Por: Arturo
Borges Álamo
Es preciso
fortalecer y unificar la componente clasista tanto en las luchas sindicales
como en el agrupamiento político conseguido al que hay que llevar mucho más
allá del terreno electoral, hacia la lucha popular de masas con una táctica y
una estrategia de "contrapoder" social, político, cultural que
determine finalmente la toma del poder efectivo por el pueblo trabajador.
En este año 2017 conmemoramos el centenario de la
Revolución Socialista de Octubre que cambió la Historia de la Humanidad. Tal
acontecimiento constituye una auténtica oportunidad para la reconstrucción
comunista, tanto en lo ideológico como en lo organizativo, tras la catástrofe
sufrida por las y los comunistas de todo el mundo al fracasar el primer Estado
socialista de la historia con el consiguiente golpe demoledor a los intereses
inmediatos y estratégicos de la clase obrera. Sin dudas, la reconstrucción
comunista deberá basarse en las tremendas enseñanzas de lo que ocurrió o no
tendremos ni credibilidad ni posibilidad de acertar tanto en el presente como
en el futuro.
En 1922, después de ganar la guerra civil con todas
las probabilidades en contra, Lenin escribió un texto breve, titulado
"Sobre el ascenso a una alta montaña"1. Después de enumerar los
logros y fracasos del Estado soviético, Lenin subraya la necesidad de admitir
francamente los errores: "Están condenados aquellos comunistas que
imaginan que es posible terminar la empresa de construcción de una época, como
lo es sentar las bases de la economía socialista (particularmente en un país de
pequeños campesinos), sin cometer errores, sin retrocesos, sin numerosas
alteraciones de lo que falta terminar o de lo que se ha hecho mal. Los
comunistas que no caen en el engaño, que no se dejan vencer por el abatimiento
y que conservan la fortaleza y la flexibilidad para "volver a empezar
desde el principio", una y otra vez, encarando una tarea extremadamente
difícil, no están condenados (y es muy probable que nunca perezcan)."
De eso se trata ahora, por eso desde ya debemos
preparar un auténtico proceso de encuentro comunista, tanto entre las y los
comunistas como de estos con el pueblo trabajador. Y tenemos que abordarlo
apoyándonos sobre dos elementos esenciales, el primero el estudio y debate
sobre la experiencia de la construcción del socialismo y el segundo la
incidencia revolucionaria en un contexto social y político planetario de
senilidad terminal del sistema capitalista y de búsqueda de alternativas al
mismo.
El socialismo traicionado
En al año 2009 fue publicado en Canarias por Ediciones
Idea2 el libro del camarada Joaquín Sagaseta, "De grupo social a clase
dominante. La revolución usurpada", con la conclusión central de que
"la bancarrota de la Unión Soviética, no fue, de ningún modo, expresión de
la superioridad del capitalismo como sistema, fue ante todo, la incapacidad
para resolver de forma revolucionaria su principal contradicción interna: la
existente entre propiedad social y propiedad estatal de los medios de
producción y distribución o entre la necesidad de poder social y la necesidad
de una planificación socialista o finalmente, entre el control de los
privilegios de la burocracia por el pueblo trabajador y la tendencia natural de
la misma a transformarse de grupo privilegiado en clase dominante restauradora
del sistema de propiedad capitalista."
Posteriormente, en 2014, tuvimos la grata sorpresa de
poder leer, editada por El Viejo Topo, la traducción al castellano del libro de
los autores estadounidenses Roger Keeran y Thomas Kenny, "El socialismo
traicionado" con una contundente aportación al conocimiento de las causas
del colapso de la Unión Soviética basada en una sólida información sobre la
llamada segunda economía (economía sumergida) cuyo crecimiento hizo surgir una
capa de la población que obtenía todos sus ingresos o la mayor parte de ellos
de la actividad privada, constituyéndose en una clase emergente de
pequeñoburgueses que proporcionó la base social para la deriva antisocialista.
¿Es posible la ofensiva socialista?
Conforme al marxismo decía Trotski3: "...Entre la
posición de un partido y los intereses de la capa social en la cual se apoya,
pueden haber desacuerdos que, más tarde pueden desarrollarse hasta llegar a
profunda contradicción. El comportamiento de los partidos puede cambiar bajo la
influencia del estado de ánimo de las masas populares (...) Tanto más necesario
es que dejemos de confiar, para nuestros cálculos, en elementos aún menos
estables y dignos de confianza como son las consignas y los pasos tácticos de
los partidos, y referirnos en cambio a elementos históricos fidedignos: a la
estructura social de una nación, a la correlación de fuerzas de las clases, a
las tendencias de su desarrollo".
Pues bien, de la expresión de todos estos elementos en
la realidad social y política del Estado español se puede derivar una respuesta
positiva a la pregunta que da título a este apartado. Efectivamente, las
condiciones objetivas están dadas para la ofensiva socialista queda, nada más y
nada menos, que articularlas con las subjetivas que conjuntamente han de
conformar al sujeto de la transformación revolucionaria. Es aquí cuando tenemos
que hablar de las luchas populares clasistas, así como del grado de avance de
las posiciones políticas que las puedan representar dándose en este terreno una
gran dispersión que se traduce en debilidad, así como, una excesiva desviación
hacia la actividad institucional aunque con un representación, la de Unidos
Podemos, que arroja unos números insólitos hasta ahora en el campo situado a la
izquierda del PSOE y que obedece a una demanda creciente de alternativas frente
a la "vieja política", frente al desgaste del "viejo
régimen".
Es preciso fortalecer y unificar la componente
clasista tanto en las luchas sindicales como en el agrupamiento político
conseguido al que hay que llevar mucho más allá del terreno electoral, hacia la
lucha popular de masas con una táctica y una estrategia de
"contrapoder" social, político, cultural que determine finalmente la
toma del poder efectivo por el pueblo trabajador. Para eso las y los comunistas
debemos ser conscientes de que, dispersos en grupos y partidos o aisladamente,
las fuerzas escasean tan tremendamente, que solo la más estrecha unión de todos
y todas puede asegurarnos el éxito en la lucha, tanto contra los
"aventureros" y oportunistas, como contra las patronales, las fuerzas
oligárquicas y sus órganos políticos de poder. Y el instrumento decisivo con el
que avanzar, el Partido Comunista, ha de estar por encima de nuestras
divergencias que como decía Lenin en su "Saludo a los comunistas
italianos, franceses y alemanes"4, "tiene una base única, común,
granítica: el reconocimiento de la revolución proletaria, de la lucha contra
las ilusiones democráticoburguesas y el parlamentarismo
democráticoburgués..."
Trabajemos pues para que el año del centenario de la
Revolución de Octubre sea el de la reconstrucción del partido de las y los
comunistas del Estado español y de Canarias en particular. Trabajemos para que
de esa manera la unidad popular avance de modo imparable hasta la derrota de
los enemigos del pueblo.
Publicado en TelsurTv
No hay comentarios:
Publicar un comentario