La dinámica política de los
Estados Unidos ha puesto en su centro la aplicación de sanciones a países,
siempre donde se hallan visto afectados sus interés globales o simplemente no
se alineen a su política, los ejemplos sobran, por solo mencionar algunos,
Rusia, China, Corea del Norte, Irán,
Siria etc. etc.
Para el caso cubano, sus orígenes
están desde el mismo primero de enero del año 1959, cuando triunfa la
Revolución Cubana, y sin titularse Bulton, se entronizó un cerco de demandas y medidas que tenían por objetivo
asfixiar la economía del país, creyendo en un inevitable cambio o derrumbe como
consecuencia de las presiones y ahogo para la economía de la entonces naciente
revolución. Desde entonces en un largo y tedioso ahogo ha tenido que sobrevivir
el país como consecuencia de la política de mano dura, chantaje, extorsiones,
presiones y hasta agresiones de las diferentes administraciones norteamericanas
por más de medio siglo.
La extra territorialidad de las
leyes de aquel país han constituido a la vez un negocio limpio en el juego
cubano, las exorbitantes multas a bancos en cualquier lugar del orbe que tengan
relaciones con Cuba han sobrepasado en muchos de los casos los tres ceros, sacando una amplia tajada
del oneroso sistema impuesto. Lo
extraordinario, singular, hasta espantoso, es la docilidad con que gobiernos o
altisonantes “democracias” no han recurrido a tachar los métodos y pérdidas
asumidas con contramedidas para la defensa de su soberanía, dada la extra
territorialidad y el desafuero con que se aplica la ley imperial para el orbe.
En las nuevas circunstancias Make
Pompeo ha ido más lejos:
“El
comportamiento de Cuba en el hemisferio occidental socava la seguridad y la
estabilidad en toda la región, y amenaza directamente los intereses de
seguridad nacional de Estados Unidos”, dijo Pompeo. “El régimen cubano ha
exportado durante años sus tácticas de intimidación, represión y violencia. Han
exportado esto a Venezuela en apoyo directo del antiguo régimen de Maduro”.
Es un “plausible” argumento para
aplicar el Capítulo III y IV-no aplicados hasta el momento- de la concesión
hecha por Bill Clinton al Congreso al ser presentada la ley por el taimado
Bulton. Más en las condiciones actuales de la feroz ultraderecha Trumpista a
expensas de las propuestas anticubanas y su lobby, han llegado a la “posible”
conclusión de que los días de Cuba están contados, inspirados en las
“victorias” de la burguesía latinoamericana a través de los golpes “suaves” o
de “guante blanco”, que han dado un cariz de retorno de los elementos más
oscuros de la ultraderecha de varios países al gobierno.
Enchufados en los resultados se
estima que la hora de Cuba, Nicaragua y Venezuela ha llegado, de ahí que sin
regodeos ni medias tintas se proclame como inspiración la Doctrina Monroe, que
puede tener antecedentes anteriores en Franklin o Jefferson, para el caso de
Cuba.
Si bien el bloqueo ha sido
constantemente denunciado en la ONU, ni un ápice ha cambiado; en las nuevas circunstancia
qué posición asumirá la Unión Europea.
Por la envergadura de y consecuencias de las pretensiones del gobierno
norteamericano el tema bien requiere ponerlo en manos de la Asamblea
General y del Consejo de Seguridad, aunque intencionadamente
la política norteamericana ha sido cautelosa en el alcance de los propósitos,
en particular con los países de la Unión Europea.
Otros fines asociados están
presentes, es el primer paso de una estrategia calculada donde se pretende
además sacar del contexto latinoamericano a China y Rusia, evitar todo tipo de
relaciones, marcadamente la influencia económica de China, competidor al que hay que dejar fuera, pues países como
Brasil tiene hoy mayores relaciones comerciales con el gigante asiático que con
los Estados Unidos, recuperar entonces los mercados es una prioridad.
El 2 de mayo entrarán en vigor
según Pompeo los Capítulos “adormecidos” de la
ley Hell-Bulton, cuál será el escenario de respuesta se sabrá dentro de
poco.
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