Extendiendo la guerra del gas en el Levante
por Thierry Meyssan
Después de 3 años de guerra contra Siria, los «occidentales»
extienden deliberadamente su ofensiva a Irak y también a Palestina. Tras
las aparentes contradicciones políticas entre partidos religiosos y partidos
laicos, fuertes intereses económicos constituyen la verdadera explicación de
esta estrategia. En el Levante, son muchos los grupos que han cambiado
repetidamente de bando. Pero no debemos perder de vista que
los yacimientos de gas siguen en los mismos lugares.
Como toda guerra implica la formación de una
coalición, es muy natural que persiga múltiples objetivos ya que debe
satisfacer los intereses particulares de cada miembro de la coalición.
Desde ese punto de vista, los combates que actualmente sacuden
Palestina, Siria e Irak tienen como común denominador el hecho que los dirige
un bloque que Estados Unidos ha organizado en contra de los
pueblos que se le resisten y también que trata de concretar su plan de
rediseño del «Medio Oriente ampliado» (Great Middle East) y de
modificar el mercado mundial de la energía.
Sobre este último punto, dos cosas pueden cambiar: el trazado de
los gasoductos y oleoductos y la explotación de nuevos yacimientos [1].
La guerra por el control de los pipelines en Irak
Desde el inicio de la guerra contra Siria, la OTAN ha estado tratando de
cortar la vía de abastecimiento Teherán-Damasco (NIORDC, INPC) para favorecer
corredores de circulación que permitan llevar hacia la costa siria tanto el gas
de Qatar (ExxonMobil) como el de Arabia Saudita (Aramco) [2].
Un paso decisivo se concretó con la ofensiva emprendida en Irak por
el Emirato Islámico, que dividió el territorio iraquí casi de arriba abajo
dejando a Irán de un lado y del otro a Siria, Líbano y Palestina [3].
Este visible objetivo determina quién venderá su gas en Europa y,
en dependencia del volumen del abastecimiento, a qué precio podrá
venderlo. Eso basta para explicar la implicación de los 3 principales
exportadores de gas (Rusia, Qatar e Irán) en esta guerra.
La guerra por la conquista del gas sirio
La OTAN ha agregado un segundo objetivo: el control de
las reservas de gas del Levante y su posterior explotación. Todo el mundo
sabe desde hace décadas que el sur del Mediterráneo encierra grandes
yacimientos de gas natural –localizados en las aguas territoriales de Egipto,
Israel, Palestina, Líbano, Siria, Turquía y Chipre. Pero sólo los «occidentales»
sabían desde 2003 cómo estaban repartidos esos yacimientos y cómo se
extendían bajo la plataforma continental.
Como reveló en aquel momento el profesor Imad Fawzi Shuebi [4],
una compañía noruega llamada Ansis realizó legalmente en Siria un trabajo
de medición del país en cooperación con la compañía petrolera nacional.
Ansis trabajó también con otra compañía –igualmente noruega– llamada
Sagex. Ambas compañías noruegas sobornaron a un responsable de los servicios
secretos, realizaron secretamente una serie de investigaciones tridimensionales
y descubrieron la increíble importancia de las reservas sirias de gas, que
resultaron ser incluso más grandes que las de Qatar.
Posteriormente, Ansis pasó a ser propiedad de Veritas SSGT, una compañía
franco-estadounidense con sede en Londres. Los datos que había recogido
fueron revelados de inmediato a los gobiernos de Francia,
Estados Unidos, Reino Unido e Israel, que rápidamente establecieron
una alianza para destruir Siria y robar el gas de ese país.
En 2010, Estados Unidos confió a Francia y al Reino Unido la tarea
de recolonizar Siria. París y Londres formaron entonces una coalición que
designaron con el nombre de «Amigos de Siria». Esta coalición conformó
un «Grupo de Trabajo para la Reconstrucción Económica y el Desarrollo»
que se reunió, en mayo de 2013, en los Emiratos Árabes Unidos, bajo
la presidencia de Alemania [5].
