El desenlace trágico de la segunda contienda
independentista cubana (1895-1898) estuvo precedido por el cultivo de las
contradicciones de los órganos de poder del manbisado, hacia el interior de la
isla Gobierno-Ejército Libertador, en el
exterior por el Partido Revolucionario Cubano; la falta de concertación entre
los tres polos de poder propició el camino
de la intervención norteamericana, facilitó el establecimiento de un
período de intromisión, y que se construyera una “república” al estilo made in USA, alejada de los ideales del
pensamiento martiano. Al igual que la primera gesta, la falta de unidad-con
nuevos condimentos-posterga los propósitos de los representantes más preclaros
del proceso revolucionario hasta se momento.
La generalidad de los acontecimientos que tienen
lugar en el año 1899 son conocidos; pero ingredientes locales o acontecimientos
que tienen lugar durante ese período, no siempre están insertados dentro del
proceso general; por ello pretendemos abordar
uno de estos como estudio de caso.
Sagua La Grande,
ubicado al norte de la región central de
Cuba, tenía la impronta azucarera, con
un puerto de abrigo para exportaciones, penetrado por el capital
norteamericano, había adquirido un peso de importancia en la economía de la
colonia cubana desde finales de la década del 30 del siglo XIX; el capital comercial fluía hacia esta
jurisdicción desde Nueva York, La
Habana o Matanzas, otorgándole una distinción en la isla.
Para este trabajo hemos tomados por referencia el
fondo Ayuntamiento de Sagua La
Grande del Archivo Histórico Provincial de Santa Clara, los
datos e informaciones que se exponen ven la luz por primera vez, pues este
fondo no ha estado al alcance de los investigadores al no estar sometido a un
procesamiento científico técnico por los especialistas y técnicos de esa
institución.
Según se recoge en varios documentos, textos y otros
tantos trabajos de investigadores y estudiosos de este período de la Historia de Cuba, Jhon R.
Brooke al designar el primer gobierno para Cuba, no hizo otra cosa que modelar con toda intencionalidad la supervivencia del
colonialismo bajo nuevas formas, así en aquel gobierno designado en enero de
1899 de sus seis miembros, 3 serían autonomistas confesos:
- Adolfo Sáez Yánez. Obras Públicas, Agricultura, Industria y Comercio.
- José García Montes. Sub secretario de Estado y Gobierno.
- Leopoldo Cancio. Finanzas.
Esta
exposición pública de enfrentamiento político al movimiento
revolucionario cubano, tuvo inmediatas repercusiones hacia el interior de la isla; en la conferencia que sostiene el General Jhon A. Bates en Cienfuegos con
Alcaldes de la zona central de la isla, rechaza la solicitud de renuncia que
habían presentado los gobiernos municipales, dejaba en sus cargos a todos los cuerpos locales de
la colonia, ello constituía un hecho vergonzante, un insulto al movimiento independentista
cubano; dejando claro que en las nuevas condiciones creadas el balance político
que tendría lugar, restando fuerza al bien ganado puesto de figuras del
mambisado.[1]
El 25 de enero de ese año los Concejales del Ayuntamiento presentan
ante Jhon A. Logan la reiteración de renuncia; dando paso a la formación de un
nuevo cuerpo [2]
; al mayor norteamericano, no le cupo
otra alternativa que pasar a la formación del
nuevo gobierno; no es casual que durante ese mes de enero hallan
transitado por el Ayuntamiento tres
alcaldes: Francis P. Machado, Delfín Tomasino y Alfredo de Figueroa y Marty.
Hasta donde la causa independentista había calado en
el pueblo cubano al ver la situación de dejación y desespero a la que se sometía el Ejército Libertador,
llevó a que los gobiernos de las cabeceras municipales se manifestaran abiertamente ante las
autoridades norteamericanas, “El Señor Presidente propuso á la Corporación se elevase
una comunicación al Secretario de Estado(…) con la solicitud que hace a las Autoridades Norteamericanas, para el
inmediato pago del Ejército Cubano, con cargo al Tesoro General de esta Isla” [3]. El nuevo Ayuntamiento juramentado el 20 de
febrero no denegó la propuesta formulada.
Una manifestación de las contradicciones que tienen
lugar en estos órganos al permanecer en ellos los autonomistas tiene lugar en la sesión del 20 de febrero:
“Fue leída en sesión una invitación para el
Ayuntamiento para asistir a las honras
fúnebres como Ofrenda a los héroes que murieron peleando por la libertad de
Cuba y las victimas de la reconcentración; existiendo criterios encontrados
entre los concejales sobre la asistencia o no; al ser sometido a votación, se
llegó al acuerdo, que vallan los que quieran. No obstante el Concejal Pablo
Lezcano hizo constar en el Acta que, no debía la corporación concurrir con tal
carácter (….) que protestaba por el acuerdo por ilegal, contrario a la libertad
de conciencia y á los principios más rudimentarios de la democracia”[4].
