La dialéctica del tiempo largo, requiere de la inmersión
regresiva en la larga duración, permitiendo el redescubrimiento de la lenta
evolución; para Pierre Vilar “la
investigación causal (…) consiste en dibujar los grandes rasgos del relieve
histórico”; que son sometidos al análisis más severo una y otra vez para poder
encontrar los verdaderos móviles de los acontecimientos.
“Ciudades en Pugnas” de Luis Machado Ordex, nos da la
posibilidad de penetrar en hechos sustentables en un largo período de tiempo a
través de una expansión en un espacio greográfico interior e insular que al
estar sujeto a las condicionantes del desarrollo económico internacional, busca
con afano una salida donde poder insertarse al intercambio; un motivo existencial, una utopía, que en definitiva
determinará los contornos y la fisonomía de un grupo social, que afincados en
el poder local buscará vehementemente una y
otra vez de alcanzar-un puerto-donde la
mediterraneidad los sujeta y acosa, lo que “derivó
hacia el marasmo geofísico y el espíritu tributario en la búsqueda de una
escapatoria marítima”, según el autor.
La “inmersión” de Machado
Ordex hacia la formulación de un espíritu logocentrico en la jurisdicción de
Santa Clara en el imperceptible caminar del tiempo desde su fundación,
constituye el “atrevimiento” que la obra nos propone a través de una larga
historia, a lo cual dedicó todo el empeño por justificar; acercándose, por
coincidencia o no, a Hernán Venegas
Delgado cuando la definió como pluricentrista; alejándose de las disquisiones,
muchas veces enturbiadas, de exaltación de un localismo y regionalismo que no
deja ver las verdaderas causas de los avatares en la historia. Nos plantea un
debate desde un estudio de caso sujeto a herramientas prosopográficas, pocas
veces utilizado por los investigadores, pero muy necesarias cuando de
comparaciones se trata.
El rastro fundacional de
Santa Clara(15 de julio de 1689), que no es otro que el de la aspiración por la
tierra y su propiedad, pone el sesgo esencial
a lo largo del libro, pues el pensamiento fisiócrata explicitado o no en
la historiografía constituye eje central de la miopía de la élite de hacendados,
de ahí sus disputas territoriales constantes; enjuiciadas por el autor, no a modo
de justificación, sino por incapacidad del grupo social que no pudo encontrar
otras alternativas productivas en una época en la cual tener un puerto
constituía un salvoconducto exclusivo de
persistencia en el tiempo bajo el sistema colonial español.
No se deja atrapar por
“los factores geográficos de la cubanidad” expuestos por Salvador Massip, que
aunque siendo esenciales para el análisis en el caso particular de la
jurisdicción de Santa Clara, recurre al
diálogo con las cifras, pues cuando ya maduro, el sistema colonial, ante
las puertas de un movimiento insurreccional que ya no le quedaba otra que
la guerra, señala que …..” en 1860 la jurisdicción central se
situó en el último lugar en la producción azucarera. Constituyó el segundo en
tabaco y ganadería, y tercero y cuarto, respectivamente, en café y apicultura”;
expresión de la continuidad que dio
origen al hecho fundacional.
Cuando en el “imaginario”, el puerto de “San Lázaro del Granadillo” no se
hizo posible, deja claro que el “espíritu” logocentrico no se reduce a esa
aspiración, es mucho más, está interrelacionado
con los factores económico, político y sociales que tiene lugar, lo que da
nombre a la obra: “Ciudades en Pugnas”. Las “coléricas” contradicciones pasan
por más de dos siglos, dejando claras aquellas económicas y políticas;
solapadas las sociales, pero que sin dudas corren tras las dos primeras, pues
los enfoques que siempre el lector encontrará están del lado dialéctico, no el de
la consecutividad armoniosa. Dejando claro que “Lo trascendente estribó en el
ímpetu por acorralar poderes administrativos, judiciales, eclesiásticos,
institucionales, sociales y culturales.”;
episodios que no solo son dados a la
llamada región central; Santa Clara como provincia (1878), o Las Villas (1940);
sus ribetes van hasta las más altas aspiraciones de capitalidad de la nación;
dejándonos sedientos por conocer hasta qué punto habían penetrado ciertas
tendencias anexionistas en la convulsa y naciente “republica” de los primeros
veinte años del siglo XX, al calor de macro proyectos sobre el “imaginario”
puerto.
