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lunes, 27 de abril de 2015
miércoles, 15 de abril de 2015
FUERA DE LA LISTA NEGRA
THE
WHITE HOUSE
Office
of the Press Secretary
For
Immediate Release April 14, 2015
CERTIFICATION
OF RESCISSION OF CUBA'S DESIGNATION AS
A
STATE SPONSOR OF TERRORISM
Pursuant
to the Constitution and the laws of the United States, and consistent with
section 6(j)(4)(B) of the Export Administration Act of 1979, Public Law 96-72,
as amended (50 U.S.C. App. 2405(j)), and as continued in effect by Executive
Order 13222 of August 17, 2001, I hereby certify, with respect to the
rescission of the determination of March 1, 1982, regarding Cuba that:
(i)
the Government of Cuba has not provided any support for international terrorism
during the preceding 6-month period; and
(ii)
the Government of Cuba has provided assurances that it will not support acts of
international terrorism in the future.
This
certification shall also satisfy the provisions of section 620A(c)(2) of the
Foreign Assistance Act of 1961, Public Law 87-195, as amended (22 U.S.C.
2371(c)), and section 40(f)(1)(B) of the Arms Export Control Act, Public Law
90-629, as amended (22 U.S.C.
2780(f)).
BARACK
OBAMA
THE
WHITE HOUSE,
April 14, 2015.
martes, 14 de abril de 2015
El fin del capitalismo, según Wallerstein
Immanuel Wallerstein |
por Gastón
Pardo
Mientras que la
círculos políticos mundiales discuten la manera cómo se debe administrar y
solucionar la crisis económica occidental, el sociólogo estadounidense Immanuel
Wallerstein diagnostica una crisis del sistema. Según él, el problema no es de
curar el capitalismo sino más bien de acompañarlo en su muerte al ataúd y de
favorecer el surgimiento de aquello que el geopolítico belga Philippe Grasset
llama una contra-cultura.
Russia Today (04.10.11)
entrevistó a Immanuel Wallerstein —sociólogo y seguidor de la escuela del
historiador Fernand Braudel—, quien en esa ocasión ha dictado la sentencia
final del capitalismo como sistema: su desintegración es irreversible, pues
está a la vista el final de su declive iniciado en la década de los años del
siglo pasado y cuya lenta agonía tomará entre veinte y cuarenta años más: El
capitalismo moderno alcanzó el fin de la cuerda. No puede sobrevivir como
sistema y por ello pasa por la etapa final de una crisis estructural de larga
duración. No es una crisis de corto plazo, sino un despliegue estructural de
grandes proporciones.
Primero
el centro de pensamiento estratégico belgaDedefensa.org y hoy el
analista político Alfredo Jalife en su columna bisemanal en el diario mexicano La
Jornada y en la Red Voltaire, analizan las ideas de
Wallerstein en la línea del pensamiento braudeliano, en cuya escuela el
entrevistador se inscribe, relativo a las transiciones entre los poderes
hegemónicos, que aborda su asociado recientemente fallecido Giovanni Arrighi en
su libro Caos y Gobernación en el Sistema Moderno Mundial (Minnesota
Press; 1999). Wallerstein considera que el mundo se encuentra en una fase de
transición a otro sistema y la verdadera batalla política que se escenifica
versa ya sobre el sistema que sustituirá al capitalismo.
Hace
mucho Wallerstein había anticipado correctamente el fin del modelo neoliberal,
pero nunca había atravesado nítidamente el Rubicón al dictar al capitalismo la
sentencia irrevocable de su final como sistema.
¿Dónde
queda, entonces, el axioma de que el capitalismo, por su carácter proteiforme,
es capaz de adaptarse a todas las crisis y circunstancias?, pregunta el maestro
Jalife.
A
lo largo de muchos años Jalife ha sostenido, contra todos los vientos y las
mareas, que no era un resfriado lo que ralentizaba el paso del capitalismo y ni
siquiera una crisis coyuntural; se trata de un cambio de paradigma que obliga a
reflexionar sobre el inalienable valor transcendental del ser humano por encima
de las peores contigencias adversas (guerras, mercados, especulación
desenfrenada, financierismo, economicismo, mercantilismo, consumismo,
hipermaterialismo, tecnología sin bioética, depredación ambiental,
desinformación oligopólica), lo cual ha puesto en evidencia, a la vez, la
crisis de la civilización de procedencia judía y griega, cuyos valores
espirituales sucumbieron en aras del neoliberalismo. El site Dedefensa. org
(05.10.11) opina que Wallerstein se ha olvidado de esos valores que son los
primeros que deberán restaurarse.
