Hacer listas negras está de moda en los Estados
Unidos, hace tan solo unas semanas, contra el terrorismo, ahora ve la luz la del Departamento de Estado sobre tráfico
de personas, no aparecen en la lista los
países desarrollados de occidente; sí todos
aquellos que de una forma u otra rivalicen con los Estados Unidos, o se
encuentren al sur, algunas inclusiones
meritan reflexiones, en tanto las exclusiones un análisis, sobre todo para el
que la patrocina.
John
Kerry, al presentar el informe expresó que "Este informe es duro porque
éste es un asunto difícil, y cuando el mundo lo lea con detenimiento, esperamos
que inicie un diálogo más productivo", dijo Kerry.[1] De
ser cierta la afirmación habría que
llegar a la conclusión de que es
inevitable un diálogo hacia dentro
en el gobierno de ese país al ser el causante directo de los actuales
flujos humanos que tienen lugar actualmente en Siria; la crisis en ese país no
obedece a causas internas como se ha tratado de demostrar por los grandes
medios, es ante todo un proyecto de occidente cuyo contenido tiene bien fijado
sus alcances, la guerra que desde el exterior se ha exportado hacia esa
nación es la causas fundamental del
desplazamiento, es ante todo la
continuidad de la política
norteamericana de desacreditar al gobierno de Assad, ante la
imposibilidad de poder demostrar por otros medios la ilegitimidad de ese
gobierno; Estados Unidos no alcanza a encontrar las pruebas sobre la
utilización de armas químicas por el Ejército sirio; se desvanece el intento
propagandístico, lo que conduce a buscar nuevas “justificaciones” de
continuidad en una guerra no declarada, cuyo sostén fundamental lo brinda esa
“democrática” nación.
La
"lista negra", la más baja de las cuatro categorías que contempla el
informe, incluye a Rusia, China, Uzbekistán, Cuba, Siria, Irán, Corea del
Norte, Sudán, Libia, Yemen, Arabia Saudí, Argelia, la República Centroafricana,
la República
Democrática del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Kuwait,
Papúa Nueva Guinea, Zimbabue, Mauritania y Guinea Bissau, [2]
figuran:
- Dos grandes potencias: China y Rusia.
- Cuatro enemigos “mortales” para los Estados Unidos: Cuba, Corea del Norte, Siria e Irán
- Varios Países africanos y asiáticos
- Un gran aliado: Arabia Saudita.
El gobierno cubano ha declarado que los “Estados Unidos no tiene moral
alguna para singularizar a Cuba cuando el propio gobierno norteamericano se ha
visto obligado a admitir que es un país de origen, tránsito y destino de
hombres mujeres y niños, estadounidenses y extranjeros, sujetos a trabajo
forzado, esclavitud, servidumbre y tráfico sexual”. [3] Para
el caso cubano, la inclusión ni tiene
visos de novedad, ni crea expectaciones dada la larga data de enfrentamiento
que existe; la inclusión del resto de países del segundo grupo tampoco crea una
sorpresa en los medios diplomáticos; es la continuidad de la política agresiva hacia este conjunto de países.
La inclusión de Rusia y China, se enmarca dentro de los intereses geo
estratégicos globales; las dos naciones han
reaccionado ante el informe del Departamento de Estado, aunque el informe hecho
público aún no tiene el visto bueno de Obama, es de esperar que mantenga lo
publicado, adicionando nuevas tensiones en las relaciones bilaterales.
Otros países se encuentran
incluidos, centroamericanos y del área del caribe, cuyos destinos y
flujos forzosos tienen por objetivo final los Estados Unidos; para nada el
informe Kerry aborda las causas económicas de los actuales problemas, ni brinda
las soluciones a un problema que tiene
sus raíces históricas en el colonialismo y neo colonialismo, del que son
responsables las actuales potencias occidentales.
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