lunes, 7 de septiembre de 2015

Confrontación Estados Unidos-Rusia


Opinión

Concluida la II Guerra Mundial, aparece en el escenario global lo que con posterioridad se le conocería como sistema socialista mundial, en Europa oriental, una serie de países dan la vuelta hacia la Unión Soviética tras el paso liberador del Ejército Rojo, llegando este hasta el mismo escenario  del poder nazi, así hasta la Alemania de Hitler queda fraccionada, con el reconocimiento de la hegemonía del socialismo sobre la  parte oriental, y Berlín dividido en dos partes tras las enconadas confrontaciones entre los “aliados”. Surgida la Organización de las Naciones Unidas, bajo las ruinas de una guerra desbastadora en el año 1945, reconoció bajo su nueva forma el estatus que legaron los acuerdos de las potencias “aliadas” triunfadoras. Dos consecuencias de la bipolaridad (capitalismo-socialismo), fue la inmediata aparición de dos grandes bloques militares: La Organización del Tratado Atlántico Norte y el Pacto de Varsovia; presunción de la continuidad de la guerra, ahora bajo nuevas formas, sin llegar al conflicto, pero al límite de su desencadenamiento, período conocido como guerra fría, que había tenido un antecedente aterrador de inicio, el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hirochima y Nagasaki; la era caliente de las relaciones internacionales había tenido lugar bajo el influjo del mayor “adelanto” científico jamás conocido, la utilización del átomo con fines militares, dando la medida del poder destructor de este. Se abre  entonces una nueva era en las relaciones internacionales que marcará todo un período de tiempo al borde de la guerra, una confrontación permanente entre los dos principales contendientes que acaparan el liderazgo nuclear: Los Estados Unidos  y la Unión Soviética.

La confrontación no es solo militar, esta abarca a todas las esferas de la vida de la sociedad, política y economía incluida; por supuesto estas formas incluyen un abanico de políticas, medidas, programas ,etc, en definitiva acciones cuyo objetivo más general se puede definir como tendientes a la eliminación del campo socialista recién surgido. En  ese escenario, ocupan un lugar importante las sanciones de todo tipo que occidente implementó a lo largo del tiempo contra la Unión Soviética y el campo socialista, doctrina que tiene también sus derivaciones hacia América Latina.

La Doctrina de la Seguridad Nacional (DSN) fue la teoría sustentadora de la geopolítica norteamericana bajo las nuevas condiciones, ofreció por tanto un programa para el predominio mundial de la principal potencia en el mundo, los Estados Unidos. Surgida a expensas del Acta de Seguridad Nacional en 1947; por medio de ella surgió el Consejo de Seguridad Nacional ( NSD) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA), dos aparatos estatales fundamentales en la posterior ejecución de la doctrina, que junto al  ejército formarían los cimentos esenciales de la hegemonía a escala interna y global. Su reformulación e impulso tendría lugar bajo las causas y consecuencias que provocaron la Crisis de Octubre o del Caribe en 1962.

Varios estudiosos del tema consideran que la Doctrina de Seguridad  Nacional, baja sus niveles ante la política de distención internacional formulada por el campo socialista a mediados de la década del setenta del siglo pasado, donde descienden los niveles de confrontación ante la “imposibilidad” de una guerra por el desarrollo tecnológico alcanzado en el campo militar, donde supuestamente no existirían vencedores ni vencidos, ello significaba la eliminación de ambos contendiente a partir de que toda respuesta implicaría la destrucción del agresor.

Es este el panorama que tiene lugar con altos o bajos niveles de confrontación entre la Unión Soviética y los Estados Unidos hasta el preciso momento en que se produce la caída del principal baluarte del socialismo en el mundo, proceso que tiene como definición el año 1989, en resumen la guerra fría vendría a poner fin al llamado “socialismo real”. Más la pregunta en cuestión es ¿por qué la confrontación Rusia-Occidente no declina una vez desaparecida la Unión Soviética y el campo socialista?

