miércoles, 24 de junio de 2015

Partido del Calabazar, refaccionismo en cifras, 1849-1867.

La obra más reciente y completa-Historia de Villa Clara-con loables empeños ha tratado en su extensión de llevar los complejos procesos que han tenido lugar en una provincia, que  fundada 1976 incluye en su geografía tres de las regiones históricas de la antigua provincia de Las Villas: Sagua La Grande, San Juan de los Remedios y Santa Clara; nada fácil resulta realizar una radiografía desde los aborígenes que habitaban estas tierras hasta una etapa tan reciente como los finales del siglo XX.

Lógicamente una obra de tal magnitud no puede abarcar todas las aristas de más de quinientos años de historia, su generalidad lo impide; haciendo necesario la búsqueda de nuevas investigaciones y estudios sobre aquellos acontecimientos que tienen lugar o que quedan a la expectativa de los investigadores que al no contar con el tiempo y el material necesario se ven obligados a relegar proyectos para otros tiempos, que ante el acoso de otros, van quedando en gavetas para finalmente no realizarse.

La obra mencionada aunque aborda la dinámica del desarrollo azucarero en la región de Sagua La Grande(ubicada hacia la zona norte de esa provincia), durante la primera mitad del siglo XIX, no penetra en el proceso productivo que tiene lugar, sobre todo en la conformación del capital que lo hace posible, ni la dinámica del capital comercial en el empeño de sujeción de los productores(hacendados) que la impulsan, aún ante los gravámenes que imponen los prestamistas individuales y sociedades comerciales; contradicción que distinguirá toda una época histórica, que en definitiva dará impulso al proceso gestor del independentismo, matizado por esas contradicciones.

Lo que tratamos de exponer es precisamente un lado del asunto, de forma específica, en un espacio específico, donde los datos nos han dado la posibilidad de mostrar crudamente la voracidad del capital invertido en el proceso de desarrollo y consolidación de la producción azucarera en una zona decisiva como la del Partido del Calabazar, ubicado en la jurisdicción de Sagua La Grande, entre los años 1849-1867.

Un conjunto de tablas estadísticas elaboradas nos brinda el apoyo para poder entender el proceso que tiene lugar; hasta dónde la dependencia de los hacendados-generalmente criollos-hicieron posible su supervivencia dentro del marco colonial establecido, lo que al hacerse irresistible, germina en el proceso independentista que tiene lugar, pues en definitiva el acoso y ahogo del capital comercial controlado por españoles(no como generalidad) alimenta y forma parte de la contradicción general colonia-metrópoli.

No constituye por tanto un objetivo, ni lo puede ser para la ocasión, tratar el surgimiento de la región de Sagua La Grande, pues requiere de otro estudio particular que aborde sus orígenes como espacio o la sociedad que la conforma, que demanda analizar las divisiones que la metrópoli española sancionó para la isla.

Formando parte de la jurisdicción de Santa Clara, Sagua La Grande como término tiene su origen en el año 1844 cuando el Gobernador y Capitán General Leopoldo O Donell sanciona su apertura, integrada por los partidos: Rancho Veloz, Quemado, Alvarez, Amaro, Calabazar y San Lorenzo; con la Real Orden de1855, quedó entonces conformado por: Alvarez, Amaro, Calabazar, Ceja del Pablo, Quemado de Guines, Yabú y Sagua (villa). Antes de la constitución ya tenía lugar la expansión de las sociedades comerciales  por esa región, sobre todo de capitales habaneros, matanceros y de Cárdenas, también los provenientes de los Estados Unidos.

Lo que se ha dado en llamar en la historiografía cubana como refaccionismo, queda un poco estrecho en tanto los capitales invertidos no solo tenían como destino las reparaciones de ingenios, estos podían estar reservados a la ampliación de estos, lo que podemos considerar en términos actuales como inversiones  de capital, cuyos fines estaban dirigidos al aumento de la eficiencia y la producción, aún cuando la mano de obra  utilizada era la esclava en la gran mayoría de los ingenios, “la afluencia del capital habanero-matancero hacia Sagua explica un mayor dinamismo azucarero  de esta región en relación a Cienfuegos, incluso. Según los censos coloniales (…) en 1827 Sagua tenía dos ingenios, que en 1846 eran 59, y en 1862, 125”[i].

