En la historia no siempre los acontecimientos políticos encontrados, que
devienen en partos revolucionarios con cambios en el devenir de un pueblo están
acompañados con rupturas totales en todos los ámbitos, el proceso
revolucionario cubano puede expresar, quizás mejor que otros esa formulación,
pues al iniciarse la guerra de independencia contra el colonialismo español-10
de octubre de 1868-ya la isla no era española, al no ser por el gobierno
centralizado que la sujetaba; la dependencia económica no le pertenecía.
La isla, sus élites económicas, sus portadores ideológicos, sus
economistas, habían para aquel octubre torcido el rumbo de los acontecimientos
desde décadas antes. Lo que tratamos de exponer sobre la base de los documentos
que se muestran en las Memorias de la Sociedad Patriótica de la Habana, que
aparecen en el tomo X, así lo prueban. Hemos utilizado una serie de tablas
estadísticas reflejadas por la sociedad ilustrada habanera para comprobarlo.
Aunque las relaciones económicas entre la isla de Cuba y los Estados
Unidos, tienen una dimensión
particularmente importante y definitoria en la primera mitad del siglo XIX; no
hemos hecho relación del capital comercial norteamericano invertido a través de
las sociedades comerciales, que integrado a este estudio pudiera dar mayor
dimensión del problema, ni de aquellas esferas productivas que logró
conquistar, o en propiedades, tanto en la producción azucarera o sobre la tierra, al igual que otras a las
cuales también dirigieron sus capitales.
Nos hemos apoyado en el trasiego de lo que pudiéramos llamar el “núcleo duro” de todo el sistema colonial en
Cuba, la Habana y su puerto, no solo porque siempre fue el referente, sino porque acaparó sin lugar a dudas los principales volúmenes
comerciales, muy superior a los del resto de la isla, incluyendo todos.
El 44 % de los barcos
que entraron al puerto habanero en ese año corresponde a los
norteamericanos; por su parte el 50,9 % de los barcos que salieron tuvieron
como destino a los Estados Unidos. Para ese año el comercio con la metrópoli
española a través del principal puerto de la isla en cuanto a entradas llegó
solo al 14,2 %, mientras las salidas al 29, 6 %. Ello viene a determinar la
preferencia de los hacendados criollos-y no criollos-hacia esa nación en el
orden comercial, pues de hecho representa una ventaja por la cercanía como
mercado, lo que implicaba menos costos en las transportaciones; un mercado
basto y seguro para los producciones tropicales; con la posibilidad de obtener
una mayor variedad de artículos que podían importar, que de España no podían
obtenerse para ese entonces, al no ser
los tradicionales. A la vez fue dando origen al sistema de dependencia
al mercado norteamericano, que como regularidad se mantuvo a lo largo de todo
el período colonial y neo colonial. Esa misma tendencia viene a justificar las
ideas que sobre la anexión entonces surgieron hacia esa nación, fundamentadas
esencialmente por la necesidad de separación a la metrópoli española, que había
perdido como se prueba en las cifras, poder mantener un intercambio fluido y
amplio, amén de otras consideraciones en torno al sistema esclavista que hacía
motivante y ejecutiva la idea de anexión.
125 barcos hacen entrada en la rada durante ese año,
mientras 206 parten de ella, en la relación, 81 más, o sea un 39,3 %, que
tuvieron como destino el norte, 105 hacia los Estados Unidos, 61 a España, y 18
hacia Inglaterra entre los principales. La relación comercial preferente no da
margen para las dudas; con una balanza comercial favorable a los isleños en el
intercambio.
Para el mes de julio de ese mismo año, aunque se aprecia una
disminución en la entrada y salida de barcos, la relación sigue igualmente
favorable hacia los Estados Unidos. De 93 buques que tocan los muelles
habaneros, 41 pertenecen a los vecinos del norte, el 44 %, manteniendo idéntico
indicador al mes de mayo de 1840. El 43 % de los barcos que zarparon cruzaron
el estrecho de la Florida, aunque la proporción es menor a mayo, se aprecia la
misma tendencia de menoscabo al comercio con España.
Por los datos que aporta la Real Sociedad Económica
Amigos del País, ya desde el año 1838, según tablas, se importaban una serie de
productos, que siendo de necesidad, algunos de ellos podían ser absorbidos en
su producción en la isla, como se aprecia en la siguiente tabla:
En el informe se hace referencia a que “Renglones hay en
él, de primera necesidad, que bien pudieran no figurar en la balanza; porque en
efecto pudiera el país mismo producirlo y ofrecerlo al consumo general. Hay
cerdos, hay reses; ¿Por qué hemos de ser tributarios al estrangero de las sumas
enormes que se importa la adquisición de carne de puerco y baca, y de la
manteca?[i]. A
lo que oportunamente nos queremos referir es al diáfano pensamiento económico
en los ideólogos de los hacendados en Cuba, pues estos tenían una clara visión
sobre la práctica comercial y cómo hacer cada vez más favorable la balanza
hacia la isla con la sustitución de importaciones, acometiendo su producción en
la isla.
Aún con tales
deformaciones, la diferencia a favor de la isla fue en el año 1839 de $ 658 205,00 [ii];
todo ello sobre la base de la exportación de los principales productos, hoy
llamados tradicionales: azúcar, mieles, aguardiente, tabaco y café.
Muy pocas veces se hace referencia a otros productos
menores que también eran exportados: cigarros, cera, dulce, almidón, naranja,
limones, piña, plátano y coco.
Aún resultan menos conocidas las exportaciones de
monedas, también con un saldo favorable hacia isla.
La tendencia apreciada en las dos primeras tablas
presentadas correspondiente a los meses de mayo y julio de 1840, tenía el
antecedente de lo que ya venía sucediendo en el año 1839, que queda expresado
en la tabla que a continuación se muestra en la entrada y salida de buques
durante ese año.
