La obra más reciente y completa-Historia de Villa Clara-con loables empeños
ha tratado en su extensión de llevar los complejos procesos que han tenido
lugar en una provincia, que fundada 1976
incluye en su geografía tres de las regiones históricas de la antigua provincia
de Las Villas: Sagua La Grande, San Juan de los Remedios y Santa Clara; nada
fácil resulta realizar una radiografía desde los aborígenes que habitaban estas
tierras hasta una etapa tan reciente como los finales del siglo XX.
Lógicamente una obra de tal magnitud no puede abarcar todas las aristas de
más de quinientos años de historia, su generalidad lo impide; haciendo
necesario la búsqueda de nuevas investigaciones y estudios sobre aquellos
acontecimientos que tienen lugar o que quedan a la expectativa de los
investigadores que al no contar con el tiempo y el material necesario se ven
obligados a relegar proyectos para otros tiempos, que ante el acoso de otros,
van quedando en gavetas para finalmente no realizarse.
La obra mencionada aunque aborda la dinámica del desarrollo azucarero en la
región de Sagua La Grande(ubicada hacia la zona norte de esa provincia),
durante la primera mitad del siglo XIX, no penetra en el proceso productivo que
tiene lugar, sobre todo en la conformación del capital que lo hace posible, ni
la dinámica del capital comercial en el empeño de sujeción de los
productores(hacendados) que la impulsan, aún ante los gravámenes que imponen
los prestamistas individuales y sociedades comerciales; contradicción que
distinguirá toda una época histórica, que en definitiva dará impulso al proceso
gestor del independentismo, matizado por esas contradicciones.
Lo que tratamos de exponer es precisamente un lado del asunto, de forma
específica, en un espacio específico, donde los datos nos han dado la
posibilidad de mostrar crudamente la voracidad del capital invertido en el
proceso de desarrollo y consolidación de la producción azucarera en una zona
decisiva como la del Partido del Calabazar, ubicado en la jurisdicción de Sagua
La Grande, entre los años 1849-1867.
Un conjunto de tablas estadísticas elaboradas nos brinda el apoyo para
poder entender el proceso que tiene lugar; hasta dónde la dependencia de los
hacendados-generalmente criollos-hicieron posible su supervivencia dentro del
marco colonial establecido, lo que al hacerse irresistible, germina en el
proceso independentista que tiene lugar, pues en definitiva el acoso y ahogo
del capital comercial controlado por españoles(no como generalidad) alimenta y
forma parte de la contradicción general colonia-metrópoli.
No constituye por tanto un objetivo, ni lo puede ser para la ocasión,
tratar el surgimiento de la región de Sagua La Grande, pues requiere de otro
estudio particular que aborde sus orígenes como espacio o la sociedad que la
conforma, que demanda analizar las divisiones que la metrópoli española
sancionó para la isla.
Formando parte de la jurisdicción de Santa Clara, Sagua La Grande como
término tiene su origen en el año 1844 cuando el Gobernador y Capitán General
Leopoldo O Donell sanciona su apertura, integrada por los partidos: Rancho
Veloz, Quemado, Alvarez, Amaro, Calabazar y San Lorenzo; con la Real Orden
de1855, quedó entonces conformado por: Alvarez, Amaro, Calabazar, Ceja del
Pablo, Quemado de Guines, Yabú y Sagua (villa). Antes de la constitución ya
tenía lugar la expansión de las sociedades comerciales por esa región, sobre todo de capitales
habaneros, matanceros y de Cárdenas, también los provenientes de los Estados
Unidos.
Lo que se ha dado en llamar en la historiografía cubana como refaccionismo,
queda un poco estrecho en tanto los capitales invertidos no solo tenían como
destino las reparaciones de ingenios, estos podían estar reservados a la
ampliación de estos, lo que podemos considerar en términos actuales como
inversiones de capital, cuyos fines
estaban dirigidos al aumento de la eficiencia y la producción, aún cuando la
mano de obra utilizada era la esclava en
la gran mayoría de los ingenios, “la afluencia del capital habanero-matancero
hacia Sagua explica un mayor dinamismo azucarero de esta región en relación a Cienfuegos,
incluso. Según los censos coloniales (…) en 1827 Sagua tenía dos ingenios, que
en 1846 eran 59, y en 1862, 125”[i].