Lo que a continuación exponemos a través de tablas estadísticas, tiene por objetivo expresar las dimensiones del  proceso refaccionista que tiene lugar en el Partido del Calabazar, utilizando para ello los registros en las anotadurías de hipotecas que tuvieron lugar durante los años 1849-1876, siendo las primeras registradas en Sagua la Grande a partir del 12  de junio de 1845, que para el caso de ese partido fueron recopiladas en un tomo de forma íntegra y que ha posibilitado su estudio  a través de una fuente de primera mano que se conserva en original manuscrito, además de ser un documento oficial de incuestionable valor.



 En la tabla no parecen reflejados  valores en refacciones, al no encontrarse en las anotadurías que entonces se realzaron en los contratos establecidos de los ingenios: “Guayabo (1856 y 1863), “San Andrés”(1857), “Caridad” (1858), “Unidad” (1859 y 1861), “La Palma” (1861), “Telégrafo” (1863 y 1865), “Purio” (1865), “Recurso” (1867 con dos contratos),  “Triunvirato” , donde no aparece la cifra de la operación comercial ni la fecha en que se realizó; al igual el Macagua.  Todo ello nos conduce a formular que la cifra de refacciones en el Partido del  Calabazar sobrepasó los dos millones de pesos en el período comprendido entre 1849-1867, pues quince cifras de contratos no aparecen reflejadas en las anotadurías, del total de 84  realizados.

13  Sociedades Comerciales irrumpieron en el escenario del Partido del Calabazar, en su generalidad radicadas en Sagua La Grande durante el período que se analiza. Estas no fueron proclives a la fusión entre ellas, salvo la establecida entre la Sociedad “Lamadrid, Mora y Cía” y la Sociedad “Mora y Ajuria”. Sólo la Sociedad “Smith y Cia”  actúo de forma independiente sin fusión con el capital nativo, mientras que otras tres estaban fusionadas con capitales extranjeros: “Rauch y Soler”, “Van-Dr-Kieft, Lapuerta  y Cia” y la Sociedad “Thompson y Moré”. La presencia de sociedades de origen español y criollo distingue esta etapa en el proceso  que tiene lugar en el partido del Calabazar, siendo una tendencia no solo para este lugar, sino para la jurisdicción de Sagua La Grande, Santa Clara y hasta la propia región central de la isla.

17 acreedores actúan de forma independiente en el proceso refaccionista, pero su peso no será significativo pues solo dos de ellos ejecutan operaciones por encima de los veinte mil pesos, son ellos,  Manuel Antonio Palacio, quien estableció contrato para el ingenio “Chubasco”, ubicado en el Purio, por valor de $ 22 000,00,  en el año 1855, y  Juan Escauriza, quien estableció contrato en 1857 con los propietarios del ingenio “Esperanza”, ubicado en la hacienda Sitio Grande, por valor de  $ 23 800,00. Aunque Juan P.C. Thompson (norteamricano) formó parte activa de una sociedad comercial, como ya se ha anotado, actúo también como agente independiente en el proceso refaccionista, celebrando 7 contratos durante esa etapa, que al computarlo ascendieron a más de $ 31 807,00, pues uno de ellos no expresa la cifra, dando la medida de la prolífera actividad comercial que ejecutaba.


 Ingenios con los mayores volúmenes de refacciones:

·         Telégrafo-Purio: $ 945 809,00
·         Santa Cruz de Leybana: $ 91 535,00
·         Unidad: $ 79 167,00( es mayor al no aparecer la cifra correspondiente al año 1859)
·         Guayabo: $ 66 912,00
·         Victoria: 40 576,00

Los mayores cifras de inversiones por reparaciones de ingenios se concentran hacia el período pre-guerra (1861-1867).

Aunque el ingenio  “Unidad” representa el mayor volumen de contratos (7), estos se concentran entre 1853-1859, siendo las sociedades comerciales “Beronda y Hermanos”, y  “Echarte, Levié y Cia” las más beneficiadas.”

Existe una continuidad en el proceso refaccionista que se expresa como generalidad en cada uno de ellos al no poder solventar con sus producciones los préstamos que le son otorgados por los acreedores, lo que los hace dependientes del capital comercial, expresado como regularidad.

