Nuevamente conocemos de la inspiración norteamericana
en su lucha contra el “terrorismo” que
desde la mayor de Las Antillas se práctica al ser ratificada por el
“glorificante” gobierno de los Estados Unidos que continúa en la lista negra de
países donde el terrorismo es una práctica cotidiana; rápidamente la CELAC ha dado una respuesta
a las pretensiones que desde esa nación
se tejen contra la soberanía cubana, causa fundamental de los desajustados,
tendenciosos y bochornosos actos que sistemáticamente se práctica desde el Departamento de Estado; con anterioridad, los
países que integran el bloque del ALBA habían manifestado su oposición a las
ridículas declaraciones.
La versión norteamericana sobre el “terrorismo” cubano,
no son para nada nuevas, tienen su origen desde aquellos primeros días de enero
de 1959, cuando un pueblo plantó ideas y principios ante el hegemonismo yanqui,
a saber Primera Ley de Reforma Agraria,
eliminación de la gran propiedad
extranjera o revolucionar la enseñanza, haciéndola un patrimonio de la nación,
por solo citar algunos ejemplos de la lista, que para nada tiene un color
negro.
Para ese
entonces el “terrorismo” cubano se hizo inaceptable, solo que desde otra
modalidad, llamada exportación de revolución; mientras desde el seno de la Organización de
Estados Americanos, se sometía a todo tipo de chantaje al naciente proceso,
calificándolo con los más pueriles subterfugios como vandálico o propagador de
la muerte, semejando aquel no menos desprestigiado artículo en The Ivinig Post,
que Martí fustigara en su trabajo “Vindicación de Cuba”; la historia parece como copiada a pesar del
tiempo transcurrido en más de un siglo; más segundas partes nunca han sido
iguales a las primeras; tras acusarse
constantemente a Cuba de practicar el comunismo, se optó tras la
propaganda por hacerlo feroz, malsano, cruel e inhumano a pesar de haberse
expuesto por la Primera
y Segunda Declaración de La
Habana qué éramos, qué hacíamos y hacia dónde se iría; lo cierto
es que ni antes aceptó los Estados Unidos un pueblo soberano a 90 millas de sus costas,
ni lo sigue aceptando hoy; de ahí los cambios de modalidad en las formas de
manifestarse en relación a Cuba, ahora el terrorismo puesto de moda desde el 11
de septiembre del 2001, sirve de rasero para sin distinción meter a todo el mundo en el mismo saco;
gracias a la obra de Bush(hijo) un nuevo diseño de justificación de la
expansión se puso de manifiesto.
Desde Cuba también puede hacerse una lista-muy
negra-de la historia de los Estados Unidos, de los hechos que han constituido
terrorismo manifiesto, público y sancionado desde las principales esferas de
poder; pudiera esta bien dividirse en varias etapas, pero como esto no
constituye una tesis, es necesario solo acotar algunos acontecimientos que han
tenido lugar en la época más reciente de la historia de la humanidad; pesa
sobre los hombros de la
Estatua de la
Libertad el primer genocidio atómico que ha tenido lugar; o
haber experimentado en un país de forma sistemática el ataque químico a través
de defoleantes o con el agente naranja; ya parece cuentos de historia mal
contados o tergiversados de los cuales
las actuales generaciones de norteamericanos no parecen recordar porque los
medios no dan posibilidades para que los actos de terrorismo de estado
cometidos no sean expuestos de forma pública, ni estén en los programas de
estudios de niños o jóvenes.
Guantánamo constituye una burla al movimiento por la
paz, a las fuerzas progresistas que hoy se diseminan por todas partes; está
enclavada en el país que acusan de “terrorismo”, paradójicamente constituye una práctica
sistemática contra presos que ni han sido encauzados, ni tendrán opciones de
lograrlo.
Si los drones que hoy inundan el Medio Oriente,
tendrían la marca Made in Cuba; estaríamos los cubanos sometidos a una
cuarentena permanente en el mejor de los casos; pero la realidad es otra, esa
obra, la de ver cada día víctimas inocentes, sean afganos o paquistaníes es
marca Made in USA; de qué lado está entonces el terrorismo en este particular
asunto, no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Cuba tiene además como patrimonio y tesoro de la
nación las pruebas de esas prácticas; no es la ignorancia o incredulidad de
la justicia norteamericana lo que está
en tela juicio; de lo que se trata es de esclarecer que el terrorismo es
practicado desde las altas esferas de poder, maniatando a todo el sistema
judicial; el caso de Los Cinco antiterroristas cubanos, es tan solo la última
versión de una larga historia.
Cada año que transcurre el bloqueo de los Estados
Unidos contra Cuba es condenado por la Asamblea General,
con las oposiciones de Estados Unidos e Israel, el apoyo de las Islas Palaus a
esa nación en su política es tan solo un efumismo; cada año se anexan los daños
que progresivamente aumentan; si es realmente democrático el sistema
internacional de relaciones que la ONU pretende implantar, por
qué no se acoge la decisión casi unánime de la comunidad mundial; ¿acaso su
permanencia no es también una forma de terrorismo de estado?.
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