La Resolución de la Asamblea
General de la
OMU en el tema discutido para Ucrania introduce varios
elementos que merecen un análisis particular, primeramente expresa que: “Observando
que el referendo celebrado en la República Autónoma
de Crimea y la ciudad de Sebastopol el 16 de marzo de 2014 no contó con la
autorización de Ucrania”…
Y declara:
5.
Recalca que el referendo celebrado en la República Autónoma
de Crimea y la ciudad de Sebastopol el 16 de marzo de 2014, al no tener
validez, no puede servir de base para modificar el estatuto de la República Autónoma
de Crimea o de la ciudad de Sebastopol…
6. Exhorta a todos los Estados, organizaciones
internacionales y organismos especializados a que no reconozcan ninguna
modificación del estatuto de la República Autónoma
de Crimea y la ciudad de Sebastopol sobre la base del citado referendo y a que
se abstengan de todo acto u operación que pudiera interpretarse como un
reconocimiento de ese estatuto modificado….
¿De
qué lado se encuentra la ONU
al realizar tales postulados?; por qué supeditar una decisión popular a una
decisión “supuestamente” soberana de la nación; las circunstancias que rodean
al referendo hay que explicarla en primer lugar por la labor desestabilización
que Estados Unidos y occidente ha venido realizando para lograr la
“incorporación” a la UE;
lo que parece incluso poco probable en las actuales circunstancias.
La
intención de contrarrestar la influencia rusa, parece más adecuada al libreto
de los acontecimientos; para los Estados
Unidos, Rusia sigue siendo tan enemigo como 40 años antes; mantenerla cercada.
El
referendo en Crimea no es solo una cuestión relativa al pabellón Ucraniano, es
ante todo un problema de identidad de la población rusa, que tiene que ver con el proceso de formación nacional de Rusia; no
es de negación o aprobación del
derecho o no a realizar el
referendo; lo que está en juego tiene que ver con un proceso cultural. Lo que es singular para Crimea, también lo
puede ser para el sudeste ucraniano, compuesto de población ruso-parlante.
No
se pueden entender las manifestaciones de oposición en Doneks o Jarkov si no se
tienen en consideración los elementos anteriormente aportados para Crimea; al entronizarse un gobierno reaccionario, de
corte fascista en Kiev; opuesto al sentimiento nacionalista ruso, las
contradicciones serían inevitables; al no tenerse para nada en cuenta la existencia de una
legitimidad histórica.
Más
la resolución es impulsada por occidente, ajustada a sus intereses que no son
otros que la de tender el lazo a la Federación
Rusa, como parte de los intereses geoestratégicos de
occidente y de los Estados Unidos en particular.
Se
recurre ahora al llamado de “no alterar las divisiones establecidas”; argumentos de muy poca justificación pues las
de Europa-y no solo ella-han sido
históricamente impuestas al antojo de las potencias en diferentes
épocas; saltando intereses nacionales, de nacionalidades y culturas.
Occidente
se ha enredado en la carta del “golpe
blando”, “suave”; de acuerdo a sus nuevos juegos de guerra de desestabilización
sin comprometer a sus tropas; creando
con las herramientas de las nuevas tecnologías de la información los escenarios
de “cambios” ajustados a sus propios intereses. Estamos pues ante un fenómeno
complejo al parecer no previsto como variable en las oficinas estratégicas de
occidente.
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