Una
nueva denuncia de Cuba contra el bloque de los Estados Unidos ha tenido
lugar nuevamente en la
Organización de Naciones Unidas; el hecho, ya retórico,
manifiesta cada vez con mayor fuerza la burla que ante los ojos del mundo
comete ese país. Es la comidilla cubana de la calle en estos días; también de conversaciones
entre compañeros y amigos, donde casi siempre se termina abordando
la difícil situación en la que viven los cubanos por la inaguantable situación
de una práctica que todos consideran obsoleta, pero que no lo es para el
gobierno de los Estados Unidos, pues entienden que con tal sistema ahogarán al
país más tarde o más temprano.
En
la tarde, camino de casa, un conocido
amigo me hace la “media”; un poco molesto me dice que está cansado de ver
tantos carretones en la calle; ensucian las calles y le parece estar viviendo en la
Edad Media; al no recibir ningún comentario
de mi parte; me pregunta directamente, tú estás de acuerdo
con esta situación que no parece nunca acabar; sigo en silencio; se molesta y me incrimina con un tema
filosófico, ¿ dónde está la
teoría para la construcción de una nueva
vida?; lo interrumpo cuando ya de
nuevo preparaba su pistola para descargarme; Roldán, le digo, has visto o leído la intervención de Bruno en la ONU; me responde que no; le
objeto que no tenemos por qué apernarnos por los carretones de caballos, es una
situación transitoria que tiene origen
en los graves problemas del transporte; no
satisfecho con mi respuesta, queda callado para luego exaltarse; no me
dirás que también es por el bloqueo; a
lo cual le respondí en tono populachero,
“donde si no”. Me incrimina nuevamente
con una nueva; por qué se “ha tirado”
tanta gente a la calle que ahora están en negocios particulares; en tono jocoso
le dejo claro que aún sobran más; pues uno de los problemas que ha tenido
la benevolencia cubana, arrastrada
durante años y años es precisamente haber inflado las plantillas, repercutiendo
negativamente sobre la productividad del trabajo, caldo de cultivo para la
indisciplina social.
Por
unos minutos trato de abordarle el tema sobre las circunstancias actuales del
proceso económico en Cuba; las
excepcionalidades nuestras con relación
a otros países que iniciaron la
“construcción” del socialismo; pero que por determinadas circunstancias,
acontecimientos, desviaciones y dejaciones, terminaron en la olla, sazonados bajo las leyes del mercado
capitalista. A esas alturas mi amigo
Roldán solo escucha; no responde, ni se
inmuta. Como un caballo desbocado vuelve a la carga sobre los precios de los
productos a los cuales le es imposible llegar aún con el doble de lo que
actualmente gana. Ciertamente es así, le respondo; pero las causas están dentro
del sistema económico y mientras no se resuelvan, sobre todo aquellas en las
cuales los hombres tienen la principal respuesta: trabajo, trabajo, y más
trabajo; que es la base de la riqueza material, sin eso, mi amigo nunca
llegaremos a ninguna parte.
Más
tranquilo, le pregunto a qué se debían sus exaltaciones; si era conocedor de
los problemas como cualquier cubano de calle; calla por unos instantes y
declara; he sido defensor de todo
durante años y sufro por todo lo que está pasando; entonces, le tiro el brazo
por el hombro y lo invito a un trago de ron.
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