Lo que a continuación exponemos a través de tablas estadísticas, tiene por
objetivo expresar las dimensiones del
proceso refaccionista que tiene lugar en el Partido del Calabazar, utilizando
para ello los registros en las anotadurías de hipotecas que tuvieron lugar
durante los años 1849-1876, siendo las primeras registradas en Sagua la Grande
a partir del 12 de junio de 1845, que
para el caso de ese partido fueron recopiladas en un tomo de forma íntegra y
que ha posibilitado su estudio a través
de una fuente de primera mano que se conserva en original manuscrito, además de
ser un documento oficial de incuestionable valor.
En la tabla no parecen reflejados valores en refacciones, al no encontrarse en
las anotadurías que entonces se realzaron en los contratos establecidos de los
ingenios: “Guayabo (1856 y 1863), “San Andrés”(1857), “Caridad” (1858), “Unidad”
(1859 y 1861), “La Palma” (1861), “Telégrafo” (1863 y 1865), “Purio” (1865),
“Recurso” (1867 con dos contratos),
“Triunvirato” , donde no aparece la cifra de la operación comercial ni
la fecha en que se realizó; al igual el Macagua. Todo ello nos conduce a formular que la cifra
de refacciones en el Partido del
Calabazar sobrepasó los dos millones de pesos en el período comprendido
entre 1849-1867, pues quince cifras de contratos no aparecen reflejadas en las
anotadurías, del total de 84 realizados.
13
Sociedades Comerciales irrumpieron en el escenario del Partido del
Calabazar, en su generalidad radicadas en Sagua La Grande durante el período
que se analiza. Estas no fueron proclives a la fusión entre ellas, salvo la
establecida entre la Sociedad “Lamadrid, Mora y Cía” y la Sociedad “Mora y
Ajuria”. Sólo la Sociedad “Smith y Cia”
actúo de forma independiente sin fusión con el capital nativo, mientras
que otras tres estaban fusionadas con capitales extranjeros: “Rauch y Soler”,
“Van-Dr-Kieft, Lapuerta y Cia” y la
Sociedad “Thompson y Moré”. La presencia de sociedades de origen español y
criollo distingue esta etapa en el proceso
que tiene lugar en el partido del Calabazar, siendo una tendencia no
solo para este lugar, sino para la jurisdicción de Sagua La Grande, Santa Clara
y hasta la propia región central de la isla.
17 acreedores actúan de forma independiente en el
proceso refaccionista, pero su peso no será significativo pues solo dos de
ellos ejecutan operaciones por encima de los veinte mil pesos, son ellos, Manuel Antonio Palacio, quien estableció
contrato para el ingenio “Chubasco”, ubicado en el Purio, por valor de $ 22
000,00, en el año 1855, y Juan Escauriza, quien estableció contrato en
1857 con los propietarios del ingenio “Esperanza”, ubicado en la hacienda Sitio
Grande, por valor de $ 23 800,00. Aunque
Juan P.C. Thompson (norteamricano) formó parte activa de una sociedad
comercial, como ya se ha anotado, actúo también como agente independiente en el
proceso refaccionista, celebrando 7 contratos durante esa etapa, que al
computarlo ascendieron a más de $ 31 807,00, pues uno de ellos no expresa la
cifra, dando la medida de la prolífera actividad comercial que ejecutaba.
Ingenios con los mayores volúmenes de refacciones:
·
Telégrafo-Purio:
$ 945 809,00
·
Santa
Cruz de Leybana: $ 91 535,00
·
Unidad:
$ 79 167,00( es mayor al no aparecer la cifra correspondiente al año 1859)
·
Guayabo:
$ 66 912,00
·
Victoria:
40 576,00
Los mayores cifras de inversiones por reparaciones de ingenios se
concentran hacia el período pre-guerra (1861-1867).
Aunque el ingenio “Unidad”
representa el mayor volumen de contratos (7), estos se concentran entre 1853-1859,
siendo las sociedades comerciales “Beronda y Hermanos”, y “Echarte, Levié y Cia” las más beneficiadas.”
Existe una continuidad en el proceso refaccionista que se expresa como
generalidad en cada uno de ellos al no poder solventar con sus producciones los
préstamos que le son otorgados por los acreedores, lo que los hace dependientes
del capital comercial, expresado como regularidad.
