Las declaraciones de Edgard Snowden han venido a “estremecer” los pilares
de la democracia occidental, más lo que ahora se demuestra es tan solo una
pequeña parte de lo que ha tenido una larga historia oculta a espalda de la
opinión pública mundial; para buena
parte de ella lo que parece insólito era ya de conocimiento de las fuerzas progresistas
en el mundo; alcanza a gobiernos, instituciones, organizaciones, partidos,
líderes políticos y sociales, empresas, llegando a los ciudadanos; antes que
él, ya otros lo habían manifestado en distintas épocas: Daniel Ellsberg, Samuel Loring Morison, y Bradley Manning, son algunos ejemplos que
evidencia cómo distintas administraciones norteamericanas mantuvieron el
espionaje como política de estado.
Programas como Prisma, Boundless Informant, X-Keyscore, y sistema
satelital Echelon, han tenido como fin el espionaje a escala de países y
regiones; algunos gobiernos europeos y no europeos solicitan explicaciones de
sus actos, pero la práctica política de muchos de ellos viene a demostrar que
la actuación norteamericana es solo posible a través de la concertación,
coordinación y desarrollo de planes bajo el conocimiento y amparo de los
gobierno que los representan; según TeleSur
“Una vez rastreada la información, los
mensajes son analizados y clasificados para servir a los intereses de una
alianza de inteligencia militar formada por Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva
Zelanda”, tales prácticas no pueden en las condiciones actuales mantenerse sin
una aprobación expresa de los gobiernos donde tienen por asiento estas redes de
espionaje.
La red de espionaje denunciada por Snowden, se expandió por toda América Latina y tuvo
especial énfasis en Brasil, México y Colombia, según afirmó el diario brasileño O Globo; resulta muy
dudoso que el gobierno colombiano no
estuviera al tanto de la ejecutoría norteamericana, es bien conocido el vínculo
de las agencias de este país con los servicios secretos de EE.UU. , asiento de
un sistema de bases donde los servicios secretos y de inteligencia
norteamericanos juegan un papel fundamental.
Según Eric London, experto canadiense, el FISC (Corte Federal de
Vigilancia e Inteligencia Extranjera) organismo instaurado por la Ley de Vigilancia de la Inteligencia Extranjera
de EE.UU. (FISA), especula sobre todo con el principio de 'relevancia' de los
actos atribuidos a un individuo o a un grupo de personas [1] ;
como se ha denunciado reiteradamente, el sistema judicial de ese país está
maniatado por el sistema político imperante, poniéndolo al servicio de los
intereses más oscuros del poder.
La Unión
Europea se escandaliza
por lo expuesto por Snowden; países como Alemania y Francia aparecen como
víctimas de las manipulaciones secretas de su principal socio, más las
declaraciones públicas ofrecidas por ambos gobiernos no exponen hasta dónde
están sujetos los vínculos de los servicios secretos de los Estados Unidos con
los de la OTAN,
organización que por su estructura y organización tiene una alta capacidad de
recepción de información que sistemáticamente intercambia con los Estados
Unidos, por lo que resulta una paradoja un tanto imposible de explicar para cualquier
analista serio del tema; dado el nivel tecnológico que el bloque posee para su
propio accionar, por lo que es muy dudoso que estuviera al margen de las operaciones norteamericana a escala
global; hasta donde el bloque está involucrado
a espaldo o no de sus gobierno queda ahora en suspenso.
El boom publicitario en el caso Snowden ha estado encaminado por las diferentes
agencias, más a los “delitos” cometidos que a las declaraciones realizadas, la complicidad
resulta evidente sobre todo para aquellos países que no admiten a la “oveja
negra”, pues verían seriamente dañadas sus relaciones con el principal gendarme
mundial aún cuando hallan sido víctimas de espionaje a gran escala, la prueba
más reciente está en la denegación de tránsito del avión presidencial boliviano por Francia, España, Portugal e
Italia.
Los blancos del ciber-espionaje difieren de un continente a otro, en
unos casos objetivos económicos, en otros, políticos, militares, comerciales,
etc, en dependencia de los intereses en juego a nivel global, pero sin dudas
dando respuesta a una geopolítica trazada. Lo encubierto “descubierto” es tan
solo una pequeña fisura de la NSA
por la cual algunas cabezas serán
decapitadas pues según las propias declaraciones de Barack Obama, se ha visto afectada
la seguridad nacional de los Estados
Unidos; la sacrosanta “seguridad” a la cual se
ha apelado desde el surgimiento de la nación cuando de expansión y predomino se trata.
Aún cuando las violaciones del derecho internacional son cercenados,
cuando la propia constitución de los Estados Unidos ha sido escamoteada en una
práctica habitual, resulta más llamativo que, “Pese a que en EE.UU. se
han celebrado unas escasas manifestaciones de protesta contra
el espionaje, según un sondeo realizado conjuntamente por ABC News y 'The
Washington Post', un 58% de la población estadounidense apoya las escuchas de la NSA y un 39% se opone a ellas”
[2] ; lo
que hace recordar la época del imperio romano donde pan y circo podía
justificar cualquier expansión; por ese camino el imperio corrompe hasta su
propia sociedad.
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