Los mayores refaccionistas son, con excepción del ingenio “Santa Cruz de Leybana”, dependientes del capital comercial de las sociedades.

Los ingenios Telégrafos y el Purio terminan siendo absorbidos por el capital comercial al no poder respaldar los compromisos contraídos con los acreedores con sus producciones,  este proceso culmina un año antes de iniciarse el proceso independentista cubano; la tajada de este negocio estuvo a cargo de la Sociedad “Smith y Cia”, la que no había tenido actividad en el partido del Calabazar con anterioridad, pero sobrepasó con creces a todas las demás rivales en el negocio azucarero en un corto período de tiempo, lo que muestra la agresividad con que esta se introdujo en el mercado de la zona: en menos de tres años se erigieron como los principales acreedores que por su cantidad representó casi el millón de pesos, cifra extraordinariamente alta si la comparamos con otras sociedades y territorios de la región central de la isla de Cuba.


 En la segunda mitad de la década  del cincuenta de ese siglo, se incrementaron notablemente las inversiones en los ingenios azucareros, ello representó el 73, 6 %; proceso que se incrementará hacia la posterior década notablemente en $ 1 013 103,00, reforzando la dependencia de los productores hacia el capital comercial, lo que coincide con el proceso de crisis que tiene lugar, profundizando las contradicciones entre la metrópoli española y la colonia (Tabla 7.1)

Como expresión el capital comercial atenaza a los productores azucareros; en los registros históricos se manifiesta una subida en las acciones del capital comercial durante la década de sesenta de forma sistemática hasta el año 1867, que llevan a la ruina de y despojo de los productores de sus ingenios, cuyos ejemplos más sobresalientes para este partido lo constituyen el “Telégrafo” y el “Purio”, como tiene lugar entre los años 1866 y 1867.

Como tendencia particular, en la década del sesenta se aprecia una despiadada penetración de las sociedades comerciales que van desplazando el capital de acreedores independientes en el escenario de la zona, reforzando las contradicciones de los propietarios de ingenios con las  referidas sociedades, principalmente en manos de españoles; si  el capital invertido por los acreedores independientes  alcanzó la cifra del 54,6  %,  en la década del cincuenta del siglo XIX, expresando un equilibrio con las sociedades comerciales, hacia la posterior la relación cambia abruptamente pues el de las sociedades comerciales ascendió el 89,1 %

 Los ingenios con más alta tasa de endeudamiento por refacciones corresponden al “Telégrafo” y “Purio” con la Sociedad Comercial “Smith, que al no reflejarse las cifras en los años 1863  y 1865, presuponen que  ronde el millón de pesos. La  correspondiente al año 1866 ($380 095,00) tiene lugar durante la crisis que ese año se produce por lo que su influencia determina la bancarrota de ambos ante sus acreedores, proceso que tiene lugar tan inminente al inicio del proceso independentista cubano.

El proceso refaccionista experimenta un crecimiento extraordinariamente alto si se compara entre amabas décadas, si bien durante 1851-1859 alcanzó $ 185 186,00, para la década siguiente había alcanzado hasta el año 1867 la astronómica cifra de                “1 234 862,00, más de un millón en tan solo casi siete años, expresión de la dependencia creciente de los productores azucareros del capital comercial, lo que acelera el proceso de contradicciones entre los hacendados y peninsulares, pues estos controlaban el capital de acciones como acreedores en el proceso refaccionista, que al coincidir con el años de crisis, las exacerba, llevando a la ruina y mayor dependencia de los productores azucareros ante capital comercial.

A partir del año 1860, se aprecia un crecimiento sostenido por año en el proceso de concertación de contratos refaccionistas con las sociedades comerciales, pasando éstos a jugar una posición determinante, expresión de la concentración del capital que se viene experimentando a partir de la producción azucarera, con la peculiaridad de ser preponderantemente dependiente del comercial, ante todo de las sociedades comerciales, pues los acreedores individuales son desplazados en el proceso competitivo por el dominio del complejo azucarero cubano, expresión que se manifiesta en el Partido del Calabazar, pero extensivo a la dinámica región saguera, y a otras regiones azucareras de la isla; prueba de ello es que el 18 de enero de 1867, la Sociedad Wanderkieft, La Puerta y Compañía del comercio de Sagua La Grande estableció contrato con Diego Abreus para el Ingenio Colorado, ubicado en el Partido de La Esperanza, en la jurisdicción de Santa Clara,  entregando la sociedad $10 300 00 en letras, $ 1 700 00 en efectivo en mondas de oro. Abreus hipotecó el ingenio compuesto de 116 caballerías de tierras, la dotación de esclavos y 20 asiáticos, las zafras, fábricas y campos de caña[i].

