¿Qué hay de
nuevo en el ambiente?, es una pregunta muy común entre los cubanos; "nada
que ver, con nada que ver" con el lenguaje técnico muy de moda relacionado
con el medio ambiente, o cambio climático. Así las cosas, muchos compañeros me
preguntan qué hay de nuevo en el ambiente en torno a las relaciones
Cuba-Estados Unidos; mi respuesta, "todo está pasmao", "la seca
está que arde".
Me levanto a
las 3:20 a.m. en la ciudad de Sancti Spíritus para anotarme temprano en la
lista de espera de la Yutong que sale a las 5:00 a.m. con destino a
Santa Clara, hago el número dieciocho, cuando llaman resulta que soy el número
cinco, me hago el "sueco" y saco sin chistar el boletín
inmediatamente, sin hablar ni una palabra entro raudo al asiento 12, que es el
que me corresponde. Hace frío en el ambiente, al arrancar el ómnibus, el
chofer pone en funcionamiento el aire acondicionado y pone más fría la
"cosa", a mi lado se siente una "veterana", que una vez
alojada, recuesta la cabeza al cristal y comienza a roncar, !buen viaje me
espera!, una hora y cuarenta minutos de sufrimientos por los decibeles de la
viejuca.
Sale el ómnibus
de la terminal, toma la doble vía de la archiconocida carretera central dentro
de la ciudad, hace una parada frente al Hospital Provincial para recoger a un
pasajero, resulta ser otro chofer de Ómnibus Nacionales que aprovecha las
bondades de la "sociedad" para trasladarse a otro pueblo. Entra,
afectuosamente saluda al dúo de choferes, inmediatamente pregunta a éstos, ¿qué hay en el ambiente con Trump?, no se
oyen ni las moscas, exclama; nadie responde, silencio que reafirma que nadan
saben sus colegas. Me pongo en guardia, "estiro las orejas"
pues presiento un aluvión de enfoques "novísimos" sobre el tema, me
inclino hacia la derecha para poder escuchar mejor, mi "acompañante"
ha entrado en la fase 3 del sueño y ronca más alto.
Al ver que
nadie responde a su interrogante les increpa, yo creo que no está tan loco na,
él sabe más que las cucarachas, es un negociante, y está negociando, pero ahora
como presidente, está negociando con el país, hay que ver quién se lleva la
mascá, aunque a mí me parece que el tipo tiene todas las papeletas para
llevarse el gato al agua. El chofer que oficia de conductor no parece
interesarle en lo más mínimo lo que dice su compañero, por el contrario el
chofer le pregunta sin dejar de atender el timón ni la luz que se proyecta en
la carretera, ¿tú crees que el silencio es espontáneo o calculado?; una
pregunta calculada y de difícil respuesta.
El incognito
pasajero le dice, yo hago lo que dice Taladrid, saco mis propias conclusiones,
la mía es que el tipo es un buitre, en algún momento va a meternos la mordía,
tiene negocios por rastra en China, y es “socialista”, yo veo gato encerrao,
por eso todo el mundo aquí está callao. El chofer sólo escucha; continúa, yo
leo el periódico todos los días, el “tipo” no ha dicho casi nada sobre
nosotros, sobre América Latina, tampoco; cuando yo te lo digo, algo trama y no es bueno.
El ómnibus
llega al poblado de Guayos, parada obligada, varios asientos vacios
corresponden a reservaciones del lugar. El “incognito” baja y deja pasar a los
nuevos pasajeros pues está ubicado a la entrada del ómnibus, y al no tener
reservación alguna va de pie, creo que ha llegado a su destino, no resulta ser
así, una vez acomodados los nuevos clientes, entra al ómnibus; me preparo para
seguir escuchando; si es que el mismo tema vuelve.
Mi compañera
de viaje reclina aún más el asiento,
pienso que la sinfonía será mayor, mas no le presto atención, estoy ansioso por
escuchar cómo continuará la disertación
del incógnito chofer. Desilusión, ni un fonema más, se baja del ómnibus en el
municipio de Placetas.