Los mayores refaccionistas son, con excepción del ingenio “Santa Cruz de
Leybana”, dependientes del capital comercial de las sociedades.
Los ingenios Telégrafos y el Purio terminan siendo absorbidos por el
capital comercial al no poder respaldar los compromisos contraídos con los
acreedores con sus producciones, este
proceso culmina un año antes de iniciarse el proceso independentista cubano; la
tajada de este negocio estuvo a cargo de la Sociedad “Smith y Cia”, la que no
había tenido actividad en el partido del Calabazar con anterioridad, pero
sobrepasó con creces a todas las demás rivales en el negocio azucarero en un corto
período de tiempo, lo que muestra la agresividad con que esta se introdujo en
el mercado de la zona: en menos de tres años se erigieron como los principales
acreedores que por su cantidad representó casi el millón de pesos, cifra
extraordinariamente alta si la comparamos con otras sociedades y territorios de
la región central de la isla de Cuba.
En la segunda mitad de la década del
cincuenta de ese siglo, se incrementaron notablemente las inversiones en los
ingenios azucareros, ello representó el 73, 6 %; proceso que se incrementará
hacia la posterior década notablemente en $ 1 013 103,00, reforzando la
dependencia de los productores hacia el capital comercial, lo que coincide con
el proceso de crisis que tiene lugar, profundizando las contradicciones entre
la metrópoli española y la colonia (Tabla 7.1)
Como expresión el capital comercial atenaza a los productores azucareros;
en los registros históricos se manifiesta una subida en las acciones del
capital comercial durante la década de sesenta de forma sistemática hasta el
año 1867, que llevan a la ruina de y despojo de los productores de sus
ingenios, cuyos ejemplos más sobresalientes para este partido lo constituyen el
“Telégrafo” y el “Purio”, como tiene lugar entre los años 1866 y 1867.
Como tendencia particular, en la década del sesenta se aprecia una
despiadada penetración de las sociedades comerciales que van desplazando el
capital de acreedores independientes en el escenario de la zona, reforzando las
contradicciones de los propietarios de ingenios con las referidas sociedades, principalmente en manos
de españoles; si el capital invertido
por los acreedores independientes
alcanzó la cifra del 54,6 %, en la década del cincuenta del siglo XIX,
expresando un equilibrio con las sociedades comerciales, hacia la posterior la
relación cambia abruptamente pues el de las sociedades comerciales ascendió el
89,1 %
Los ingenios con
más alta tasa de endeudamiento por refacciones corresponden al “Telégrafo” y
“Purio” con la Sociedad Comercial “Smith, que al no reflejarse las cifras en
los años 1863 y 1865, presuponen
que ronde el millón de pesos. La correspondiente al año 1866 ($380 095,00) tiene
lugar durante la crisis que ese año se produce por lo que su influencia
determina la bancarrota de ambos ante sus acreedores, proceso que tiene lugar
tan inminente al inicio del proceso independentista cubano.
El proceso
refaccionista experimenta un crecimiento extraordinariamente alto si se compara
entre amabas décadas, si bien durante 1851-1859 alcanzó $ 185 186,00, para la
década siguiente había alcanzado hasta el año 1867 la astronómica cifra de “1 234 862,00, más de un millón
en tan solo casi siete años, expresión de la dependencia creciente de los
productores azucareros del capital comercial, lo que acelera el proceso de
contradicciones entre los hacendados y peninsulares, pues estos controlaban el
capital de acciones como acreedores en el proceso refaccionista, que al
coincidir con el años de crisis, las exacerba, llevando a la ruina y mayor dependencia
de los productores azucareros ante capital comercial.
A partir del año 1860, se aprecia un crecimiento sostenido por año en el
proceso de concertación de contratos refaccionistas con las sociedades
comerciales, pasando éstos a jugar una posición determinante, expresión de la
concentración del capital que se viene experimentando a partir de la producción
azucarera, con la peculiaridad de ser preponderantemente dependiente del
comercial, ante todo de las sociedades comerciales, pues los acreedores
individuales son desplazados en el proceso competitivo por el dominio del
complejo azucarero cubano, expresión que se manifiesta en el Partido del
Calabazar, pero extensivo a la dinámica región saguera, y a otras regiones
azucareras de la isla; prueba de ello es que el 18 de enero de 1867, la
Sociedad Wanderkieft, La Puerta y Compañía del comercio de Sagua La Grande estableció
contrato con Diego Abreus para el Ingenio Colorado, ubicado en el Partido de La
Esperanza, en la jurisdicción de Santa Clara, entregando la sociedad $10 300 00 en letras, $
1 700 00 en efectivo en mondas de oro. Abreus hipotecó el ingenio compuesto de
116 caballerías de tierras, la dotación de esclavos y 20 asiáticos, las zafras,
fábricas y campos de caña[i].