Como se ha comprobado, la tendencia del autonomismo
en Cuba se había manifestado a favor de la anexión a los Estados Unidos; en
Sagua La Grande,
McCullog, propietario estadounidense, radicado en esa ciudad, constituía el
principal cabecilla, era para entonces
un ferviente colaborador del General John C. Bates, que ocupaba el cargo de
Gobernador Militar de Las Villas[5]. Perdidas las esperanzas de una Cuba española,
los agentes del autonomismo se movían en
la cuerda anexionista, opacando todo reconocimiento del carácter y fuerza del
independentismo; que como se prueba estaba presente en la composición de los
gobiernos municipales; de ahí la posición intransigente de Lezcano.
De la ocupación efectiva del territorio cubano, pasó
el gobierno interventor a disponer en la vida diaria de los cubanos, en la
sesión del 27 de febrero, se presentó el delegado del General Bates pidiendo las notas de gastos e ingresos del presupuesto
municipal; exigiendo reducirlo; doblado a eso intereses el Ayuntamiento acordó, dejar cesante al
escribiente, un enfermero, cuatro guardias interiores, un trabajador de obras
públicas; y al encargado del reloj público [6] ; las
exigencias no culminarían en aquella sesión, el 6 de marzo se presentaría el
ayudante del General Bates, Louis V. Caziar exponiendo las inconformidades del
general con los déficit del presupuesto, los consideraba muy altos para un mes;
demandaba ahora su reducción y la ejecución de un nuevo presupuesto por parte
de la corporación; tal demanda, era impuesta
por orden. [7]
Sí por una parte ello vendría a ser cotidiano en el escenario de un
“territorio” ocupado, por otra comenzarían a llegar solicitudes de pagos de
dietas por consumo de los soldados
norteamericanos en establecimientos de la localidad, como es el caso de la
reclamación establecida por Francisco Gañi Aldane, al cual se le debía la suma
de $ 466,50 en la fonda de su propiedad; en esa ocasión el Ayuntamiento adoptó
una postura más realista ante los acontecimiento disponiendo, se “hicieran las
reclamaciones a quien las crea oportunas”; lo que solo era posible en tal caso
al gobierno interventor; no podía por ello echarse a cuesta un gasto sobre un
presupuesto al cual el gobierno
interventor le exigía reducciones constantes. [8] A su vez la Administración de
Hacienda de Santa Clara exigía la entrega de las cantidades que le
correspondían por los impuestos sobre Derechos
Reales.
Del minucioso control que el gobierno interventor
llevaba, es el señalamiento que el 15 de mayo tiene lugar, en nota que se
presenta ese día se comunicaba del desvío de la partida de presupuesto
destinada a Policía Urbana para atenciones municipales; por lo que el
Ayuntamiento tuvo que asumirlo como una deuda propia. [9]
Las escabrosas relaciones entre el gobierno local de
Sagua La Grande
con el Gobierno interventor llevaron a que Bates, en compañía de José Miguel
Gómez, Gobernador Provincial se personaran en aquella ciudad el 22 de marzo, el
sarcasmo de Gómez fue inaudito y de
total contubernio, además de demagógico, expresaría a aquella institución a la
cual no se ausentó ni un solo concejal que, …”ayudará aún más allá de sus
esfuerzos á este municipio y á los demás de la Provincia pues cree que
los Ayuntamientos deben ser completamente autónomos” …[10] ;
desfachatez mayor no podía existir, pues como gobernador provincial estaba al
tanto de los detalles sobre las revisiones constantes del presupuesto por parte
de Bates. Este último para aplacar los ánimos señaló que …”había gestionado con
el General Brook,. para que con el dinero de las Aduanas, saldara las dudas de
Enero y Febrero de los Municipios que como el de Sagua estaban en condición
difícil “…[11]. No era por tanto como reconocía el general un
problema local, era a lo largo y ancho de la isla; Sagua y su población no
disfrutaba desde junio de 1898 del alumbrado público; el Ayuntamiento por
carencia de presupuesto no podía
establecer contrato con la
Empresa del Gas. En el asilo “Huérfanos de la Patria” 290 niños estaban
en condiciones precarias, por falta de presupuesto; la decisión fue …”cobrar la
estancia á razón de $3.00 mensuales, objetando que el que no pudiera pagar
sería sacado de la institución.[12].