Son
los valores que han impregnado la idea de bien en el occidente judeo cristiano,
que aparece inmaculada en la teoría de las ideas modélicas de Platón en su Timeo,
luego retomadas por Goëthe en su Fausto, por Dostoyevsky en su El
jugador y porEl mercader de Venecia de Shakespeare.
Wallerstein
anhela el reemplazo del capitalismo por un mundo más democrático e igualitario
como nunca antes ha existido en la historia mundial, pero que es posible. La
opción contraria sería un sistema desigual, polarizante, explotador que no sea
capitalista necesariamente, pero dentro del cual pueda haber mecanismos de
control peores que los el capitalismo, como los puestos en marcha por la
psicopolítica o el comportamentalismo.
Ya
el historiador británico Eric Hobsbawm, señala otra vez Jalife, había
anticipado el retorno pendular del marxismo como opción, pues no hay mayor
claridad que la que ofrece el marxismo clásico, por boca de su fundador Marx,
cuando expresaba que el capitalismo lleva en su seno el germen de su propia
destrucción. Pero esa destrucción que es la que estamos viendo, es traducida
como depredadora de sí misma, sin que la vanguardia revolucionaria que el
propio Kart Marx anunció en suManifiesto del partido comunista haya
sido capaz de organizarse. Por eso nos adherimos a la noción del proceso autodestructivo
siguiendo las convulsiones que ya presenciamos del caos mayor, y cualquiera que
sea su duración autoeliminatoria, a nosotros nos toca poner a salvo los valores
de la cultura predecesora del neoliberalismo que Wallerstein se abstiene de
reivindicar.
Wallerstein
recurre a la bifurcación del sistema para explicar el fin del capitalismo y el
surgimiento de un nuevo sistema: sus raíces se encuentran en la imposibilidad
de continuar el principio básico del capitalismo que es la acumulación del
capital y que ha funcionado de alguna forma maravillosamente durante 500 años.
Ha sido un sistema extremadamente exitoso, pero que ha terminado por deshacerse
a sí mismo porque su clase dirigente y sus élites políticas son incapaces de
resolver el problema de incertidumbre en el que se han metido.
Cuando
se llega al cruce de caminos significa que en “algún punto, la cosa se cae y
entramos a una situación nueva y relativamente estable –se acaba la crisis y
nos encontramos dentro un nuevo sistema”, dice el entrevistado y ese dicho
lo recoge Jalife.
Alerta
que la transición aparentemente paralizada entre la muerte del capitalismo y el
nacimiento de un nuevo sistema comporta peligros considerables puesto que
coloca en evidencia a un sistema que se desploma con la ausencia de una
perspectiva de sustitución, aún a corto plazo.
En
la opinión de Jalife, esta situación es patéticamente palmaria en geopolítica:
los multipolares BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), pese a su
enorme potencialidad y el prestigio de su poder geoeconómico presente, sin
mencionar a su disuasión nuclear, se han visto disfuncionales e impotentes para
derribar el caduco orden unipolar de EU, que sigue propagando el caos
financierista.
Wallerstein recurre a
la dualidad griega entre determinismo y libre albedrío
Cuando el sistema es
relativamente estable, está relativamente determinado como sistema en el que
existe un relativamente limitado libre juego. Pero cuando el sistema es
inestable y entra en crisis estructural, irrumpe el libre albedrío y los actos
individuales importan realmente de una manera que no lo habían sido en medio
milenio, lo cual es extremadamente peligroso ya que todo es impredecible a un
plazo mayor que el corto, como lo expresa la ciencia de la incertidumbre. Esto
desemboca en la parálisis, patente en la economía cuando los inversores han
cesado de confiar en el marcado para reinvertir sus excedentes monetarios.
Siguiendo
a Jalife, la economía, hoy devorada por los monstruos financieristas, se ha
paralizado porque desembocó en una aporía –es decir, una irresoluble paradoja
de impasse mental–, para no decir que sucumbió a la demencia absoluta cuando la
bancocracia europea (en realidad, el financierismo transatlántico) exige a la
Grecia de la OTAN optar por el suicidio físico para ser salvados
financieramente.