Reflexiono
sobre lo comentado, Trump representa un caso particular en el ambiente político
norteamericano, aunque muchos lo han tildado como un hombre que proviene del
mundo del negocio, apartado de las triquiñuelas políticas, no resulta tener
mucho fundamento, economía y política han estado siempre enlazadas por mil y un
resortes. Piensa, actúa y se pronuncia
de acuerdo a su formación, que tendrá que moldearse ante el medio político que lo
envuelve poco a poco, de ahí que sus principales pronunciamientos de campaña y
accionar en la Casa Blanca durante los primeros meses estén matizados por
enfocarse en los problemas domésticos de la economía. Sus enfoques, apartados
del tradicionalismo político, están sustentados en su visión del mundo como
ganancia, de ahí sus posiciones “contradictorias” con republicanos o
demócratas.
El
proteccionismo es la carta principal de su misión, alcanzarla o no es su reto,
fue lo que dio gran impulso a la economía norteamericana a finales del siglo
XIX, removiendo hasta los cimientos la sociedad norteamericana, causa
fundamental del devenir posterior de los Estados Unidos en el mundo, cuya apertura
tuvo lugar con la guerra hispano-cubana-norteamericana en 1898. Al igual que
entonces, las nuevas doctrinas exigían de la superioridad militar, Trump ha
adoptado la misma línea, darle a los Estados Unidos la suficiente capacidad
para decidir y ganar cualquier batalla en cualquier lugar. Expansión comercial,
guerra por mercados, nuevas distribuciones, fueron y son las mismas diatribas
que se le presentan a la nueva administración bajo nuevas circunstancias.
Como buen
visor en los negocios, pasa factura a todo aquel que debe, no importa el deudor, sea socio o no. Tras la Segunda
Guerra Mundial, Estados Unidos desembolsó cuantiosas sumas para darle a Europa
occidental el brillo, esplendor y poder que necesitaba, más por la presencia de
campo socialista que por el desarrollo; la OTAN exigió a los Estados Unidos
hacer esfuerzos adicionales para mantearla con la suficiente capacidad como
para enfrentarse al peligro “rojo”, mientras que las cuotas europeas eran
incomparablemente inferiores en los gastos del gran aparato militar; esa
factura difícil de pagar ahora para los europeos ya ha sido cobrada bajo otras
formas por los Estados Unidos.
La vuelta de
empresas norteamericanas desde lejanos
parajes para darle el esplendor que la reanimación económica necesita podrá
tener efectos positivos en la medida en que los volúmenes productivos se
incrementan y den posibilidades a nuevas fuentes de empleo, pero exigirá para
los empresarios perder la mano de obra barata que hasta ahora venían
utilizando; la “renovación” ha llegado tarde en un escenario donde países
emergentes como China e India, están en capacidad de poder reproducir las
tecnologías.
Según Trump:
“Hemos defendido las fronteras de
otras naciones mientras nos negábamos a defender las nuestras (Aplausos) y
gastado miles de millones de dólares en el exterior mientras las
infraestructuras en Estados Unidos han decaído. Hemos hecho ricos a otros
países mientras que la riqueza, la fuerza y la confianza de nuestro país se ha
disipado en el horizonte. Una a una, las fábricas cerraron y dejaron nuestras
costas, sin siquiera un pensamiento en los millones y millones de trabajadores estadounidenses que quedaron rezagados”….
Esa fue la principal carta en el discurso de envestidura el 20 de enero del
2017, trata ahora de encauzar lo que para él ha constituido un
error durante la post guerra.
Nuestro “amigo de la Yuting no deja de tener toda la fuerza del juicio
cuando señalaba que Trump estaba “pasmao”; solo conoce de América Latina, en particular de Cuba, lo
que la prensa norteamericana en término de grandes titulares se han acostumbrado a promover. No es de extrañar que no se hayan producido
pronunciamientos hacia esta área geográfica, menos sobre Cuba, al no ser que “Castro
tenía una dictadura”, link muy repetido en los grandes medios de ese país.
La vida dirá si Trump se adapta al
medio o perece, esa es la disyuntiva, en resumen, ¿ quién se lleva la mascá?.
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