Lic.
Carlos Pereyra Mele
Director de Dossier Geopolítico
La
vieja definición de Imperialismo según la Real Academia de la Lengua Española
dice: Imperialismo: Tendencia de una potencia económica a extender su dominio
sobre otros países o Estados por medio de la fuerza o por influjos económicos y
políticos abusivos. Es evidente que esta definición se quedó en el tiempo y no
representa la versión del siglo XXI del Imperialismo.
En numerosos trabajos hemos descrito la nueva realidad geopolítica mundial
desde Suramérica como: “Se acabó la lucha ideológica, empiezan las luchas
geopolíticas por el control de los recursos naturales” Las américas al sur del
Río Bravo (frontera de USA-México), vivieron una balcanización, que transformó
a los subcontinentes americanos en numerosos países, desconectados entre sí, e
incorporados a la división internacional del trabajo impuesto por el imperio
triunfante de ese momento: Inglaterra y que transformó a esos países en
Neocolonias (S.XIX). Este primer imperialismo capitalista fenece con la segunda
guerra mundial, luego vendrán las luchas ideológicas entre el capitalismo y
comunismo durante décadas con la denominada guerra fría. Que impondrá a nuestra
región nuevas características de la definición de imperialismo, y que se verán
sus consecuencias hasta la actualidad (la aplicación de la doctrina de
seguridad nacional: luchas internas, áreas de influencias-Yalta-Postdam-,
conflictos sociales, captura de los mercados locales por parte de las empresas
internacionales, principalmente provenientes de EE.UU.). Luego con la implosión
de la ex URSS, se abre un nuevo capítulo del modelo imperial para nuestra
región y de las luchas contra el mismo (luchas que nunca habían cesado en el
continente, pero que habían sido o derrotadas o circunscripta a un territorio: La Revolución Mexicana;
el Varguismo en Brasil, el Sandinismo en Nicaragua; la Revolución Peronista
en Argentina; la
Revolución Cubana; el Torrismo en Bolivia; el movimiento de
Velasco Alvarado en Perú, etc., en el siglo XX).
Pero desde los fines del siglo XX tenemos la siguiente descripción como: el fin
de la lucha ideológica que enfrentó al Capitalismos y el Comunismo, y que
liquidada la bipolaridad con la caída del Muro de Berlín en el 89 y la
implosión de la Unión
Soviética en el 91, las relaciones internacionales comenzaron
a pesar más por las tensiones geopolíticas que los criterios ideológicos. Y por
ello quedó expedito a nivel global el predominó una sola Súper Potencia Militar
capaz de mantener tres conflictos bélicos en distintas regiones del Globo
terráqueo que afectara “Su Seguridad” a la vez. Sin comprometer su capacidad
militar, en este marco EEUU bajo las administraciones especialmente de los
gobiernos Republicanos, pero también bajo el Presidente Clinton desarrollaron
una política de expansión de su complejo industrial armamentista tecnológico.
Vuelven entonces por sus fueros los criterios geopolíticos y geoestratégicos en
el análisis de las relaciones internacionales, esto se realizó bajo los
siguientes principios básicos de los “tanques de ideas” que luego gobernarían a
Estados Unidos de Norteamérica:
1 Incrementar significativamente el gasto en defensa si queremos hacer frente a
nuestras responsabilidades globales hoy y modernizar nuestras fuerzas armadas
para el futuro.
2 Fortalecer nuestros lazos con los aliados democráticos y enfrentar aquellos
regímenes hostiles a nuestros intereses y valores.
3 Promover en el exterior la causa por la libertad política y económica.
4 Aceptar la responsabilidad del papel exclusivo jugado por América en
preservar y extender un orden internacional favorable a nuestra seguridad,
nuestra prosperidad y nuestros principios.” (1)
Como podemos observar el modelo militar es la “herramienta” para imponer la
llamada libertad económica, que para las américas se llamó: consenso de
Washington. Esta estrategia se enmarca dentro de la actual dinámica de la
globalización económico-financiera, que no quiere saber de ningún control o
regulación social y política. Exige campo abierto para hacer la guerra de los
mercados.
