He leído con suficiente paciencia, y
amparo por la iniciativa, las propuestas que desde La
Joven Cuba se nos presenta sobre la
situación actual del modelo económico cubano y sus posibles perspectivas
propuestas, que sin duda llaman a la reflexión para la búsqueda de una vía
mejor y no dejar que el camino se enturbie en las falsas pretensiones de
resoluciones a través del mercado; pues de lo que no cabe la menor duda es que
en el caso cubano la orientación hacia el socialismo sigue siendo la
aspiración, la utopía por la cual varias
generaciones de cubanos se han sumergido en el camino de las “emergencias”.
Con anterioridad en un trabajo
publicado en este blog (30 de julio del 2013), que bajo el título “Pecados
capitales del socialismo en Cuba”, habíamos expresado que:
“Las
concesiones no forman parte del regalo que se le pueda hacer a los Estados
Unidos a tan poca distancia, en una
época donde los límites se pierden ante la influencia de la información
manipulada por los grandes medios que apoyados en las avanzadas
tecnologías descargan cotidianamente un caudal de información que penetra en todas partes, por ello al abordar los
pecados capitales del socialismo en Cuba para nada será un regalo mediático
para que se le pueda hacer juego con equivocadas interpretaciones, es todo lo
contrario, un llamado a profundizar en los valores culturales cultivados en un
largo proceso de formación nacional,
donde rescatar el verdadero sentido de la libertad tiene una connotación de
singular importancia para la construcción del socialismo en Cuba. “
No pocos errores se han cometido por
perder la perspectiva en el plano estratégico que los hechos y fenómenos
sociales tienen sus particularidades intrínsecas; extrapolarlas suscita-como se ha probado-
garrafales errores en la conducción no solo política; extrapolar corrientes, ideologías, métodos, esta fuera de todo alcance científico en el
terreno de las ciencias sociales; valga decir de la conducción en la sociedad;
si de algo se ha adolecido en demasía es precisamente mente de ello, de
conducir los derroteros sociales sin las
herramientas que la ciencia nos brinda. Por aquel tergiversado camino, se
enrumbaron las relaciones chino-soviéticas por solo citar un ejemplo.
La “pertinencia” del mercado es tan apropiada al capitalismo como al
socialismo como sistema; en tanto se matice cuáles son sus particularidades en
ambos casos; pues el desarrollo y no el desarrollismo está en las pretensiones
más perentorias de este para alcanzar su
principio de distribución básico; lo que es absolutamente inviable bajo
el paraguas de las relaciones de producción capitalista, pues este acentúa las
diferencias, convirtiéndose en un mecanismo de distorsión que provoca múltiples
manifestaciones en el orden interno; que tiene sus expresiones en las relaciones
establecidas a nivel internacional; causa y desespero de las actuales
economías llamadas “emergentes”.
La pregunta en cuestión es ¿si es
coincidente o no la conducción del partido Comunista de Cuba con la aspiración
en la construcción del socialismo?
Para responder desde mi perspectiva a la pregunta, es
preciso dejar claro que en el plano histórico el proceso revolucionario cubano
es uno; ajustado a sus propias peculiaridades, entroncado en el proceso de formación nacional; en un
contexto continental bien diferente al asiático; así las reformas en China que
desde finales de la década del setenta del siglo pasado impulsara China, bajo
el lema “Un país, dos sistemas”, pueden ser muy aportativa a aquella sociedad,
lo cual se ajusta a condiciones muy concretas en momentos en que los
fundamentos teóricos del marxismo parecían caer por no ser académicamente bien
comprendidas las realidades del gigante asiático, lo que indudablemente se
arrastró al campo de la política; cuyos resultados fueron la desarticulación
del movimiento revolucionario mundial.
Llegar a la meta es la aspiración,
pero el cómo llegar a ella resulta la paradoja; cuáles son los obstáculos de
ella según el artículo de la Joven Cuba:
….”hay un fuerte sesgo de economía de comando que impide pensar la
conveniencia de privatizaciones y prefiere estructuras monopólicas como las TRD
a la competencia del mercado. Al centro de la ideología oficial sigue estando
la economía y el monopolio estatal bajo control del PCC, no un proyecto
nacionalista desarrollista de integración mercado-estado. Esa inercia
ideológica anti-mercado explica la persistencia en el error estructural que es
dictar las actividades permitidas para tener licencia y no fomentar cualquier
actividad económica que no esté expresamente prohibida.”
De qué tipo de
“conveniencias de privatizaciones” se trata; de cuáles “estructuras
monopólicas”; por más que se busque con los objetivos de la construcción del
socialismo no se podrá encontrar las fórmulas adecuadas pues nada tienen que ver con la construcción que
el Partido Comunista de Cuba se ha propuesto en los Lineamientos Económicos;
pues parten de la sostenibilidad para poder construir esa sociedad donde no
inspire el arrebatador mercado, o da la
resultante, que existe una cabal incomprensión de lo que es un monopolio; aferrándose
a que tiene que existir una política de privatizaciones; ni uno ni lo otro, eso
está fuera de toda duda presumible.
El virtuosismo de que “Las
mejores experiencias de desarrollo de las últimas décadas en los países del
Este de Asia demuestran que el gobierno intervino no para reemplazar el mercado
sino para incentivar la competencia, resolver las fallas del mismo, ponerlo al
servicio de la sociedad”; es absolutamente confuso pues en teoría de ninguna
manera el estado puede remplazar al mercado; en tanto sería idílico “procurar formas empresariales amistosas a la
competencia de mercado”. Si la “metáfora mecánica” de los lineamiento es no superar esas
“trabas”, estamos en presencia no ya del camino escogido; otro que no es
mencionado, donde “no en limitar la expansión de los actores
privados” sea lo que prime.
De qué manera se propone
el futuro, “Deberían importar más muchas inversiones pequeñas que la mentalidad
totalitaria de querer resolver todo con grandes capitales”; tal como se propone resultaría caso expreso que
los grandes proyectos no tendrían cabida, pues resultaría un imposible la
acumulación de capitales; lo que en definitiva sería la hipoteca permanente del
futuro, que no es otro que el desarrollo y de la construcción del socialismo.
En la práctica la
propiedad fundamental sobre los principales medios de producción no restringe
ni elimina la existencia de la propiedad privada, más bien refuerza su papel, allí
donde se hace imposible la acción del
estado en la economía; ambas se conjugan.
La Ley de Inversiones Extranjera no hace excepciones sobre
tipos de inversionistas, por tanto no se puede esperar que “Una apertura hacia las inversiones de
emigrados en Cuba debe tener en cuenta el poder de tal política para socavar la
política de embargo estadounidense y acoso externo”; no es menos cierto que la
oportunidad resulta provechosa en el orden político, pero no en el orden de los
principios, pues estos no tienen cabida en negociaciones; el bloqueo se
extinguirá, pero por la conjugación de múltiples fuerzas y actores nacionales e
internacionales; por ello la emigración cubana no debe ser un sello distintivo,
sino un componente más.
En la construcción del
socialismo, no se puede menoscabar el papel del partido como fuerza rectora
en la sociedad por ello en la propuesta
que se brinda sobre una supuesta “convergencia” sociedad cubana-emigración, soberanía
e independencia entran en el juego; lo que implica que la mediación no quede en
los meros marcos institucionales pues como se afirma “La comunidad cubana en el
exterior es mucho más blanca, procedente de las ciudades, particularmente de la Habana, y más a la derecha
en su visión política que la población de la isla,”.
Por último, y no menos
importante, todo inversor, no deja de ser lo que es, se lleva aquello que
Marx definió como cuota de ganancia.
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