Cumbre constitutiva de la CELAC |
La
cúpula política norteamericana se encuentra hoy fragmentada en torno al tema
Cuba, donde una buena parte de
republicanos y demócratas creen que en las actuales circunstancias carece de sentido un aislamiento “perpetuo” entre las dos
naciones.
Para
republicanos como para demócratas dentro
y fuera del gobierno las opciones de cambio para la isla no serán producidas
por las organizaciones y grupos que en esa nación existen; carecen de apoyo, ni
tiene un programa viable que conduzca a que tales acontecimientos se produzcan,
en todo caso han contribuido con sus acciones subversivas a afianzar el proceso
revolucionario en Cuba.
Una
parte importante del exilio cubano está
dispuesto a adoptar el cambio, en tanto las viejas generaciones-líderes-
han perdido prestigio ante el exilio; al asumir una política desde sus inicios
de aislamiento total, carente de todo tipo de vínculos.
La
política sostenida por más de medio siglo de bloqueo ha aislado a ese país de la comunidad internacional, propiciando fisuras en el sistema de
relaciones capitalistas, fundamentalmente con los países desarrollados de
occidente, más acentuadas entre Europa y los Estados Unidos.
La
tendencia integracionista en América Latina y el Caribe; su apoyo al proceso
revolucionario cubano le plantea una disyuntiva de nuevo tipo a la política
norteamericana que obliga a rediseñar todo el sistema de relaciones hacia el
continente, incluidas las de Cuba en primer término, base esencial de las principales fuente de
contradicciones.
La
Organización de
Estados Americanos (OEA), no es el ente político, ni el espacio que pueda
canalizar las aspiraciones de los Estados Unidos; ha quedado sin posibilidades
de maniobras para alcanzar sus ambiciones; en tanto han surgido otros que
apuntan a la defensa de los reales intereses de la región.
La
estrategia de subversión ideológica y política hacia Cuba que contempla la
creación de organización anti-revolucionarias; de líderes opositores; de prensa
“independiente”; y de campañas mediáticas; imposibilitan su accionar desde una posición de enfrentamiento
y aislacionismo; que al mantenerla provocaría divisiones en la llamada
disidencia cubana.
Los
cambios internos operados en Cuba con el
nuevo modelo económico, al producir una apertura al capital extranjero con
viables posibilidades de éxito, provocan la ruptura del bloqueo, encaminando
a la isla hacia un desarrollo
sostenible; ello repercute negativamente
en el mundo empresarial norteamericano, marginado por el bloqueo económico al
no poder tener participación.
La
política de guerra y agresiones contra Cuba ha fracasado en todos sus flancos,
afianzando el proceso revolucionario cubano, mostrando ante el mundo la
capacidad de adaptación ante las diferentes contingencias a que ha
sido sometido; lo que ha reforzado el
prestigio de la revolución ante la comunidad internacional, particularmente en
América Latina y el Caribe.
Las
viejas rencillas “anti castristas”, y de “dictadura”, manipuladas
sistemáticamente por la prensa en los
Estados Unidos no tienen el efecto de antaño; al carecer de toda objetividad,
solo es sostenida por la extrema reacción anti cubana y por algunos políticos
de la derecha y extrema derecha norteamericana en ambos partidos.
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