El 49,8 % de los buques corresponden a bandera
norteamericana, 34,1 % al pabellón español, 4,5 % al inglés, y el 2,2 % al francés
entre los principales; que sumados los tres últimos (europeos), corresponde un
40.8 %; siendo el principal acreedor de ese comercio los Estados Unidos, una
historia anticipada de la pérdida de la joya de la Antillas para la metrópoli
española, pues económicamente, ya Cuba estaba perdida para España, mucho antes
de iniciarse la gesta independentista el 10 de octubre de 1868.
Más la entrada de
buques no es lo más importante, sino los volúmenes de productos intercambiados,
en ese campo-el principal-lo perdió España desde la década del 30 del siglo XIX
en su enconada porfía por mantener a Cuba bajo su jurisdicción, pues desde el
año 1839 los Estados Unidos ya
acaparaban el 72,7 % en toneladas exportadas hacia la isla, un predominio casi
absoluto en el intercambio producido.
Podría mantenerse el gobierno despótico y centralizado,
pero ya la doctrina estaba formulada, lo demás sería cuestión de tiempo.
Por los datos que aporta la Sociedad Patriótica en sus
memorias, se puede constatar que no siempre la relación comercial fue siempre superior con los
Estados Unidos en relación con España, aunque se exprese como tendencia a lo
largo del tiempo, por lo menos los datos referidos al año 1845 así lo
demuestran:
Lo ocurrido en el año 1845, se puede constatar como una
situación de coyuntura, la salida de buques en el año 1884 es de 204, 24,3 %
más de salidas. Con una salida de 121 barcos en el año 1845, la relación
continúa siendo favorable a la isla en 11 barcos más. Tales circunstancias
vienen determinadas por los bajos precios del azúcar, y una mala cosecha; la
propia perspectiva indicaba que “…hay propietarios y no pocos que han hecho la misma y aun mayor
zafra que en 1844; y sobre todo podemos conjeturar que, aun cuando no sea muy
considerable la próxima Europa, obtendremos también precios ventajosos, y el
año sub subsecuente resarcirá sin duda las ´perdidas del presente” [i].
La situación, sujeta a la condiciones
del mercado, estimuló como se aprecia en el informe a una mayor producción
azucarera, pronosticando entonces un aumento en los precios del dulce, tras la
caída de estos. Lo que no aparece claro es el aumento en los volúmenes hacia la
metrópoli española, ni aparecen los productos exportables que nos pudieran
brindar una claridad del alza en la salida de buques hacia esa nación en el año
1845, pues se desprende que no corresponde a los del azúcar, sobre todo al
ocurrir un período de contracción.
Como se ha venido exponiendo, solo hemos hecho referencia
al trasiego del puerto de la Habana, precisando-por lo menos por ahora-de
establecer, cómo se producía el mismo hacia el interior de la isla, expresión
del desbalance entre regiones y zonas, lo que ha conducido en la historiografía
cubana a enfocar “casi” siempre los fenómenos desde el enfoque occidentalista,
fundamentado por esa preponderancia en
el orden económico, que se acentúa al acoger el gobierno en la isla, y las fundamentales instituciones.
La siguiente tabla, es expresión del desigual
“desarrollo”, de la abismal diferencia entre el occidente y el centro-oriente
cubano, que se acentúa hacia el interior de las provincias. Tal es el caso de
la basta región que ocupaba Puerto Príncipe(1845), que refleja con particular
nitidez varias de los conflictos y contradicciones que tienen lugar bajo el
sistema colonial español, pues manifiesta los extremos de esas contradicciones que
España engendró, cuya única solución fue el camino independentista.
Los principales puertos exportables corresponden a
Trinidad, Cienfuegos y Sagua La Grande, zonas de producción azucarera, mientras
que el territorio que ocupa la basta llanura de Puerto Príncipe(Camaguey), ve
reducida sus posibilidades al depender eminentemente de la ganadería, el
contrate es notablemente alto entre la parte oriental y occidental de la
provincia. Al igual que la parte occidental de la isla, las principales
relaciones comerciales son con los Estados Unidos, país que absorbe los mayores
volúmenes del azúcar exportable.
Trinidad presenta una particularidad significativa,
relacionada con las exportaciones hacia Alemania, entonces penetrada por el
capital de esa nación, teniendo fuertes intereses en el Valle de los Ingenios
de esa jurisdicción.
España representa
solo el 14 % del comercio, mientras Estados Unidos el 62,5 %, al igual que el
proceso que tiene lugar en la parte occidental de la isla (La Habana), hacia el
interior se da el mismo proceso, fenómeno que reafirma la tesis inicial sobre
la pérdida anticipada de la isla por
España.
El 14,4 % del comercio realizado corresponde a los puertos de Sancti Spíritus, Remedios,
Santa Cruz y Nuevitas, lo que demuestra la gran diferencia entre las diferentes zonas a las que hacíamos referencia con anterioridad. Sancti Spíritus es la más desfavorecida de todas, que al igual que Puerto Príncipe, tiene en la ganadería, su principal actividad productiva; teniendo un fuerte rival como Trinidad, ubicado al sur, con una fluida actividad comercial.
Santa Cruz y Nuevitas, lo que demuestra la gran diferencia entre las diferentes zonas a las que hacíamos referencia con anterioridad. Sancti Spíritus es la más desfavorecida de todas, que al igual que Puerto Príncipe, tiene en la ganadería, su principal actividad productiva; teniendo un fuerte rival como Trinidad, ubicado al sur, con una fluida actividad comercial.
[i] Memorias de la Sociedad Patriótica de la Habana, Tomo X. Pág.
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