Recientemente hemos dedicado
varios trabajos al análisis de la geopolítica de los Estados Unidos de cara al
siglo XXI; dada las circunstancias actuales de la crisis en la península
coreana ante un posible conflicto de grandes proporciones del que se puede
esperar la utilización de armas nucleares me veo obligado a fijar algunos
puntos de vista del conflicto en su desarrollo pues la renuncia hecha por Corea
del Norte del cumplimiento del
Armisticio firmado entre las partes en 1953, ha desatado una campaña de información en
los grandes medios occidentales; haciendo recaer la actual crisis en las
autoridades de esa nación, lo que en definitiva ha dado “manos libres” a
Estados Unidos y Corea del Sur para imprimir una mayor presencia militar en el área. Con anterioridad habíamos
señalado que:
"Constantemente la gran prensa se ha empeñado en
presentar a Obama como un reformista, incluso lo comparan con Kennedy, cuando en realidad ha dado viso
de continuidad a la estrategia geopolítica
de quien lo precedió; las nuevas tendencias globales tras el salto de
China, catapultada al liderazgo económico a nivel mundial, han reorientado esas
tendencias hacia el área del Pacífico". [1]
De una u otra forma la
confrontación entre las dos Coreas siempre ha estado presente, con momentos
álgidos y “aparentes” momentos de tranquilidad;
ante los períodos calientes, la
entonces Unión Soviética de una parte y China por la otra, obraron a favor de
la búsqueda de soluciones en la mesa de negociaciones entre las partes, época
en la que se proclamaba la “distensión internacional” como pilar
fundamental en las relaciones del Campo
Socialista con Occidente; aún cuando las deferencias políticas de China y la Unión Soviética comprometían la solidez de el socialísimo a escala global. Para
entonces hablar de Panmunjong equivalía para las fuerzas progresistas en el
mundo a esperanza y solución del conflicto entre las dos Coreas.
China entonces no era ni un fuerte
competidor comercial, ni poderoso en el campo
militar; aunque la Unión Soviética
había transferido tecnologías y armamentos pero el propio nivel de desarrollo
de la nación y los conflictos internos impidieron llevar a cabo un plan de
avanzada en la ciencia que pudiera ponerlo a la altura de los Estados Unidos,
aún cuando habían alcanzado el dominio de la energía atómica; lo que se
revierte con el proceso de reformas
introducías a partir del año 1979 por Den Xiao Ping. La agonía china de la
década de los años 60 y 70 del pasado siglo
viene a transformarse bajo la filosofía de “un país dos sistemas”; lo
que sin dudas abrió una nueva era económico que transita hasta nuestros días.
Se admite de forma casi
generalizada que para el 2016 China superará por su volumen de producción y
comercio a los Estados Unidos; lo cierto es que ello será en esos términos, no
en el indicador del PIB por habitante, donde la nación asiática le faltará un gran camino por recorrer; en ello estriba
los cambios geoestratégicos de los Estados Unidos y su orientación hacia el
Pacífico, pues el, encuentro entre los
dos gigantes es cuestión de tiempo; así el conflicto entre las dos Coreas viene
a dar visos satisfactorios a la nación
norteamericana para lograr una mayor presencia en el área. Tras el escudo del
programa nuclear de Corea del Norte, los Estados Unidos han aumentado el grado
de tensión en la región, llevándola a un punto caliente de confrontación; por
ello ha conducido en los momentos actuales a:
·
Mayor presencia de los Estados Unidos en la región,
lo que equivale a un posicionamiento estable que está dirigido hacia China.
·
Revisión de las relaciones tradicionales de China
con Corea del Norte.
·
Extensión del conflicto a toda el área del Pacífico
(incluyendo a Rusia y Japón).
·
Perpetuar el actual
status para las dos Coreas (las
más perjudicadas en el conflicto).
Han trascurrido casi 60 años de la firma del Armisticio; no
ha bastado el tiempo para la solución; Fidel Castro ha afirmado en su más
reciente reflexión, “Si allí estalla una
guerra, los pueblos de ambas partes de la Península serán terriblemente sacrificados, sin
beneficio para ninguno de ellos”. [2] Implica otras consecuencias a escala global;
de ahí que jugar a lo que denomino como
“equilibrio de tensiones” resulta fatal
no solo para la península coreana, sino para toda el área del Pacífico.
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