Federico Laredo Brú |
Filgencio Batista Zaldivar |
Al tratar la temática, ¿en qué medida el rumbo y las
prioridades del gobierno de Unidad Nacional presidido por Batista enlazará con
las preferencias del movimiento comunista y obrero de la época?; pretendemos
dejar establecido que la situación económica, política y social de Cuba entre
1939-1940 no daba alternativas posibles para dejar fuera del contexto político
cubano a los sectores representativos del pueblo. Incluso, fue vital para el
nuevo gobierno la concertación con el movimiento revolucionario y popular, a
ello contribuyó, indudablemente, la situación creada con el estallido de la Segunda Guerra
Mundial. Sostenemos este criterio: el contexto existente en Cuba durante el
periodo 1939-1940 no dejaba más opción, de ignorarlo hubiera provocado un
estallido revolucionario de consecuencias impredecibles para el nuevo
mandatario presidencial, de ahí la táctica de atracción política llevada a cabo
por Fulgencio Batista, en medio de un clima internacional favorable para el
auge del movimiento de unidad nacional, lo que complica aún más el escenario
económico, político y social cubano. Para este estudio hemos tenido en
consideración los decretos, circulares y leyes que en el mes de enero de 1940
tomó el gobierno de Federico Laredo Brú, meses antes de la llegada al poder de
Fulgencio Batista. De esta manera expondremos algunas de las bases legales que
mantenían al país sumergido en una profunda crisis, muestra irrefutable de la
disfuncionalidad que ostentaba el estado cubano como modelo republicano
neocolonial.
De acuerdo a lo anterior presentamos el Decreto No. 1 de enero de 1940,
el cual reconoce, en su primer por cuanto, que el Congreso no había llegado a
aprobar el Presupuesto Nacional para el nuevo año y por ello continuó sobre la
base del año anterior de acuerdo a lo que disponían el artículo 396 de la Ley Orgánica del
Poder Ejecutivo. El referido presupuesto establecía las principales partidas:
Defensa: 29,8%
Educación: 19,7%
Hacienda: 9,04%
Sanidad y
Beneficencia: 8,5%
Como vemos, la prioridad fundamental recae en la defensa. A la Secretaría de Hacienda,
sostén esencial para el fomento de la economía, se destinó un exiguo
presupuesto que en nada contribuiría resolver los agudos problemas dejados tras
la crisis económica de 1929-33. Si a ello se le agrega que sólo el 3,1% se
destinó a Obras Públicas y el 2,09% a la Agricultura, dejamos establecido cuáles serían
los derroteros fundamentales a seguir por el nuevo gobierno ante el delicado
escenario político cubano, o sea, dar continuidad a la crisis permanente que
caracteriza la disfuncional república neocolonial cubana de la primera mitad
del siglo XX.
Según la circular 136 del 29 de diciembre de 1939, los precios
oficiales en los almacenes de azúcar de libre importación, se fijaban en:
Tabla 1
|
Estados
Unidos
|
Otros
países
|
Mariel
|
1,15
|
1,39
|
La
Habana
|
1,15
|
1,40
|
Matanzas
|
1,13
|
1,29
|
Caibarién
|
1,12
|
1,38
|
Trinidad
|
1,09
|
1,35
|
Cienfuegos
|
1,13
|
1,38
|
Santiago
de Cuba
|
1,14
|
1,40
|
Tomado de Gaceta Oficial de la República, enero 1940.
A través del decreto 80 de enero de 1940 se estableció la
exportación de la zafra de 1940, cuya producción fue de 2 753 905 toneladas en
total.
Tabla 2
Exportaciones
|
Toneladas
|
%
|
E.U.
(libre exportación)
|
1 158
913
|
42,08
|
E.U.
(retenido)
|
500 000
|
18,15
|
Otros
países (libres)
|
383 844
|
13,93
|
Otros
países (especiales)
|
270 000
|
9,80
|
Otros
países (reservas)
|
291 146
|
10,57
|
Tomado de Gaceta Oficial de la República, enero 1940.
Aún después de iniciada la Segunda Guerra
Mundial no se apreció un alza de los precios del azúcar. Al entrar el año 1940,
estos seguían siendo miserables para Cuba, expresión del intercambio
desfavorable que mantenía a la
Isla en una dependencia asfixiante hacia los Estados Unidos.
El 60,23% del azúcar cubano era consumido por el mercado norteamericano a
precios más ventajosos, según la
Tabla 1, suponemos, entonces, que la Segunda Guerra
Mundial no provocó de inmediato ventajas en los precios de dicho producto, como
lo muestran los datos anteriormente presentados. Si se tiene en cuenta que no
existía un precio único de exportación para todos los puertos de la isla,
concluimos que las pérdidas ocasionadas a la economía cubana fueron
millonarias, lo que agrava aún más la precaria realidad financiera de la Isla, situación esta muy poco
considerada, pues comúnmente se expresa en la historiografía cubana de ese
periodo “las exportaciones sobre la base
de un precio fijo”, cuando lo ocurrido era totalmente diferente. Ahora
bien, en las condiciones de precios más favorables que se refiere a otros
países, deja pocas opciones de ingresos, pues representa el 23,73%. Entonces,
según se aprecia en las tablas anteriores, la primera industria cubana, durante
el periodo estudiado, transita por una situación financiera desastrosa.