Unos 60 países se repartieron entonces el pastel que todavía
no habían conquistado. Por supuesto, la mayoría de los países
participantes en aquel encuentro ignoraban lo que habían descubierto las
compañías Ansis y Sagex. El Consejo Nacional Sirio estaba representado
en aquel grupo de trabajo por Osama al-Kadi, ex responsable
en British Gas de la aplicación de las estrategias militares
al mercado de la energía.
No fue hasta el verano de 2013 que el gobierno sirio tuvo conocimiento
de los descubrimientos de la
Ansis y la
Sogex, lo cual le permitió comprender
cómo había logrado Washington montar la coalición que estaba tratando de
acabar con el Estado sirio. A partir de aquel momento, el presidente sirio
Bachar al-Assad ha firmado varios contratos con empresas rusas
con vistas a la futura explotación del gas sirio.
El gas en Israel, en Palestina y en Líbano
Por su parte, British Gas exploraba las reservas palestinas.
Pero Israel se oponía al inicio de su explotación por temor a que los
palestinos utilizaran los ingresos para comprar armas.
En julio de 2007, el nuevo enviado especial del Cuarteto (ONU, Unión
Europea, Rusia, Estados Unidos) Tony Blair negoció un acuerdo entre
palestinos e israelíes, acuerdo que debía permitir la explotación de los
yacimientos Marine-1 y Marine-2, en las aguas territoriales de
Gaza. El entonces primer ministro de la Autoridad Palestina,
Salam Fayyad, aceptó que British Gas depositara los ingresos de la Autoridad Palestina
en una cuenta bancaria bajo control de Londres y Washington para garantizar que
esos fondos se destinaran al desarrollo económico.
En aquella época, el ex jefe del estado mayor de las fuerzas
armadas israelíes, general Moshe Ya’alon, publicaba en el sitio web del Jerusalem
Center for Public Affairs un estruendoso artículo donde observaba que el
acuerdo negociado por Tony Blair no resolvía el problema ya que,
en definitiva, el Hamas acabaría teniendo acceso a una parte de aquel
dinero mientras estuviese en el poder en Gaza. El general Ya’alon concluía que
la única manera de garantizar que los ingresos del gas palestino
no financiaran la
Resistencia sería emprender «una operación militar global
para arrancar de raíz el Hamas de Gaza» [6].
En octubre de 2010 las cosas se complicaron aún más cuando Noble Energy
Inc. descubrió un mega yacimiento de gas offshore, el Leviathan,
que abarca parte de las aguas territoriales israelíes y libanesas. El Leviathan
venía a agregarse al yacimiento Tamar, descubierto en 2001 por
British Gas en aguas israelíes [7].
El Líbano, por iniciativa del Hezbollah, presentó de inmediato el caso a
la ONU e hizo
valer sus derechos de explotación. Pero, ignorando las protestas libanesas,
Israel comenzó a explotar unilateralmente el gas de los bolsones que abarcaban
las aguas de ambos países.
La guerra por el gas palestino
La actual ofensiva de Israel contra la franja de Gaza tiene varios
objetivos. En primer lugar, el Mossad organizó el anuncio del secuestro y
asesinato de 3 jóvenes israelíes para impedir que el parlamento adoptara una
ley que prohibiría la liberación de «terroristas» [8].
Y posteriormente, el general Moshe Ya’alon, hoy ministro de Defensa, utilizó
ese pretexto para desatar una ofensiva contra el Hamas, aplicando así
su análisis de 2007 [9].
El nuevo presidente de Egipto, general Abdel Fattah al-Sissi, contrató
como consejero a Tony Blair, quien sin embargo no ha creído
necesario renunciar a sus funciones como representante del Cuarteto [10].
Prosiguiendo la defensa de los intereses de British Gas, Blair
sugirió entonces una «iniciativa de paz» totalmente inaceptable para los
palestinos, iniciativa naturalmente rechazada por los palestinos pero aceptada
por Israel. Es evidente que el objetivo de esa maniobra es
proporcionar al ejército israelí la oportunidad de «arrancar de raíz el
Hamas de Gaza». Y no es casual que el salario que recibe
Tony Blair como consejero del presidente egipcio no proceda del
presupuesto egipcio sino de las arcas de los Emiratos Árabes Unidos.
