Colapsada la independencia cubana en 1898 con la
intervención norteamericana en Cuba; despojados los cubanos de toda legitimidad
de independencia real, sin órganos verdaderamente representativos de defensa de
las aspiraciones martianas de república, “con todos y para el bien de todos”,
devinieron aproximadamente cuatro años de angustias, cabildeos e imposiciones
donde lo mejor del pensamiento liberador quedó frustrado al instaurarse la
“república” el 20 de mayo de 1902.
Cogido el toro por los cuernos en las riendas de la
política de principios de siglo, llega a la presidencia Tomás Estrada Palma,
representando el Partido Moderado; martiano en apariencia, anexionista de
convicción, era la figura más ajustable y moldeable a los intereses de los
Estados Unidos; ello quedaría inmediatamente demostrado unos meses después de
tomar la silla presidencial. Su afiliación a los intereses norteamericano
darían como resultado la mutilación de la economía cubana hacia el gran capital,
en política otro tanto sucedería.
Vendido, anti-nacionalista, corrupto, avasallador, son
tan solo algunos de los calificativos de aquel gobierno que en la
historiografía cubana se le ha dado, que al intentar reelegirse en las
elecciones de 1905, fue el detonante de todo un movimiento interno dentro de
Cuba contra la reelección. Las frustraciones fueron encauzadas por la oposición
liberal hacia el levantamiento armado contra la reelección; más la tozudez de
Estrada Palma, imposibilitado de poder alcanzar un nuevo mandato, fueron el
detonante encauzado para propiciar la segunda intervención, prefería entregar
la república a que esta fuera liderada por viejos líderes del mambisado cercanos al pensamiento martiano.
En mayo de 1906
quedó constituido el llamado Comité Revolucionario, integrado por facciones del
Partido Liberal opuestas a la reelección de Estrada Palma. Componían el Comité
los generales José Miguel Gómez, José de J. Monteagudo, Demetrio Castillo Duany
y Carlos García Vélez, y también Juan Gualberto Gómez, Pelayo
García, Alfredo Zayas y Manuel Lazo.
El primer plan
de los complotados contra la reelección estradista fue tomar el poder por medio
de un golpe de Estado, procurando ocupar las posiciones principales del
gobierno y evitando la intervención extranjera, que era entonces el plan
diseñado por Palma para evitar la toma del poder de la oposición.
Los alzados
llegaron a insurreccionar comarcas enteras; sobre todo, en Pinar del Río, La
Habana y Las Villas. Al levantamiento se sumarían importantes figuras del extinto
Ejército Libertador entre ellos los generales Enrique Loynaz del Castillo,
caudillo político del Partido Liberal Nacional, y Quintín Bandera, quien
perecería en el enfrentamiento.
En Oriente,
integraban la sublevación liberal veteranos de la independencia encabezados por
los generales Bartolomé Masó y Agustín Cebreco, junto con el general
Mario García Menocal.
Según consta en
el acta notarial de 30 de agosto de 1906 del notario público José A. Badía de
Sagua la Grande, perteneciente al Colegio de Abogados de Santa Clara, se había
presentado Norman Bonnington Dikson,
Administrador General y apoderado de la Compañía “The Cuban Central Railways Limted”, cuya casa matriz radicaba
en Londres, Inglaterra.
Norman al
comparecer como representante en Cuba de los intereses ingleses, dejó
testimonio de las consecuencias del levantamiento ocurrido y de las
afectaciones que sobre el patrimonio de la compañía había dejado en la
Provincia de Santa Clara,
…“corte de los hilos telegráficos diversas veces entre las estaciones de
Lajas, Palmaria, Congojas, Santo Domingo y Rodrigo, destrucción de varios
postes, destrucción de los aparatos telefónicos de Palmira y San Marcos,
destrucción de los aparatos telefónicos desde Palmira a Congojas, así como el
de Rodas”.
Denunciaba
además robos ocurridos de mercancías en Palmira y Arriete, las demoras que
había ocurrido en los itinerarios de los trenes, roturas producidas a estos,
sobre todo de ventanillas.
Estos hechos
que tienen lugar hacia el sur de la Provincia de Santa Clara, actualmente en la
Provincia de Cienfuegos ponen sobre en el tapete ciertas característica del
movimiento insurreccional liberal contra Estrada Palma. Los nutrientes del
movimiento hacia esta zona no tienen una marcada intención política, menos reformar la situación, es más un ingrediente
de fechoría alejado de principios de restauración y encauzamiento de la “república”
por nuevos cauces.
La acción militar
más importante tiene lugar con el combate de Wajay (14 de septiembre de 1906),
en las cercanías de La Habana, en la cual las fuerzas del general Alejandro
Rodríguez, jefe de la Guardia Rural, fueron derrotadas por las partidas
combinadas del general Enrique Loynaz del Castillo, Dionisio Arencibia, Baldomero
Acosta y otros caudillos; sería en definitiva el detonante de la renuncia de
Estrada Palma, dando paso a la intervención ante las incertidumbres
norteamericanas con relación al movimiento.
Nota:
Badía, José A.
Notario Público. Sagua La Grande. Fondo Protocolos Notariales. Archivo
Histórico Provincial. Santa Clara. Villa Clara.
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