En el ámbito de la penetración extranjera en Cuba merece
especial atención el referido a las 95 Compañías de Fianzas y Seguros que
operan en Cuba en enero de 1940, de ellas 31 pertenecen a firmas cubanas y 64 a extranjeras,
fundamentalmente norteamericanos, aunque se observa la presencia inglesa, y en
menor medida francesa, todas ellas representan el 67,3%. El dominio extranjero
fue totalmente preponderante, especialmente después de la crisis económica de
1929-33. Estas compañías coparon el país en las ramas de los seguros marítimos,
riesgos, accidentes de trabajo, seguro de vida e incendios.
Según el Decreto No. 3260, de enero
de 1940, se destinaron 93,0 m/p de los fondos especiales para la ejecución de
caminos y carreteras. Ello representaba el 0,15% del presupuesto nacional, una
imperceptible cantidad para solucionar tan grave problema socio-económico.
Llama la atención que el 60,0 m/p fue destinado a la Provincia de Las Villas,
lo que significaba el 64,5%, este se distribuyó de la siguiente manera:
Tabla 4
Carreteras
|
Presupuesto
planificado
|
Santa
Clara-Manicaragua
|
10,0 m/p
|
Rodas-Sagua la Grande
|
10,0
m/p
|
Santa Clara-Sagua la
Grande
|
10,0 m/p
|
Hanábana-Lequeitio
|
10,0 m/p
|
Santa Clara-Camajuaní
|
10,0 m/p
|
Tomado de Gaceta Oficial de la República, enero 1940.
Aún cuando el presupuesto destinado a Obras Públicas constituía una
pequeña partida del presupuesto, mísero para acometer obras sociales
trascendentales, salieron a relucir otras como lo expresado por el Decreto No.
3279, donde se disponía la suspensión de todo el personal de Obras Públicas de
la división de Cárdenas, ello se justificó entonces con la falta de
presupuesto, causa por la cual cientos de obreros quedaron cesantes.
Otro tanto sucedía en la Educación.
El Decreto No. 3280 de enero de 1940 dispuso que, con motivo
del agotamiento del crédito de “Haberes
por sustitución”, por terminación del ejercicio económico de 1939, cesó
todo el personal docente nombrado en las Escuelas Normales de Pinar del Río,
Matanzas, Santa Clara, Camagüey y Oriente, que percibe haberes con cargo al
citado capítulo de las Escuelas Normales.[1]
A través de este decreto sólo la provincia de La Habana se salvaba de dejar
cesante a sus maestros y profesores, el resto del país incuestionablemente
tendría que ver a estos engrosar el ejército de desocupados. Mientras tanto el
gobierno disponía parte del presupuesto para la mantención de una flotilla de
las Fuerzas Aéreas de Cuba que custodiara los aviones que se trasladarían a la Ciudad de La Habana para participar en
el Carnaval Aéreo de los días 8 y 9 de enero de 1940, dinero que se aprobó a
través del Decreto No. 3275, aduciendo en ese entonces, que ello sería una
nueva oportunidad para atraer el turismo norteamericano hacia Cuba.
En tanto el gobierno de Laredo Brú subastaba (al mejor postor) los
montes comprendidos entre la Boca
del Río Tasajeras hasta la Zanja
del Maniadero en la Ensenada
de la Broa, y en
los terrenos del Estado atravesados por el río Hatiguanico y sus diversos
afluentes a la terminación de la
Ciénaga de Zapata, un excelente y amplio territorio iría a
parar a manos privadas según establecía el Decreto No. 3312. La Compañía Forestal
de Batabanó lo adquirió por la risible cantidad de 8230 pesos, una vez ejecutada
subasta.[2]
Al valorar el Adelanto de "Fondo de Presupuesto" del año
fiscal de 1939 para los meses de enero-septiembre expuestos en la Gaceta Oficial de la República, en enero de
1940, se puede resumir lo siguiente:
· Faltando tres meses
para concluir el año se había ejecutado el 52,3% del presupuesto destinado a la Secretaría de Hacienda.
· Según el Decreto No. 1
de enero de 1940 el cual fijaba el presupuesto para 1940 (el correspondiente a
1939) dejaba déficit a la
República, según el balance en Adelanto de "Fondo de
Presupuesto" con cierre septiembre de 1939, pues hasta esa fecha
prácticamente se había agotado el presupuesto. La República tendría que
sobrevivir con sólo 3 millones de pesos para el trimestre octubre-diciembre de
1939.