Entonces George H. W. Bush creyó que“In a widely and highly influential(later a book), the of history, Fukyuama postulated that the collapse of communism meant that liberal democracy ha triumphed”[i], bajo su mandato se lanza en  1991 la nueva estrategia militar de los Estados Unidos, diseñada por los grupos neo conservadores, el nuevo documento-Defense Planning  Guidance, tenía como objetivo prevenir el resurgimiento de la Unión Soviética u otro rival; dando a esa nación el papel hegemónico fundamental a nivel global en la solución de cualquier tipo de conflicto o intervención de acuerdo a sus intereses. La actuación anticipada ante amenazas caracterizaría la nueva política de la Casa Blanca.

Boris Yeltsin




Cuando la euforia por la glasnost y la perestroika habían sepultado a su máximo exponente, y Boris Yeltsin redondeaba la ruina total del socialismo decapitando totalmente a Gorbachov del escenario político, la  algarabía de ultra derecha daba rienda suelta a sueños inalcanzables; los políticos “de alto vuelo” veía la era dorada del dominio a nivel global; para ese entonces-década del 90-China avanzaba imperceptiblemente a través del camino de las reformas, preparando el salto que tendría lugar con la irrupción del siglo XXI. Lo no calculado, ni previsto fue el rápido reacomodo de la economía rusa a las nuevas condiciones, ni la capacidad de respuesta, lección no aprendida por la política norteamericana si se tienen en cuenta los acontecimientos de la II Guerra Mundial.

¿Estaba condicionada Rusia a ocupar un papel de segunda en el nuevo escenario?; si entonces esta idea estuvo presente, sus portadores hacia el año 2000 estaban fuera del juego, la ascensión de Vladimir Putin, fue y es la mayor contrariedad para la política de globalización planeada; de hecho más de 65 años de historia no pueden ser borrados en tan solo diez; en términos de política, aunque algunos actores ya no ocupaban el escenario, la inmensa mayoría que apostaba por el cambio, no concebía el soborno ante los Estados Unidos; esta misma concepción coincidía con la inmensa mayoría del pueblo ruso; aunque débil, las potencialidades podrían cambiar el rumbo por otros derroteros, nunca bajo la tutela de occidente, esa lección del socialismo traspasó los límites entonces calculados por los tanques pensantes del neo liberalismo y el hegemonismo.

¿Estamos entonces bajo un nuevo panorama en las relaciones internacionales?

El escenario es diferente, pero los objetivos para ser cumplidos necesitan ser reacomodados a las  nuevas reglas del juego político ante los principales contendientes (Rusia-China), donde una alianza estratégica ha tomado cuerpo, arrastrando a naciones emergente con un alto peso en la economía mundial (India-Brasil-Sudáfrica), que cada vez sincronizan con mayor fuerza la necesidad de cambiar el actual status en las relaciones internacionales, propiciando un modelo de integración diferente ante el predomino de occidente. El 11-S y la supuesta “lucha contra el terrorismo”, es una manifestación de los cambios por el hegemonismo mundial de los Estados Unidos, Bush(hijo), no hizo otra cosa que dar continuidad a la estrategia elaborada por el padre.

No caben dudas sobre cierta continuidad de la política exterior soviética en la nueva Rusia, aspecto que requiere de un análisis detallado para determinar  las causas de ese camino, de ahí que los Estados Unidos sigan considerando al “oso ruso” como el principal enemigo. Lo que no comprendió Bush(padre) en 1991 es que la historia no había llegado al final, continuidad o discontinuidad están presente en el complicado camino dialéctico, la espiral del desarrollo es “inexplicable” cuando los fenómenos no son comprendidos, perceptible para los que abrazan la dialéctica como método.

Notas y referencias

[i] Fraser Cameron, US foreign Policy After cold War: global hegemony of Reluctant Sheriff, (New York: Rouledge, 2002) 14-15.

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