Como de costumbre, Irán y Siria han aportado su respaldo a la Resistencia palestina
(la Yihad Islámica
y el Hamas), demostrando así a Tel Aviv que pueden hacerle pagar
en Palestina el daño que Israel les ha hecho en Irak a través del
Emirato Islámico y del clan kurdo de los Barzani.
Lo único que permite llegar a una comprensión correcta de los
acontecimientos es su lectura bajo el ángulo de los intereses en materia de
control de las fuentes de energía ya que –desde el punto de vista político–
no es de interés para Israel destruir el Hamas, movimiento a cuya creación
contribuyó para debilitar a al-Fatah. Tampoco es interés de Siria ayudar el
Hamas a resistir, tratándose de un movimiento que se alió con la OTAN y que ha enviado
yihadistas a luchar contra el Estado sirio. La fase de la «primavera árabe»,
destinada a poner la
Hermandad Musulmana en el poder en todos los países árabes,
ha quedado atrás y no debemos olvidar que el Hamas no es otra cosa
que la rama palestina de esa cofradía.
En definitiva, el imperialismo anglosajón actúa siempre en función
de las ambiciones económicas que él mismo impone sin importarle las
lógicas políticas locales. Lo que define de forma realmente duradera
las fuerzas que conforman la dinámica del mundo árabe no es la
diferencia entre partidos religiosos y laicos sino el hecho de estar en el
bando de quienes colaboran con el imperialismo o en el bando de quienes
han optado por la resistencia.
[1] «La
guerra en Siria: ¿una guerra por la energía?», por Alexandre Latsa, RIA Novosti
/ Red Voltaire, 19 de septiembre de 2013.
[2] «Yihadismo
e industria petrolera», por Thierry Meyssan, Al-Watan / Red Voltaire,
23 de junio de 2014.
[3] Ese objetivo no es nuevo. Ver: «Siria: la OTAN apunta al
gasoducto» y «Siria:
la carrera por el oro negro», por Manlio Dinucci, Il Manifesto
/ Red Voltaire, 13 de octubre de 2012 y 2 de abril de 2013.
[4] Syrie:
10 ans de résistance, emisión de televisión en 6 capítulos,
concebida y producida por Thierry Meyssan, transmitida por la televisión
satelital siria en junio de 2014. La versión disponible a través de internet
está enteramente en francés o subtitulada en francés, exceptuando
algunas intervenciones del general estadounidense Wesley Clark, del analista
mexicano Alfredo Jalife y del general ruso Leonid Ivashov. Por otra parte, el
profesor Shueibi ya había ofrecido un esbozo de la cuestión, antes de tener
información sobre los descubrimientos de las compañías Ansis y Sagex, en el
trabajo titulado «Siria,
centro de la guerra del gas en el Medio Oriente», por Imad Fawzi
Shueibi, Red Voltaire, 13 de mayo de 2012.
[5] «Les
“Amis de la Syrie” se partagent l’économie syrienne avant de l’avoir conquise»,
por German Foreign Policy, Horizons et débats / Réseau Voltaire,
14 de junio de 2012.
[6] «Does the Prospective Purchase of
British Gas from Gaza Threaten Israel’s National Security?», por el teniente
general (retirado) Moshe Yaalon, Jerusalem Center for Public Affairs, 19
de octubre de 2007. «Ya’alon: British Gas natural gas
deal in Gaza will finance terror», por Avi Bar-Eli, Haaretz.
[7] «¿Se
modifican las cartas geopolíticas en la cuenca del Levante e Israel?», por
F. William Engdahl, Red Voltaire, 3 de junio de 2012.
[8] «El
jefe del Mossad había vaticinado el secuestro de los tres jóvenes israelíes»,
por Gerhard Wisnewski, Red Voltaire, 11 de julio de 2014.
[9] «IDF’s
Gaza assault is to control Palestinian gas, avert Israeli energy crisis»,
por Nafeez Ahmad, The Guardian, 9 de julio de 2014. «Gaza: el gas en la mirilla»,
por Manlio Dinucci, Il Manifesto/Red Voltaire, 18
de julio de 2014.
[10] «Tony Blair será consejero
económico del presidente egipcio al-Sissi», Red Voltaire, 3 de
julio de 2014.
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