· Del presupuesto fijo
(de Deudas de la República,
Poder Legislativo y Poder Judicial) se había gastado el 20,37%, en este acápite
no aparece reflejado el gasto de la Presidencia, que puede considerarse también como
fijo. Todo ello representaba 12 208 637 m/p, para un 22,01% del andamiaje
administrativo y burocrático en ese momento, sólo comparado al presupuesto
destinado a la defensa.
Conclusiones finales
· La República de Cuba ante el tránsito
constitucional Federico Laredo Brú-Fulgencio Batista estuvo caracterizada por
una profunda crisis económica de tipo permanente, con un bajo y desequilibrado
presupuesto, con desfavorables relaciones de intercambio y una alta penetración
extranjera.
· El presupuesto nacional
se destina esencialmente a los principales polos de poder, negando toda
posibilidad de desarrollo económico-social de las capas medias y bajas de la
sociedad neocolonial cubana.
· La situación
socio-económica propende, en el orden objetivo, a la continuidad del proceso
revolucionario cubano, caracterizado este por una fragmentación durante la
década del 30 del siglo XX, la cual fue amplia y hábilmente manipulada por los
altos grupos de poder.
· El llamado gobierno de
"concertación o de unidad nacional" de Fulgencio Batista en la medida
que legitima la victoria del proceso revolucionario castra las posibilidades de
su desarrollo, pues la tentativa política de atracción de Batista responde a
este propósito, ante la compleja realidad económico-social del país en el año
1940.
· La coyuntura
internacional inmediata a la
Segunda Guerra Mundial favorece las aspiraciones políticas de
Fulgencio Batista lo que impide la concreción de un movimiento nacional
concertado por un cambio radical de la situación económico-social de esos años.
· La claudicación del
movimiento revolucionario frente a los marcos legales ofrecidos por Fulgencio
Batista prueba la existencia de fuertes contradicciones ideológicas entre los
diversos grupos o personalidades prominentes de la sociedad cubana, lo cual no
contribuiría al proceso de formación nacional.
· De acuerdo a las
circulares y decretos expuestos el gobierno, representante de la oligarquía
financiera y terrateniente, acentúa la crisis económico-social del país y la
dependencia hacia los Estados Unidos, situación por la cual una táctica de
atracción de las fuerzas progresistas sería vital con el fin de obstaculizar
todo intento de cambio revolucionario.
Observaciones:
El gobierno de Federico
Laredo Brú es el producto de un golpe de Estado, perpetrado por Batista al
presidente Miguel Mariano, al exigirle a éste que por cada saco de azúcar que se
produjera en el país había que abonarle 9 centavos para sus planes mesiánicos del
revivido Plan Trienal; esto demostraba la actuación práctica del militarismo en
Cuba en los marcos de la
Buena Vecindad de Roosevelt.
La situación internacional y la nacional que se
presentaba entre 1937 y 1938 empujaban hacia cambios en el ejercicio del poder
y a dejar a un lado los métodos represivos propios del militarismo.
Además, el auge del fascismo en Europa y su
incidencia en el resto del mundo planteaba una coyuntura muy compleja dentro de
las contradicciones entre la
Alemania fascista y el imperialismo norteamericano.
El gobierno de
Roosevelt presionaba para enfrentar el peligro de la expansión nazi fascista,
en lo que respecta a su traspatio, América Latina y a formar un bloque de
contención. Esto obligaba a buscar alianzas con fuerzas democráticas
antifascistas tanto al interior de Estados Unidos como en el continente,
recordemos el New Deal.
Más que transición entre
Laredo Bru-Batista lo que existe es una continuidad con nuevos métodos, pues a
pesar de estar proclamado Laredo Brú como presidente de la República dentro de los
marcos de la apertura democrática iniciada en 1937, Batista es quien rige los
hilos de la política en Cuba, quien acata incondicionalmente los dictados de
Roosevelt, dándole un cauce democrático a la situación de inestabilidad
política que existía en Cuba.
Su gobierno constitucional
de 1940 a
1944 dentro de la
Unidad Nacional está dentro de esa óptica, por eso es que
busca alianzas con las fuerzas antifascistas y democráticas, incluyendo a los comunistas.
Los comunistas aceptan esta alianza, pues sería la
forma, desde una gobierno de Unidad Nacional ayudar a la guerra contra el
fascismo, la defensa de la URSS
agredida por la Alemania
hitleriana, y a defender los intereses
de la clase obrera frente a la carestía de la vida y la especulación.
La participación en un gobierno presidido por
Batista, repudiado por la corrupción y lo que había representado como centro de
la política represiva durante los años anteriores, tuvo un importante costo
político en las masas populares, profundizado por la propaganda auténtica, ya
que el PRC(A) se negó en todo momento a una política de unidad nacional y se
mantuvo todo el tiempo en la oposición, desde la que fustigó a Batista y
sostuvo invariablemente su posición anticomunista.
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