ayuntamiento de Santa Clara se reúne  el día 22 de diciembre; exasperados los ánimos por haber aparecido en la Gaceta, periódico oficial de la Habana las palabras del Presidente de los Estados Unidos Jaime Buchanan  ante el Congreso, exponiendo sus ideas sobre la compra de Cuba a España, donde según el diario, el presidente había utilizado en su intervención, un lenguaje altamente ofensivo. La decisión del cuerpo administrativo no se hizo esperar en la reunión, ...” demostrar la decisión del cuerpo à repeler toda idea que tenga por objeto romper los sagrados lazos que los unen á su augusta soberana y à su madre Patria...”; en esta sesiòn se toman dos importantes acuerdos : elevar la indisposición y total desacuerdo a ser vendida la isla a los Estados Unidos hasta la propia Reina, por conducto del Gobernador y Capitán General, y convocar una sesiòn  abierta donde participaran los vecinos de la  Villa, pues ya los rumores estaban expandidos y era notorio el total rechazo.

Los acontecimientos descritos a grandes trazos abarcaron más de 150 años; previos al levantamiento independentista de 1868; merecen una adecuada atención  historiográfica sin el enfermizo escamoteo tradicionalistas, costumbrista o del exagerado culturalismo. Es indudable que como maquinaria de poder contribuyó al sostenimiento del gobierno colonial de España en Cuba; pero fue el núcleo sensor de contradicciones con el gobierno central de la isla y hasta el de la propia metrópoli; de tendencias autonómicas y amplia liberalidad en la medida que sus intereses se fueron afectados por las disposiciones allende al océano. 

Determinar hasta dónde esa forma de actuar sedimentó un sentimiento de rechazo en el componente social ante el dominio colonial español, es en cierta medida transitar el camino antecedente del independentismo cubano de la segunda mitad del siglo XIX; nos queda pues un áspero terreno de investigación del tema.

Fondo de consulta: Ayuntamiento de Santa Clara.  Archivo Histórico Provincial. Santa Clara. Villa Clara. Original manuscrito.



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