Los
griegos modernos, candidatos a la distanasia (que es la peor de las muertes:
término que usaba Jalife en las clases que solía impartir de bioética,
asignatura que importó de Estados Unidos a México y que vulgares plagiarios
pretenden expropiar), representan simbólicamente al 99 por ciento de la
humanidad que desea exterminar al uno por ciento de la plutocracia global, como
ha sido disecado por los indignados de Wall Street, que se han sumado a la corriente
planetaria de liberación ciudadana.
Pero
no es tan grave: en una coyuntura de sequía de pensamiento, desde la política
hasta la filosofía, debido a la descerebración a la que incurrió
deliberadamente la desregulada globalización financierista, urge rescatar a los
pocos pensadores que sobrevivieron el naufragio mental del infectado intelecto
occidental excesivamente bursatilizado, mucho peor en sus alcances culturales
que el doble cataclismo del financierismo y el economicismo.
Wallerstein sentencia el
fin del capitalismo y el inicio de la gran incertidumbre
A propósito de la crisis
del capitalismo: según Wallerstein es la crisis final, y la batalla en marcha
no es sobre el destino del capitalismo en sí, sino de lo que va a
reemplazarlo…“El capitalismo moderno ha llegado al final de su camino. No es
capaz de sobrevivir como sistema,” Wallerstein y agrega: “Lo que estamos
viendo es la crisis estructural del sistema. Una crisis estructural que comenzó
en la década de los setentas del siglo XX y que mantendrá sus nefastos
estertores por diez, veinte o cuarenta años. No es una crisis a resolver en el
curso de un año o un momento. Se trata, pues, de la mayor crisis de la
historia. Estamos en la transición a un sistema nuevo y la lucha política real
que se ha desatado en el mundo con el repudio de la gente, no plantean el nuevo
curso del capitalismo, sino sobre el sistema que habrá de reemplazarle”.
En
la medida que, para Wallerstein, el capitalismo está en vía de extinción y en
tanto que la batalla que hoy se libra es para preparar el modelo económico de
reemplazo, la cuestión es la vía a seguir para sustitur eficazmente al
capitalismo. “Estaríamos cerca de un mundo relativamente más democrático e
igualitario – esta es una perspectiva” aseveró y luego dijo: “Jamás
estuvimos en una situación similar en la historia mundial, pero es posible. La
otra perspectiva mantener el sistema de explotación, que es inequitativo,
desigualitario porque polariza la desigualdad. El nuevo sistema podría no ser
el capitalismo. Capitalismo es eso que vemos caer. Pero hay asimismo
alternativas peores que dentro del capitalismo”.
La crítica de Philippe Grasset (Dedefensa. org)
Wallerstein hace una
descripción técnica, económica de la manera en que el cambio podría
implantarse, entre le capitalisma en vías a un nuevo sistema. Se trata de un
proceso que el entrevistado denomina “bifurcación”. “Es lo que
técnicamente se ha llamado una bifurcación de un sistema”, dijo. “Sus
raíces están en muchos aspectos separadas de la continuación de los principios
básicos del capitalismo, que es concebido como acumulación de capital. Este es
el punto central del sistema. Un sistema que ha trabajado maravillosamente en
ciertas etapas en el medio milenio que lleva de existencia. Ha sido un sistema
exitoso, pero ha dejado de funcionar como ocurre con todo sistema”. “Lo
que ocurre en una bifurcación es que en algún punto del crucero, el sistema
queda anclado en una nueva situación estable – la crisis ha terminado; estamos
en el nuevo sistema”.
En
suma, Wallerstrein describe los peligros, que en su opinión son considerables,
del proceso de cambio, lo que implica por una parte la inhumación del
capitalismo y, por otra parte, el nacimiento y la instalación de un nuevo
sistema. La situación contiene riesgos porque es inevitable un período de
parálisis entre el sistema que desaparece y el nuevo La presión sistémica
ejercida por el sistema económico y político ha llevado a la fragmentación de
sus diferentes opciones y concepciones; y en tanto que el hundimiento del atlantismo
abre el camino a la verdad de la situación, es decir, a un sistema general del
que nadie escapa, y que está a punto del hundimiento, engendrando a su paso una
diversidad de reacciones críticas ciertas. De alguna manera, el enemigo
principal ha cambiado: Entre 2001-2007 se trató del sistema anglosajón y su
concepción del capitalismo ahora le toca al sistema general mismo, o lo que
denominan los belgas la “Contra-Civilización”. Una cadena de ideas
inevitables que no son subrayadas por el entrevistado. Por ello los estrategas
belgas proponen que seamos mayormente críticos de Wallerstein.
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