Las recientes declaraciones del presidente de
Colombia de solicitar el ingreso a la Organización del
Atlántico Norte, han escandalizado a la opinión pública de esta parte del mundo;
¿es un lapso político de Santos?; ¿es una acción diplomática no consultada con
los Estados Unidos?, o ¿el monroísmo norteamericano ha adoptado una nueva
variante?; ¿pretende este país asumir la posición de gendarme como respuesta a las buenas “intenciones” del
Plan Colombia?, ¿Procura dejar claro que el proceso de paz FARC-Gobierno, es
tan solo una cuerda de dilatación?, ¿está dirigido este golpe al proceso
integrador latinoamericano?, ¿existe un diseño provocador para crear una zona
de conflicto con Venezuela que de paso a un proceso de intervención?
En política[1] todo
acto tiene un cálculo, que está entrelazado con un diseño cuyas respuestas se
podrán encontrar a mediano y largo plazo, donde por supuesto se sacan costos y
beneficios, es un ruedo de inteligencia concertado donde lo unilateral o
individual pasa a un segundo plano para convertirse es aspiración de un grupo o
clase en el poder; por ello lo que
algunos han denominado como “declaración” fuera de contexto o sin fundamentos,
no han tenido una apreciación objetiva de los acontecimientos que tienen lugar
en esa nación, menospreciando el fuerte vínculo de la derecha colombiana con
los Estados Unidos y con la reacción oligárquica latinoamericana.
La inserción de Colombia en los planes globales del
imperialismo obedece en primer lugar a
desmantelar el creciente papel del proceso integracionista que ha tenido lugar,
sobre todo en la última década entre los países latinoamericanos; tras las
“buenas” intenciones de ese gobierno, se han diseminado bases norteamericanas,
amenazando la seguridad regional, la imagen expuesta de diálogo fructífero con
las FARC se ha visto en peligro constantemente ante la negativa del gobierno a
llegar a un alto al fuego como condición indispensable para una efectiva fluidez
de diálogo; de hecho la reacción colombiana ha puesto todos los medios a su
disposición para conducirlas a un franco fracaso, tras esos pasos está el
uribismo.
Toda solución efectiva del proceso que tiene lugar en
La Habana pasa
por el problema de la tierra y su propiedad; lo que exige un radical cambio,
significa que grandes intereses de la oligarquía y foráneos se verán afectados, pues su
solución conlleva una reforma que beneficie a los que tras largos siglos de
explotación colonial primero, y neo colonial después sean beneficiados, pues
antes habían sido despojados de ella, de ahí que sea el aspecto más escabroso
en las conversiones que tienen lugar. En medio de este debate interno que
abarca a la sociedad colombiana tiene lugar el supuesto “exabrupto” de Santos.
Tras la llegada de Nicolás Maduro a la presidencia en
Venezuela se aprecian cambios en la política de Colombia hacia ese país; la
reciente entrevista Capriles-Santos han introducido un giro a las relaciones
que parecían sostenerse y ampliarse en época de Chávez; tras el opositor y
reaccionario Capriles se mueven los intereses de los círculos de poder de los
Estados Unidos, que no escatiman medios ni formas de retrotraer la proyectada
revolución bolivariana; Santos ha puesto en tela de juicio las relaciones
venezolano-colombianas al recibir al responsable de varios asesinatos que
tuvieron lugar durante el proceso electoral llevado a cabo, desconociendo la
legitimidad de la victoria alcanzada en las urnas por Nicolás Maduro.
Tras esa visita tiene lugar una revelación
trascendente:
Este domingo en su programa televisivo ‘José Vicente
Hoy’, José Vicente Rangel reveló datos sobre un contrato de compra de vehículos
aéreos de combate firmado por la oposición venezolana y EE.UU. a
finales de mayo pasado.Según Rangel, el pasado 27 de mayo se llevó a cabo una
reunión en San Antonio, Texas (EE.UU.), entre venezolanos opositores y
ejecutivos de la industria de aviones de guerra. “Luego de hojear los catálogos
[los opositores] firmaron contrato por 18 aviones de guerra, que serían
estacionados en una base militar de Estados Unidos en Colombia, la cual tiene
las coordenadas P 11° 25′ 31″, M 72° 7′ 46″”, precisó. Según el
exvicepresidente, el contrato de compra podría ser efectivo ya en noviembre
próximo e instó a las autoridades de Venezuela a revisar esta
información “extremadamente grave”.”La información no debe ser subestimada,
dado el clima de agresiones mediáticas y políticas contra Venezuela. ¿Se
prepara una agresión armada debidamente camuflada con la participación de
mercenarios, como ha ocurrido en varias naciones?”, manifestó. [2]
Por la noticia filtrada, Colombia ha de servir como
asentamiento de los grupos opuestos al gobierno venezolano, lo que lo implica
hasta el cuello, desprendiéndose de ello algunas consideraciones importantes:
-
El vínculo de la
oposición venezolana con los sectores de poder y empresariales de los Estados
Unidos para derrocar al gobierno de Nicolás Maduro.
-
La intromisión
por el gobierno de Colombia en los asuntos internos de Venezuela violando las
disposiciones de la ONU.
-
La utilización
del suelo colombiano para una posible invasión, haciéndolo cómplice y partícipe
directo en esos planes.
Edward Snowden, ex asistente técnico de la CIA, trabajó durante los
últimos 4 años en la Agencia de Seguridad Nacional, expresó
recientemente, "Me temo que vendrá un nuevo líder que dirá que
debido a la crisis, debido a unos peligros imprevistos necesitan más autoridad.
Y la gente no se podrá oponer y habrá una tiranía". [3] Snowden considera la posibilidad de existencia
de una tiranía doméstica en los Estados Unidos dado el creciente poder
acumulado en las altas esferas, pero la implementación de ella no es posible en
el plano doméstico sin tener en consideración los intereses geopolíticos y geo
estratégicos en expansión, lo que presupone una extensión en sí de ella misma,
lo que resultaría una tarea imposible sin la existencia de sub gendármenes en
las diferentes áreas geográficas vitales; por esos caminos se transita, Colombia
para ser destinada a esos propósitos.
La OTAN fue diáfana ante el anzuelo del “Santo”, al
responder que Colombia no está dentro del área geográfica de esa organización,
no obstante un acuerdo si parece haber quedado en firme, se podrá intercambiar
información clasificada, lo cual es un buen primer paso de acercamiento.
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