Como se aprecia las mayores inversiones se destina  fundamentalmente en los ingenios ubicados en la Hacienda Viana, Magdalena y Sitio Grande de ese partido.

 El año en que el volumen de mayores inversiones en refacciones realizó esta sociedad corresponde a 1855, con $ 70 907,00, en 5 ingenios, representando el 96,5 %, la  más importante durante esa década, siendo desplazada en las operaciones comerciales en de la zona en la siguiente, no contando con contratos de refacción en las anotadurías  que sobre el Partido del Calabazar existen.

Esta sociedad había adquirido un gran capital, sus préstamos en el año 1855 ascendieron a $ 97 181,00, 4 ingenios cayeron bajo los intereses de ella, pagaderos en muchas de las ocasiones, al igual que otros con las producciones de azúcar de cada zafra, lo que indudablemente hipotecaba el futuro de cada uno de ellos, una dependencia permanente de la cual resultaba muy difícil librarse; ingenios como el “Guayabo” y “Victoria” fueron casi dependientes de los préstamos de la sociedad por varios años.

No existen evidencias de que haya sido absorbida por otras sociedades o que se halla fusionado durante el período pre-guerra.

 Conclusiones

La falta de un diálogo entre cifras y contexto socio-político, e incluso cultural, es uno de los mayores problemas a vencer por los historiadores, la realidad socio económica y política  determinan el éxito, fracaso  o impulso de nuevos  proyectos políticos. Al expresar esa realidad en cifras-económicas-en el ámbito particular de un espacio determinado,  dentro de un contexto más amplio interconectado a territorios y regiones sobre la base de un mismo patrón de economía, nos posibilita-para el caso de Cuba-explicar por qué el proyecto político de independencia  gestado en la segunda mitad del siglo XIX, tiene una expresión en cada región  de la isla; los datos expuestos no son más que un enunciado de la tendencia del proyecto en un partido judicial con una dinámica productiva relevante en una región.

El “refaccionismo” propició la generación en cadena de una dependencia del capital comercial que ahoga toda posibilidad de camino productivo independiente, lo que conlleva a profundizar las contradicciones entre las élites económicas (hacendado productor azucarero-capital comercial), alimentando el enfrentamiento con el esquema español de colonialismo.

Para el caso del partido Judicial del Calabazar, ubicado en la jurisdicción de Sagua La Grande se comprueba la acción del capital comercial norteamericano, expresado a través de acreedores individuales y de sociedades comerciales, así como del español, que también se fomenta en las dos vertientes, con la peculiaridad de que el capital comercial norteamericano y español desplazan en la contienda la acción de los acreedores individuales, siendo predominante.

 A la vez en la lucha que se sostiene por la adquisición de contratos, el capital norteamericano desplaza cualquier otro tipo de variante de capital comercial, siendo para el período 1860-1867 el preponderante, lo cual constituye una particularidad en el caso de ese partido.

Como particularidad de caso, la propia confrontación entre sociedades comerciales, determina que hacia la década del sesenta del siglo XIX exista una alta concentración del capital comercial en pocas manos; que sea una sociedad norteamericana (Smith), la beneficiada en la contienda, distinguiendo al Partido del Calabazar en la región central de la isla, pujando con la existencia de otras, también norteamericanas, o asociadas a capitales nativos o españoles por el control del comercio azucarero.






[i] Fondo Anotadurias de Hipotecas. Tomo XI. Folios 6-10. Asiento 11. Archivo Histórico Provincial. Santa Clara. Villa Clara.



















[i] Historia de la Provincia de Villa Clara desde la comunidades aborígenes hasta 1990. Versión digital. ISBN 978-599-250-9870. Pág. 139.

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