No estamos en presencia
del culturalismo, ni las cacafoneadas
tradiciones que brindan una idea difusa de un organismo social en movimiento en
un largo período de tiempo; la obra es una demostración de los epítetos que
acompañaron a Santa Clara en el tiempo: “La Muerta ”, “La Ciudad Dormida ”, o
“La Ciudad de
Gringos”, “La Ciudad
del Polvo”, “La
Ciudad Cenicienta ”, “La Ciudad Tullida ”, y
“ La Ciudad Callada ”,
pues como se deja claro, Santa Clara no
pudo ofrecer una alternativa de desarrollo
que dejara atrás los lastres de
su herencia colonial, quedando atenazada ante dos ciudades que emergieron con un inusitado impulso azucarero y
comercial: Sagua La Grande
y Cienfuegos.
No se deja aprisionar por
los dos grandes acontecimientos bélicos que sumergieron a la colonia cubana en
la segunda mitad del siglo XIX, con sus consecuencias económicas
desbastadotas-la primera (1868-1878)
hacia la región centro oriental y la segunda (1895-1898) a toda la Isla de Cuba- pues como
ilustra constantemente, las causas están en las profundidades del sistema
productivo que la jurisdicción asumió como patrón durante siglos, cuyas
explicaciones hay que buscarlas en la hacienda; siendo la renta sobre la tierra
el predominio ante lo cual sucumbió cualquier alternativa de diversificación;
al no ser la agrícola, empadronada en la gran, mediana y pequeña propiedad.
El caudillismo de la colonia, injertado en la “república” continuó, dándole
cabida con amplias alas la región central
de Cuba, particularmente Santa Clara; al
logocentrismo que se había gestando desde el hecho fundacional mismo, entonces expresado con todo su rigor por el Capitán Luis Pérez de Morales, sostenido
con la espada y el arcabuz, cuando ocupo la villa de San Juan de los Remedios
en el año 1691; le seguiría una nueva era llamada “republicana”; en la que Luis
Machado se adentra hasta la década del cincuenta del siglo XX., cuyos contextos
son económicos, políticos y sociales; no existen otras diatribas; las deja
claras a lo largo de su obra.
El gran muro que ha tenido
que saltar “Ciudades en Pugnas”, es el
hilo de continuidad para captar el hecho en momentos cronológicamente
diferentes y sistemas diferentes, de ahí
su complejidad; “San Lázaro del Granadillo” es tan solo el “ardid” que descubre
el hegemónico papel de un grupo social o élite a través del tiempo para
alcanzar sus fines, sean consumados o no; que expresan la adecuación de las
aspiraciones políticas a las nuevas circunstancias, visto durante un gran período de tiempo; tarea nada
fácil de lograr si no se mantiene la persistencia del enfoque científico del
problema que se investiga.
Por último, toda obra de
investigación en la historia de larga
duración encuentra un obstáculo que no se puede sortear; la documentación que
es preciso manejar. Un gran estudioso de la colonia cubana como Jacobo de la Pezuela , refiriéndose a
los censos de 1774, 1792 y 1817, los califico como “esqueletos de censos”, por
ser poco ilustrativos; de ahí, la complejidad en la utilización de las fuentes,
pues invariablemente hay que buscar todas aquellas fiables que nos permitan
transitar con cierto “reposo” por el camino de la investigación. Para “Ciudades
en Pugnas” de Luis Machado Ordex , sujeto a esas mismas inclemencias, cumple
brillantemente con la expectativa, una amplia documentación la respalda; documentos atesorados en los Archivo
Históricos, como las Actas Capitulares de los Cabildos o Ayuntamientos, u
otros de inapreciable valor que en otros
fondos de esas instituciones existen; una amplia bibliografía de consulta en
obras de autores de obligada referencia; la utilización de la prensa como un
sostén de inapreciable valor para calar
en la sociedad y su cultura; censos; estadísticas, informes, y otros tantos
documentos originales sueltos que la propia búsqueda va poniendo de la mano que bajo un método
riguroso de selección y una adecuada concatenación nos da la posibilidad de probar
la hipótesis planteada. “Ciudades en Pugnas”, es ante todo una exposición científica
con la sujeción al método histórico de investigación, que como novedad nos
expone el acontecimiento en su larga duración.
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