Y como entendemos que se manifiesta hoy, este imperialismo que tiene su cabeza
en EE.UU., acompañados por sus socios europeos y japonés: “La lógica del capital
es de acumular ganancias lo que, para él, significa el motor y el fin de la
economía y por eso necesita un control siempre más estrecho de las riquezas del
mundo. A este propósito, el capital, se apropió y explotó el trabajo y
desarrollo siempre nuevas tecnologías para mejorar la productividad,
últimamente las de la informática y de las comunicaciones, permitiendo una
globalización real de su actuación. El capitalismo no necesita hoy de ser
colonialista y de ocupar territorios. Basta de controlar espacios económicos,
es decir los mecanismos de funcionamiento de la economía. Los ejemplos más
visibles son las normas de la Organización Mundial del Comercio, es decir la
libre competencia globalizada que de hecho da el poder a los poderosos; a las
medidas impuestas a las economías nacionales por el FMI o el Banco Mundial, y
muchos otros.” (2)
En este marco podemos afirmar que: “Este imperialismo se define por la misma
lógica que el del capitalismo. No solamente los Estados Unidos tienen el poder
relativo económico mayor: (48 % de las empresas transnacionales tienen su sede
en los Estados Unidos), sino que el papel específico de los Estados Unidos es
de ejercer, la hegemonía política y militar. Por eso, después de la caída de la Unión Soviética se
definió un Nuevo Orden Mundial (palabras de George Bush padre), evidentemente
dominado por los Estados Unidos. El antiguo canciller Kinsinger decía:
"sólo una potencia planetaria puede asegurar la paz". Evidentemente
se trata de una paz equivalente a los intereses norteamericanos. La gran
ventaja por el imperialismo norteamericano es de ser, en general, no colonial.
Desde este punto de vista se puede decir que es el primer imperio realmente
capitalista. Lo que lo preocupa es el control de los recursos naturales, en
particular enérgicos y la posibilidad de distribuir sus productos y sus
servicios, al fin de acelerar la acumulación del capital.” (2)
Y como observamos este modelo imperial en el siglo XXI en nuestro subcontinente
suramericano desde una geopolítica auténticamente y genuinamente propia,
teniendo en cuenta la lucha despiadada que se desarrolla en nuestra región:
“Debemos ver a Suramérica como la isla continente, con 330 millones de
habitantes, Para tener una idea más concreta de que estamos hablando algunas
cifras para tener en cuenta sobre nuestro Continente Suramericano: Tierras:
reservas cultivables en gran cantidad y bajo suelos degradados, Energía: 11 %
reservas de Petróleo 15% de la producción mundial del crudo, 6 % de las
reservas de Gas y el 20 % del potencial mundial de recursos hidroenergéticos,
Agua: 30% del agua dulce del planeta el Acuífero Guaraní es el tercero del
mundo y Biodiversidad: el Pantanal de Matto Grosso es la mayor extensión húmeda
del planeta y la mayor reserva de biodiversidad del planeta, en Argentina la
mayor biodiversidad están en las Yungas -Salta-Jujuy- y en la selva Misionera).
(Y fuerte proveedora de alimentos agropecuarios) Es por ello que la América del Sur debe
repensarse como una unidad geopolítica con sentido propio y así dar un paso
importante para eliminar la actual fragmentación del continente. De manera que
hacer extensiva la propuesta a la totalidad de Suramérica es un acto de
prudencia, a la vez que de percepción estratégica” (3)
Por ello es falso absolutamente, lo que se nos transmite por los medios de
comunicación masivos del imperio en Latinoamérica, queriendo minimizar el
“interés” de USA y sus aliados sobre este subcontinente: “Los países de
Sudamérica poseen una de las mayores reservas minerales del planeta: un 65 % de
las reservas mundiales de litio, un 42 % de plata, un 38 % de cobre, un 33 % de
estaño, un 21% de hierro, un 18 % de bauxita y un 14 % de níquel. Se estima que
el potencial minero es aún mayor ya que la información geológica disponible es
parcial. También son importantes sus reservas petroleras. La región posee
además alrededor de un 30 % del total de los recursos hídricos renovables del
mundo, lo que corresponde a más del 70 % del agua del continente americano”.