Como se aprecia las mayores inversiones se destina fundamentalmente en los ingenios ubicados en la
Hacienda Viana, Magdalena y Sitio Grande de ese partido.
El año en que el volumen de mayores inversiones en refacciones realizó esta
sociedad corresponde a 1855, con $ 70 907,00, en 5 ingenios, representando el
96,5 %, la más importante durante esa
década, siendo desplazada en las operaciones comerciales en de la zona en la
siguiente, no contando con contratos de refacción en las anotadurías que sobre el Partido del Calabazar existen.
Esta sociedad había adquirido un gran capital, sus préstamos en el año 1855
ascendieron a $ 97 181,00, 4 ingenios cayeron bajo los intereses de ella,
pagaderos en muchas de las ocasiones, al igual que otros con las producciones
de azúcar de cada zafra, lo que indudablemente hipotecaba el futuro de cada uno
de ellos, una dependencia permanente de la cual resultaba muy difícil librarse;
ingenios como el “Guayabo” y “Victoria” fueron casi dependientes de los
préstamos de la sociedad por varios años.
No existen evidencias de que haya sido absorbida por otras sociedades o que
se halla fusionado durante el período pre-guerra.
Conclusiones
La falta de un diálogo entre cifras y
contexto socio-político, e incluso cultural, es uno de los mayores problemas a
vencer por los historiadores, la realidad socio económica y política determinan el éxito, fracaso o impulso de nuevos proyectos políticos. Al expresar esa realidad
en cifras-económicas-en el ámbito particular de un espacio determinado, dentro de un contexto más amplio
interconectado a territorios y regiones sobre la base de un mismo patrón de
economía, nos posibilita-para el caso de Cuba-explicar por qué el proyecto
político de independencia gestado en la
segunda mitad del siglo XIX, tiene una expresión en cada región de la isla; los datos expuestos no son más que
un enunciado de la tendencia del proyecto en un partido judicial con una
dinámica productiva relevante en una región.
El “refaccionismo” propició la generación en
cadena de una dependencia del capital comercial que ahoga toda posibilidad de
camino productivo independiente, lo que conlleva a profundizar las
contradicciones entre las élites económicas (hacendado productor azucarero-capital
comercial), alimentando el enfrentamiento con el esquema español de
colonialismo.
Para el caso del partido Judicial del
Calabazar, ubicado en la jurisdicción de Sagua La Grande se comprueba la acción
del capital comercial norteamericano, expresado a través de acreedores
individuales y de sociedades comerciales, así como del español, que también se
fomenta en las dos vertientes, con la peculiaridad de que el capital comercial
norteamericano y español desplazan en la contienda la acción de los acreedores
individuales, siendo predominante.
A la
vez en la lucha que se sostiene por la adquisición de contratos, el capital
norteamericano desplaza cualquier otro tipo de variante de capital comercial, siendo
para el período 1860-1867 el preponderante, lo cual constituye una
particularidad en el caso de ese partido.
Como particularidad de caso, la propia
confrontación entre sociedades comerciales, determina que hacia la década del
sesenta del siglo XIX exista una alta concentración del capital comercial en
pocas manos; que sea una sociedad norteamericana (Smith), la beneficiada en la
contienda, distinguiendo al Partido del Calabazar en la región central de la
isla, pujando con la existencia de otras, también norteamericanas, o asociadas
a capitales nativos o españoles por el control del comercio azucarero.
[i] Fondo
Anotadurias de Hipotecas. Tomo XI. Folios 6-10. Asiento 11. Archivo Histórico
Provincial. Santa Clara. Villa Clara.
[i] Historia de la
Provincia de Villa Clara desde la comunidades aborígenes hasta 1990. Versión
digital. ISBN 978-599-250-9870. Pág. 139.
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