La situación alimentaría de la población estaba
rondando en la hambruna, por ello propusieron solicitar un empréstito de $
8,000, 00 para importar ganado. Al entrevistarse el Doctor Antonio Bustillo con
el General Bates para tratar lo problemas letales del presupuesto, el “flamante” interventor le respondió, ….”que
los fondos que tenía no podía tocarlos sin orden superior (…) que el dinero de la Aduana que existe en esta
Villa á Depósito no podrá disponer pues
solo podría hacerlo el General Brook”….[13] ; se
le había olvidado en tan solo unos días
el compromiso que había asumido en presencia del General José Miguel Gómez.
Las contradicciones en torno al presupuesto no
cejaron durante los primeros meses del año 1899, ello fue la causa de la
renuncia del alcalde Alfredo de Figueroa por haber tenido un incidente con el Capitán norteamericano
Kerman; pues entre ambos existían serias discrepancias en torno al pago de la Policía. [14]
Desde el 4 de enero de ese año, el Ayuntamiento había
adoptado el acuerdo de realizar los cobros del
municipio en oro, al igual que para el pago de los impuestos; y solo en
plata, en la cotización oficial. Por decreto del Gobierno General de 23 de
julio de 1898, en su Artículo 2, había condonado las contribuciones de 1895 al 1898 a las fincas rústicas
cuyos campos y fincas hubiesen sido destruidos por la guerra; tanto el acuerdo,
como el decreto eran perjudiciales para
la economía municipal, aunque el Decreto
estaba fundamentado en una razón inexcusable, a quién exigir pago si los
campos estaban en ruinas. Tan complicada era la situación de los campos
cubanos, tan graves los problemas con el presupuesto que …” en Sitiecito
existían fuera de su sepultura restos humanos demostrando grave perjuicio a la
salud pública”. [15]
El Ayuntamiento tuvo que sortear la negativa de los comerciantes a pagar
impuestos; se escudaban en la supresión
del impuesto sobre Consumo que el
Comandante John A. Logan había decretado; ante la disyuntiva presentada, se acuerda
reducirlo a la mita; pero los comerciantes no conformes, presentan un proyecto
de impuesto que según ellos era “más equitativo y ventajoso”; ante esta nueva situación
se acuerda decretar que el proyecto presentado incurría en “responsabilidad
criminal”, no obstante se
redujo la posibilidad de adquirir mayores contribuciones, al quedar solo
la mitad de lo inicialmente previsto.
Por último para atascar aún más la crítica economía
saguera el Ayuntamiento acuerda el 15 de mayo de ese año que el cobro de las
contribuciones debía realizarse en oro americano, así como el pago de sueldos a
empleados; esta decisión fue
inmediatamente comunicada al gobierno interventor; no objetándola; a partir de
entonces las vacunas para 10 personas contenidas en un pomo, son vendidas al
precio de un peso oro; inalcanzable para
la población.
Esa misma
postura de rodilla ante la moneda americana lleva a que los guardias
municipales exijan aumento de sueldo pues “no les alcanza para cubrir las más
imprescindibles necesidades”[16].
Cuando el General Daniel Gispert, el
Coronel Clemente Cuesta y la Presidenta de la Institución Benéfica
“La Cruz Blanca
Cubana”, Rosario Dobrocá de Osorio, hacen solicitud de contribuciones para
ayudar a los enfermos y mutilados del
Ejército Libertador, el Ayuntamiento responde que lo haría “cuando pueda” [17]; ante
el temor de caer en el descrédito por aquella postura asumida, deciden con
posterioridad asignarle del presupuesto la cantidad de $30,00 para aquellos que había dejado parte de su sangre
en los campos de Cuba luchando por la independencia.
La continuidad del colonialismo es manifiesta durante
el período interventor, los gobiernos municipales dejan de representar los
intereses e ideales independentistas, para plegarse ante un gobierno efectivo
extranjero.
[1] Fondo Ayuntamiento Sagua La Grande. AHP. Villa Clara. Año
1899. Folio 15.
[2] Idem. Folio 19
[3] Idem. Folio 22
[4] Idem. Folio 37.
[5] Ver. Cuba: Las Máscaras y las Sombras. La primera
ocupación. Tomo I. Rolando Rodríguez García. Editorial de Ciencias Sociales.
Pág. 71
[6] Fondo Ayuntamiento Sagua La Grande.
AHP. Villa Clara. Año 1899. Folio 45
[7] Idem. Folio 46.
[8] Idem Folio 49.
[9] Idem. Folio59.
[10] Idem. Folio 60
[11] Idem. Folio 60
[12] Idem. Folios 65-66
[13] Idem. Folio 88.
[14] Idem. Folio 137
[15] Idem. Folio 16.
[16] Idem. Folio 165.
[17] Idem. Folios 112-113
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