Afloró el siglo XIX para la isla de Cuba con un pujante
impulso de la plantación esclavista; se consolidaría durante la primera mitad
de ese siglo, alcanzando su mayor esplendor, a expensas del sudor de los negros traídos de
África, brutalmente esclavizados; fueron
como una mercancía más, vendidos
y dedicados a las perores labores agrícolas. Sería también de impulso en las relaciones comerciales con
los Estados Unidos, covietièndose para
la colonia en el principal mercado de
sus exportaciones. Razones que tienen
por base los instintos de la ganancia; hicieron que durante años la oligarquía
criolla siempre mirara al norte. Otros agudos observadores mirarían la isla
desde concepciones diametralmente
distintas, que están presente desde los padres fundadores de “ esa gran Unión
“, no por casualidad le cabe a un papel esencial a Tomás Jefferson, Presidente de 1801 a 1809, iniciador de la
política de “ espera paciente “, que sería sabiamente conducida por sucesivas
administraciones norteamericanas; la Doctrina Monroe y Gravitación Política -de Jhon
Quincy Adams- en la década del veinte, son la continuidad de las ideas del
principal autor de la
Declaración de
Independencia de los Estados Unidos, quien siempre juzgó que Cuba constituía un
problema de seguridad nacional. Las variables de ejecución de esa política son
bien conocidas: anexión, compra y hasta la propia adquisición violenta si fuera
necesario.
A este fin solo nos referiremos a
tres intentos de presidentes norteamericanos para adquirir la Isla mediante la compra,
antes del estallido revolucionario del
10 de Octubre en La
Demajagua en 1868; el primero bajo la presidencia de Jaime
Polk, en el año 1848, el segundo intento estaría a cargo de Franklin Pierce en
1854 y el tercero por Jaime Buchanan en
1858.
Al menos en las Actas Capitulares
del Ayuntamiento de Santa Clara no se encuentra una reacción ante las políticas
diseñadas desde el norte a excepción del año 1858, cuando en sesión extraordinaria
el Ayuntamiento se reúne el día 22 de
diciembre; exasperados los ánimos por haber aparecido en la Gaceta, periódico oficial
de la Habana
las palabras del Presidente de los Estados Unidos Jaime Buchanan ante el Congreso, exponiendo sus ideas sobre
la compra de Cuba a España, donde según el diario, el presidente había
utilizado en su intervención, un lenguaje altamente ofensivo. La decisión del
cuerpo administrativo no se hizo esperar en la reunión, ...” demostrar la
decisión del cuerpo à repeler toda idea que tenga por objeto romper los
sagrados lazos que los unen á su augusta soberana y à su madre Patria...”; en
esta sesiòn se toman dos importantes acuerdos : elevar la indisposición y total
desacuerdo a ser vendida la isla a los Estados Unidos, hasta la propia Reina,
por conducto del Gobernador y Capitán General, y convocar una sesiòn abierta donde participaran los vecinos de la Villa,
pues ya los rumores estaban expandidos y era notorio el total rechazo.
Para redactar el documento se designó a Juan
Bautista Fernández- Sindico Procurador General-, quien acudiendo al patriotismo español dijo: “le
era altamente satisfactorio ver secundados sus vehementes deseos de patentizar
su patriotismo y adhesión al gobierno de Su Majestad...”
El 24 de diciembre de nuevo reunido el consistorio, en sesiòn
ordinaria, se da a conocer el documento
elaborado por Juan Bautista Fernández, el cual es aprobado, el que debía ser examinado por los vecinos en el trascurso del día y con
posterioridad enviado al Superior
Gobierno Civil y Militar de la
Isla.
Habían fracasado
los intentos anexionista del venezolano Narciso López en el año 1850 y 1851;
las expediciones promovidas con respaldo de sectores vinculados al
mantenimiento de la esclavitud, dentro y fuera de la isla – esclavistas del sur
de los Estados Unidos- no fueron apoyados por el gobierno norteamericano, que entonces no podía
lanzarse a una aventura militar para conquistar la Perla
de Las Antillas; las rivalidades con Inglaterra; ocupados en sus asuntos internos – expansión-,
aconsejaban a los líderes, la espera. La variable de compra estaba plenamente
justificada y se avenía perfectamente a la coyuntura histórica por la cual
atravesaba la nación.
La posición entonces adoptada por los regidores del Ayuntamiento
de Santa Clara, nada tienen de revolucionarias, es conservadora y de
continuidad del status colonial para la isla, las voces que se levantaron, eran
peninsulares; estaban convencidos que España jamás renunciaría a la posesión de
Cuba, en momentos más difíciles, tampoco cedería; podrían los Alcaldes,
Regidores y Concejales, vivir cuarenta años más de sus prerrogativas políticas,
cuando al fin, “ la espera “ y la “ paciencia “del norte tocara a la
puerta española.
Fondo consultado: Ayuntamiento de Santa Clara: Acta
Capitular Tomo XXI. Archivo Histórico Provincial. Santa Clara. Villa Clara. Folios:
675, 676, 677,678 y 679.