Así lo determina el informe de CEPAL “Recursos Naturales UNASUR & Situación
y tendencias para una agenda de desarrollo regional”. Además de este
estratégico capital, Sudamérica posee otro gran valor: es un territorio de paz.
Sin embargo, hay conflictos socio-ambientales y la región enfrenta retos y
tensiones en relación con el manejo y aprovechamiento de los recursos
naturales. Recomendamos, paper de CEPAL para comprender las dimensiones del
factor geopolítico de los recursos naturales y las perspectivas en Sudamérica.
Este valor real estratégico para el desarrollo de nuestras potencialidades
están bajo monitoreo permanente de USA para controlarlos e impedir que
potencias “no” amigas accedan a ellas. Es importante poder leer el extenso
trabajo realizado por la CEPAL
para la UNASUR
sobre recursos Naturales (4)
Por ello, para el imperialismo norteamericano el control de América Latina es
un objetivo estratégico y geopolítico. Para lograrlo utiliza instrumentos de
dominación económica como los cuestionados Tratados de Libre Comercio - TLC, el
Fondo Monetario Internacional - FMI, el Banco Mundial - BM, la Organización Mundial
de Comercio - OMC. Igualmente, utiliza como mecanismo la cuestionada deuda
externa, con su tasa variable. Monetariamente impone el dólar como moneda de
intercambio; lo que permite al imperialismo apropiarse de la producción con
precios en contra de los productores latinoamericanos (industriales,
campesinos) y a favor de sus exportaciones subsidiadas. Asimismo, las
corporaciones imperiales se apoderan a través de gobiernos genuflexos de los
minerales, los recursos hidrobiológicos, hidrocarburos, tierras, agua, energía,
comunicaciones, alimentos, etc.
Cuál ha sido la respuesta del Subcontinente suramericano a esta acción
imperialista: la de concretar espacios geoeconómicos y geopolíticos que
trascienden las geografías de los países balcanizados, intentando poner un coto
a los tratados de libre comercio, imponer restricciones arancelarias a los
productos fuera de su zona económica, vincularnos más con nuevas vías de comunicación
terrestres, ya que fuimos un continente que se aisló por decisión imperial de
sus vecinos, intentamos profundizar un espacio geopolítico más que económico
con la ampliación del Mercado Suramericano (Mercosur);
Argentina-Brasil-Paraguay-Uruguay-Venezuela a los que sumarán muy pronto
Bolivia y Ecuador.
Pero esta gigantesca isla continental necesita imperiosamente también de la
herramienta estratégica de la
Defensa, ya que EE.UU. mantiene en nuestra región un gran
despliegue de bases militares y grupos operativos, que no por ser pequeños, son
menos riesgosos para nuestra seguridad, junto a bases de la OTAN, la principal que
amenaza el sur del continente desde el archipiélago de Malvinas. Con la
creación del Consejo de Defensa de la
UNASUR (CSD), tema muy bien desarrollado por el Libro Consejo
de Defensa Suramericano realizado por el miembro de Dossier Geopolítico el
Prof. Dr. Miguel Barrios, se intenta establecer una coordinación y evaluación
defensiva continental. La misma UNASUR, que en su corto tiempo de
implementación ha logrado que Suramérica siga siendo un territorio de paz,
impidiendo los conflictos regionales (5). Son muchos y variados los frentes
imperiales que se deben enfrentar, pero considero que se han realizado grandes
esfuerzos para concretar la idea de establecer un espacio geopolítico
autoconcentrado continental, y en ello son fundamentales dos países, Argentina
y Brasil para consolidar esta tendencia y entrar en la historia del siglo XXI
con una impronta propia, en el nuevo orden mundial en creación.
Tomado
de Hispantv